Tras
las vacaciones veraniegas (aquí en el hemisferio occidental)
volvemos a poner manos a la obra en nuestro blog. Durante los meses
pasados he estado absorbido por otras tareas y especialmente por los
últimos retoques a mi edición sinóptica de las memorias del rey
Jaime I en la parte referida a la conquista de Valencia, es decir el
texto catalán (el Llibre del Fets, c. 127-289) y la traducción
latina de Marsili (el Liber Gestorum, III, 1-41), que espero publicar
muy pronto.
Sin
embargo durante este tiempo mi mente siempre ha tenido un ojo puesto
en posibles temas para publicar en nuestro blog de latín.
Casualmente tropecé con una publicación en Internet en la que
abordaban el tema de la “sedes stercoraria” y el supuesto examen
de los genitales a los que se sometía a los futuros pontífices.
Aunque esta fábula forjada a finales del s. XIII no la toma en serio
ningún estudioso, sin embargo sigue divulgándose por algunos
blogueros que unen la audacia a su ignorancia.
Según esta fábula los elegidos al pontificado debían someterse a un examen genital para verificar que eran varones (y evitar que volviese a ocurrir el caso de la papisa Juana). Como toda buena fábula tiene un objeto o hecho real y verificable que sirve para darle un aura de veracidad: en este caso se trata de un par de tronos con un gran agujero en el asiento, los cuales se hallaban en el palacio papal Lateranense y que se usaban durante la ceremonia de entronización papal.
Plano del actual conjunto de edificios del Laterano, que fue el centro del poder papal antes de ser desplazado por el Vaticano. Captura de pantalla de Google Maps. |
Según esta fábula los elegidos al pontificado debían someterse a un examen genital para verificar que eran varones (y evitar que volviese a ocurrir el caso de la papisa Juana). Como toda buena fábula tiene un objeto o hecho real y verificable que sirve para darle un aura de veracidad: en este caso se trata de un par de tronos con un gran agujero en el asiento, los cuales se hallaban en el palacio papal Lateranense y que se usaban durante la ceremonia de entronización papal.
Antes
de entrar a examinar los textos más antiguos que recogen esta
leyenda hay que aclarar algunas nociones previas:
1)
Las ceremonias de elección y consagración del sumo pontífice han
ido variando a lo largo de los siglos. En los primeros siglos la
ceremonia poco se debió diferenciar de la elección y consagración
de cualquier obispo. A lo largo de los siglos IV al VII se fue
afianzando el poder temporal de los papas, que en el s. VIII
alcanzaron plena autonomía del control bizantino: a partir de
entonces se asienta la idea que el papa no solo tiene autoridad
espiritual sino que es señor temporal de la ciudad de Roma y los
territorios vecinos que le están sometidos.
(Si quieres saber cómo era la ceremonia en el s. XII, lee esta entrada).
(Si quieres saber cómo era la ceremonia en el s. XII, lee esta entrada).
2)
En la etapa más antigua la elección del obispo de Roma debió ser
un asunto en el que el pueblo participaba activamente junto con el
clero. Con el paso del tiempo solo los clérigos realizaron la
elección, pero el elegido debía ser presentado al pueblo para ser
aclamado, y solo después de esa aprobación popular se procedía a
la consagración. Este sistema de tres pasos (elección clerical -
aclamación popular - consagración) ha subsistido hasta la
actualidad, aunque con infinidad de variantes. Es probable que en el
s. VIII, cuando se afianzó la idea del papa como señor temporal,
fue cuando se introdujo un cambio en la ceremonia de entronización
para reflejar mejor su función como príncipe gobernante, por ello
se introdujo un cuarto paso que consistía en la recepción de los
signos de su poder temporal y la toma de posesión del palacio
lateranense.
3)
Hay que saber que la basílica lateranense y el palacio lateranense
eran dos edificios distintos que estaban uno al lado del otro, y
alrededor de ellos habían otras edificaciones formando todo un
conjunto. También téngase en cuenta que este conjunto recibió
múltiples reformas a través de los siglos, y que su configuración
actual es la que asumió a mitad del s. XVII, aunque después se
hicieron más reformas internas y externas. Del conjunto medieval
queda muy poco: la capilla papal llamada “Sancta Sanctorum” y el
claustro y patio principal del monasterio benedictino.
3)
La basílica de San Juan de Letrán fue durante siglos el sitio
habitual de la elección papal durante la Edad Media, aunque también
se verificaron elecciones en otros lugares. El clero se reunía en
dicho templo y realizaba la elección; luego el elegido era llevado a
la entrada del templo y se sentaba en un trono que estaba afuera,
junto a la entrada. Ahí se proclamaba el verso bíblico: “Dios
levanta del polvo al pobre, y del estiércol ensalza al menesteroso,
para hacerlo sentar con los príncipes y heredar un trono de honor”
(I Sam 2, 8). Por eso se llamaba a ese trono en latín “sedes
stercoraria”. Ahí el elegido era aclamado por el pueblo mientras
lanzaba monedas a los presentes. Es probable que este trono es el que
actualmente se conserva en el claustro del Laterano. Las siguientes
ceremonias no siempre han conservado el mismo orden pero básicamente
siempre incluían estos dos pasos: a) el elegido es llevado
triunfalmente a la basílica de San Pedro y ahí es consagrado; b) el
elegido toma posesión del palacio lateranense como expresión de su
poder temporal: esta ceremonia se realizaba junto a la capilla papal
(llamada “Sancta Sanctorum”) que había en el piso superior del
palacio; ahí habían dos tronos “de pórfido” los cuales tenían
los asientos agujereados, en los cuales el papa se sentaba
sucesivamente mientras recibía las insignias de su poder temporal.
Esos tronos se conservan hasta hoy: uno en el Museo Vaticano (llevado
ahí por orden de Pío VI) y otro en el Louvre (se lo llevó Napoleón
como botín en el s. XIX).
4)
Todos los estudiosos están de acuerdo en que los dos tronos “de
pórfido” (en realidad es mármol rojo) eran letrinas de época
romana, quizás del palacio de Constantino I. ¿Por qué los llevaron
al palacio papal y los usaron en la ceremonia de entronización?
Seguramente atendiendo a su belleza artística y al hecho que su
color recordaba el distintivo de los emperadores romanos de quienes
los papas se sentían sucesores como señores de Roma. Seguramente
esto ocurrió en una época en que ya se desconocía su función
original, probablemente en tiempos del papa León IV (†
855), si se habla de estos tronos en el pasaje que dice:
“prudentissimus papa sedilia in ingresu de marmoribus patriarchii
construxit” (Louis Duchesne, Liber Pontificalis, París 1892, t.
II, p. 108). Por lo tanto al inicio debió verse como un detalle
menor el que aquellos “tronos” tuviesen un agujero en el asiento,
que además era fácil de obviar con cojines y otros paramentos
durante la ceremonia. Cuando la sede pontificia se trasladó a
Avignon (Cautiverio de Avignon: 1309 - 1377) el palacio lateranense
estuvo abandonado y en la mente de la mayoría se debió volver
borroso el recuerdo de las distintas ceremonias que ahí se
realizaban y su significado: a partir de entonces debió tomar más
fuerza las fábulas y explicaciones antojadizas sobre aquellos
extraños “dos tronos de pórfido”. Incluso muchos confunden
hasta hoy estos dos tronos con la “sedes stercoraria”.
La llamada "sedes stercoraria" que originalmente estaba en el atrio de la basílica y actualmente se expone en el claustro benedictino del Laterano. Foto del sitio web "roma.mysupersite.it". |
Ahora pasemos revista a los textos más antiguos que nos informan sobre la aparición y difusión de esta leyenda. La primera noticia cierta sobre la existencia de esta fábula la hallamos en la crónica de la abadía de Saint-Pierre-le-Vif de Sens escrita a finales del s. XIII en Francia por el monje Gaufridus, el cual, tras narrar la fábula de la papisa Juana (puedes leer el texto completo en mi entrada del 30/10/2015), dice que hay el rumor que desde entonces los romanos hacen un examen genital al elegido papa:
Geoffroy
de Courlon, Cronica (c. 1295), tab. XXIII, editado por Gustave
Julliot, Sens 1876, p. 298
Ella fue llamada Juan durante su papado. Rigió
durante dos años, siete meses y cuatro días. La sede quedó
vacante un mes.
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Ista uocata fuit in papatu Iohannes. Sedit
annis duobus, mensibus septem, diebus quatuor. Cessauit papatus
mense uno.
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No se inscribe entre los otros [papas] a causa
del engaño sobre su sexo.
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Non scribitur inter ceteros propter deceptionem
sexus.
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Se dice que de ahí los romanos tomaron la
costumbre de comprobar el sexo del elegido por el agujero de una
cátedra de piedra.
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Unde dicitur quod romani in consuetudinem
traxerunt probare sexus electi per foramen cathedre lapidee.
|
Otro
autor casi contemporáneo, el fraile dominico Robert de Uzés (†
1296), también francés, incidentalmente nos dejó testimonio de la
difusión de esta creencia, mientras relataba sus visiones místicas,
las cuales puso por escrito en 1292:
Robertus
de Usetia, Liber uisionum, cap. 3, en Liber trium virorum
et trium spiritualium virginum, f. 25r, editado por Jacobus
Fabrus, París 1513.
El año del Señor 1291, cuando yo moraba en la
ciudad de Orange ..... retirado eso, fue puesta ahí una imagen de
plata de santa María con su hijo.
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Anno Domini millesimo ducentesimo nonagesimo
primo, cum in Aurasica ciuitate morarer .... illoque amoto, posita
fuit ibi imago beatae Mariae cum filio argentea.
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Mientras la estaba mirando, el Espíritu me
llevó al palacio Laterano y me puso en el pórtico delante de los
tronos de pórfido, donde se dice que se averigua si el papa es
varón; y todo estaba lleno de polvo, y ahí no se veía ningún
viviente.
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Haec dum inspicerem, duxit me Spiritus ad
Lateranense palatium et posuit me in porticu ante sedes porphyrii,
ubi dicitur probari papa an sit homo; et omnia puluere plena
erant, et uiuens ibi non uidebatur.
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La sede "de pórfido" que se conserva en el Museo Vaticano. Foto de la "Academia de Liturgia Sao Gregório Magno" en su web movimentoliturgico.org. |
En
una edición de las “Mirabilia” (que era una especie de guía
turística y curiosidades sobre Roma) del a. 1375 encontramos una
referencia a nuestra leyenda.
ms.
Vat. lat. 4265 (a. 1375), en Gustavus Parthey, Mirabilia Romae,
Berlín 1869, p. 51 - 52.
.... en [la basílica] Lateranense, delante del
atrio, está la “sede del estiércol”, donde se dice que el
papa se debe sentar cuando es consagrado [en el puesto de] san
Pedro. Y dice: “Plata y oro no tengo, pero lo que tengo, te
doy”.
|
... in Laterano, ante ambitum, est sedes
sterquilinii, ubi papa ducitur ad sedendum, cum ad sanctum Petrum
est consecratus. Et dicit: “Argentum et aurum non est michi,
quod autem habeo, hoc tibi do”. [Hech 3: 6]
|
En el piso superior del palacio [lateranense],
ante [la capilla de] el “Santo de los Santos”, hay dos sedes,
en las que se investiga si el papa es hombre o mujer.
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Supra palatium, ante “Sancta Sanctorum”,
sunt due sedes, in quibus consideratur papa, an masculus sit an
femina.
|
Entre
abril de 1402 y junio de 1406 estuvo en Roma el canonista inglés
Adam de Usk († 1430),
donde se había exiliado voluntariamente tras haber sido indultado de
una condena por asaltar a un transeúnte y robarle un caballo y
dinero. Durante su estancia en Roma, en octubre de 1404, ocurrió la elección y entronización del papa Inocencio
VII, las cuales narra como testigo lejano en desorden y de modo
fragmentario, mezclándolo con relatos populares que corrían en boca
del vulgo.
Ada
de Usk, Chronicon, editado por Edward Thompson, London 1904, A.D.
1404, p. 90
Pero por abominación a la papisa Agnes, de la
cual hay una imagen de piedra con su hijo cerca de [la iglesia de]
San Clemente por la vía recta, hace un rodeo, y el papa, bajando
del caballo, entra en esa iglesia para su entronización.
|
Ad detestacionem tamen pape Agnetis, cuius
ymago de petra cum filio suo prope Sanctum Clementem in uia recta
existit, per obliquum declinans, pro sui intronizacione, eandem
ecclesiam papa, ab equo descendens, ingreditur.
|
Ahí toma asiento en una cátedra de pórfido,
horadada por la parte [inferior] para que el cardenal más joven
[compruebe] que tiene testículos. Y con el canto “Te Alabamos”
es llevado al altar principal.
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Ubi in porphirea cathedra, ob hoc forata ex
parte per iuniorem cardinalem quod habet uirilia, sedet. Et cum
cantu “Te Laudamus” ad summum altare defertur.
|
Encontramos
un relato más fidedigno de las ceremonias de entronización en una
carta del humanista Iacopo di Angelo da Scarperia (†
inicio 1411), famoso por sus traducciones del griego al latín. El 3
de diciembre de 1406 había sido elegido papa Gregorio XII y poco
después Iacopo escribía una carta a Crisolora, su maestro de
griego, narrando en detalle la ceremonia de entierro del papa
difunto, y las solemnidades que rodean la elección y consagración
del nuevo papa. En aquel entonces Iacopo, gracias a la protección de
un cardenal, había obtenido el puesto de “escritor apostólico”
en la curia pontificia y por ello su testimonio es plenamente
fidedigno respecto a la ceremonia de entronización papal. Casi al
final de su relato narra las ceremonias de la toma de posesión del
palacio lateranense.
Iacobi
Angeli epistola ad Emanuelem Chrysoloram, en L. Mehus, Leonardi Dathi
epistolae XXXIII, Florencia 1743, p. 92.
Después, dentro del palacio sube [las
escaleras] y va directo a la sagrada capilla de san Silvestre.
|
Intra regiam deinde ascenditur iturque continuo
usque sacellum beato Silvestro sacratum.
|
Junto a ella hay dos sedes iguales labradas en
pórfido, sobre las cuales, ya que están perforadas, el vulgo
narra la demencial fábula que se examina al pontífice [para
saber] si es varón.
|
Iuxta hoc geminae fixae sunt sedes porphyretico
incisae lapide, in quibus, quod perforatae sint, insanam loquitur
vulgus fabulam quod pontifex attrectetur an vir sit.
|
Sentándose en la sede derecha primero recibe
una vara, luego unas llaves de manos del rector de la capilla, la
cual se llama “Santo de los Santos”.
|
In dextera sedens sella baculum primo, deinde
claves per praesidem sacelli, quod Sancta Sanctorum appellatum,
assumit.
|
Cuando se levanta, las lleva en sus manos [e.d.
la vara y las llaves] hasta la otra sede, en la cual es ceñido
por el mismo rector con un cinturón rojo, del cual pende una
bolsa que contiene doce piedras de incalculable valor.
|
Haec, quum surrexit, manibus portat usque
alteram sedem, in qua ab eodem praeside rubra cingitur zona, cuius
in pendenti loculo conduntur lapides duodecim precio incredibili.
|
Otro ejemplo de cómo se difundía irreflexivamente esta fábula lo tenemos en la historia de Milán escrita por Bernardino Corio († c. 1519) un autor que escribió en un italiano latinizante, que copia en abundancia otras fuentes con poco o nulo sentido crítico y que en su obra acoge muchas fantasías, y en general escribe en desorden, mezclando los hechos importantes con minucias. En la última parte de su obra Corio describe la elección y entronización del papa Alejandro VI (Rodrigo Borgia) que ocurrió el 11 de agosto de 1492. Ya que Corio ni era eclesiástico ni pertenecía a la alta nobleza describe superficialmente las ceremonias propiamente religiosas mientras que nos narra con gran detalle los festejos y cortejos en las calles de Roma de las cuales fue testigo presencial. Por último, concluyendo su relato de la entronización, escribe las siguientes líneas:
Bernardinus
Corius, Mediolanensis patria historia, Milano 1503, Pars VII, (folios
sin número, cuadernillo Riiii-v)
La basílica de San Juan estaba cerrada, y ahí
había gente de armas de modo que al abrir no dejaron entrar tras
el pontífice a nadie mas que a los prelados. Y el señor Virginio
Orsini estaba custodiando la puerta.
|
Il templo di Sancto Giouanne era
serato, e quiui stauano le gente d'arme in modo che aprendose non
lassarono entrare dreto al pontifice se non
li prelati. E il signore Virgilio Vrsino era ala
custodia de la porta.
|
Finalmente habiendo realizado las usuales
solemnidades en [la capilla de] el “Sancta Sanctorum”, y
examinarle en privado los testículos, y dada la bendición,
regresó al palacio.
|
Finalmente essendo fornite le solite
solemnitate in Sancta Sanctorum, e
dimesticamente tochatoli li testiculi, e data
la benedictione ritornò al palacio.
|
Alejandro VI entró en el pontificado manso
como un buey, pero lo ha gobernado como un león.
|
Entrò al pontificato Alexandro Sexto mansueto
come boue, l'ha administrato come leo.
|
Es
obvio a partir de sus propias palabras que Corio no fue testigo
presencial del supuesto examen genital del pontífice, sino que él
imagina que dicho examen se habría realizado en privado en o junto a
la capilla papal (que se solía llamar “Sancta Sanctorum” por la
calidad y cantidad de reliquias sagradas que ahí se depositaban).
Dicho en otras palabras: ya que él no pudo ver en ningún momento de
las distintas y largas ceremonias de la entronización el supuesto
examen genital, entonces Corio imagina que debió realizarse en
privado, cuando el papa estaba a solas con los eclesiásticos. Parece
que al escribir estas líneas Corio olvida que Alejandro VI entonces
ya tenía al menos siete hijos y una larga lista de amantes, y que en
Roma y toda Italia nadie dudaba de su virilidad.
Tras
el estallido de la Reforma protestante las fábulas de la papisa
Juana y el examen genital de los papas tomaron nuevo impulso y aunque
desde entonces ha sido refutadas muchas veces y todos los estudiosos
niegan su historicidad, sin embargo hasta hoy se sigue propalando
como un hecho cierto en parte por la ingenuidad de algunos y en parte
por la falta de información fidedigna.
La verdad es que no sabía que un simple y popular mito urbano de la Roma medieval tuviese tras de sí tal cantidad de trasfondo histórico y literario. Claro está que el mito del exámen genital a los nuevos papas ha sido derrumbado y no es más que una habladuría. Sin embargo, no deja de ser una historia fascinante y que demuestra la gruesa capa mística que solía recubrir a los dirigentes de la cristiandad occidental en la Ciudad de Roma.
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