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sábado, 18 de septiembre de 2021

TIEMPO DE VIAJES

Tres españoles (Alonso, Andrés y Álvar) y un subsahariano (Esteban) han sido hallados hambrientos y semidesnudos en la región de Culiacán (México). Ellos habían salido de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz, España) rumbo a Florida (USA). A ellos se les daba por muertos, ya que formaban parte de aquellos trescientos españoles que desembarcaron en Florida y de los que durante ocho años no se había vuelto a tener noticia. Estos únicos cuatro sobrevivientes confirmaron lo que se temía: que todos los demás habían muerto, ahogados, asesinados o por enfermedades, hambre y penurias. Las autoridades locales han tomado medidas para que se recuperen y sean repatriados a España. 
El relato de este desgraciado viaje es rigurosamente cierto. Es lo que ocurrió a la expedición encabezada por Pánfilo de Narváez, que creyó que encontraría riquezas en Florida, pero encontró un atroz destino para él y todos los que le siguieron. Zarparon de España en 1527, desembarcaron en Florida en 1528 y solo cuatro regresaron para contarlo en 1537. 
Nosotros, los Ulises modernos, solo tenemos que lidiar con los gigantes de las aerolíneas o tour operadores, con taxistas ladinos y menú sorpresa, con las mil cabezas de los permisos y restricciones COVID, y controlando siempre el miedo a perder la tarjeta, el pasaporte, o quedarte sin batería o conexión. ¡Por lo menos no nos disparan flechas envenenadas! 
Detalle de una ilustración de la Carta Marina de Olaus Magnus, c. 1544.

 
El siglo XVI fue la era de los grandes viajes y los grandes descubrimientos, cuando por fin el ser humano pudo empezar a ver el mundo tal como era, cuando por fin ya no había que recurrir a elucubraciones filosóficas o teológicas sino que tenías el vivo relato de un portugués, español, francés o inglés que no solo te relataba las nuevas tierras, mares y pueblos que había conocido en el otro hemisferio, sino que traían plantas y animales nunca vistos ni imaginados. Y tras la revolución psicológica, social y económica que supuso el Nuevo Mundo, también empezó a gestarse una revolución en el campo de las Ciencias Naturales, especialmente en el campo de la Botánica y Zoología. Junto con exploradores, soldados y frailes, también viajaron algunos espíritus científicos que anhelaban descubrir y catalogar las nuevas plantas y sus propiedades, como por ejemplo el médico español Francisco Hernández († 1587) que durante tres años recorrió México y observó y catalogó centenares de aves y plantas desconocidas en Europa. 
Toda esta eclosión de novedades y expectativas fue acompañada y avivada por un invento reciente: la imprenta y el negocio editorial. Durante el s. XV se imprimió principalmente obras teológicas y textos clásicos, pero con el descubrimiento del Nuevo Mundo los impresores hallaron un rico filón. Primero fueron los cuadernos de viaje de los marineros (así sabemos día a día las peripecias de los viajes de Colón y Magallanes) y con ellos los primeros mapas. Luego fueron los relatos de las exploraciones (así sabemos, por ejemplo, el desgraciado destino de la expedición de Pánfilo de Narváez). Luego el relato de las conquistas (por ejemplo el que redactó Bernal Díaz del Castillo que participó en la conquista de México). Luego vinieron los que intentaron hacer una síntesis y ofrecer una descripción general del Nuevo Mundo, de sus tierras, gentes, ciudades, animales y plantas exóticas. Es curioso que la mayoría de estas obras fueron escritas por autores que nunca salieron de Europa: son famosos los españoles Francisco López de Gómara (Historia general de las Indias) y Gonzalo Fernández de Oviedo (Historia general y natural de las Indias) que sí estuvo muchos años en Centroamérica, y los italianos Pedro Mártir de Anglería (De Orbe Novo decades) y Giovanni Botero (Le relazioni universali). 
También comenzó a hacerse publicaciones sobre diferentes campos de las ciencias, y entonces muchos volvieron los ojos hacia la última gran enciclopedia de Ciencias Naturales que se había publicado en Occidente: la "Historia natural" de Plinio el Viejo († 79), de la cual comienzan a aparecer traducciones en todas las lenguas. La primera traducción al castellano la realizó el antes citado Francisco Hernández, pero su trabajo quedó inédito e incógnito. 
Ilustración de la obra de Gerónimo de Huerta

 
Distinta suerte tuvo el médico Gerónimo de Huerta († c. 1645), pues su traducción de los libros 7 - 8 (Madrid 1599) fue acogida con tal entusiasmo que pronto publicó el libro 9 (Madrid 1603) y finalmente la obra entera en dos tomos (Madrid 1624 y 1629). Gerónimo de Huerta tuvo el acierto de no limitarse a la traducción sino que añadió numerosos escolios explicando o ampliando el texto de Plinio, y con frecuencia concordando o rectificándolo con los dogmas católicos. 
Aunque Huerta escribe en castellano, he decidido publicar en mi página web un pequeño fragmento de su obra (su Anotación al libro 6, cap. 34), por una razón principalmente: para llamar la atención al lector sobre toda la abundante y curiosa literatura sobre el Nuevo Mundo (viajes, geografía, mapas, descripción de pueblos, costumbres, animales, plantas, etc). Esta clase de literatura se escribió en todas las lenguas, pero principalmente en castellano, ya que España tuvo un gran papel en esta época de exploración y colonización. Y el hecho que esté escrito en castellano antiguo es una segunda razón, pues la mayoría cree que las lenguas son algo monolítico e inmutable. Ni el gallo sale del huevo con cresta, cola y cantando, ni el castellano de hoy es el mismo de hace 5 siglos. Para los que nos gusta pasear por el jardín de las palabras es interesante observar las diferencias ortográficas y rescatar muchas palabras en desuso. Además, aunque es cierto que la obra de Huerta no destaca en originalidad ni brillo literario, sin embargo en la Anotación, que he transcrito, presenta un interesante resumen sobre el Nuevo Mundo que espero despierte el interés por conocer más, zambulléndose en los libros, y ¿por qué no? también viajando a los lugares que describe. Sobre todo antes que desaparezcan: oprime el corazón cuando describe la inmensa laguna de Cuitzeo (Michoacán, México) y actualmente sabemos que está a punto de desaparecer, o pueblos que una vez florecieron y hoy son cuatro calles polvorientas que cuesta mucho ubicarlos en el mapa. 
Mapamundi en la obra de Gerónimo de Huerta

El fragmento seleccionado puede leerse completo en este enlace. Aquí pongo una breve sección con algunas adaptaciones para el formato de blog. 
 
 
Gerónimo de Huerta, Historia natural de Cayo Plinio Segundo, traducida y ampliada con escolios y anotaciones, Madrid 1624, tomo 1. 
 
[p. 233-234] Florida 
85. La Florida, llamada assi por auerse descubierto dia de Pascua Florida, està en veinte y cinco grados; tiene veinte leguas de largo; es su gente belicosa y ligera, andan casi desnudos, excepto los nobles que [p. 234] se visten de pieles de martas. 
86. Tienen abundancia de cieruos, de los quales ay tres diferencias; y una generacion de vacas [= bisontes] tan grandes como cauallos, con vna giba en el lomo, como camellos. 
87. En esta costa estan tres presidios del rey, que son: Santiago [= en Sisal, Yucatán, México], San Agustin [= en la ciudad homónima en Florida, USA] y San Felipe [= ruinas cerca de Charleston, Carolina del Sur, USA]. 
88. Desde La Florida a Iucatan, que es otro promontorio que sale hazia el norte, ay nouecientas leguas de costa, y mientras mas va entrando en el mar, mas se ensancha con dos cabeças, que a la septentrional llaman Cabeça Roxa, y a la meridional, Cote. 
89. Eran sus naturales valientes y ligeros, vsaban arcos (como todos los indianos) y rodelas, y hastas de madera con puntas de piedra o huesso, y coraças de algodon. Sacrificauan a los enemigos que cautiuauan, teñianse de negro el rostro y cuerpo; adorauan la cruz y vsauan la circuncision. Es tierra pobre de oro y plata, pero rica de carnes, frutas, miel, cera y aues. 
90. Tiene a sesenta leguas la isla de Cuba, hazia el oriente, que casi cierra el golfo que ay entre La Florida y Iucatan, llamado de vnos Golfo Mexicano, de otros Florido, y de otros Cortes. Entra la mar en este golfo por entre Iucatan y Cuba, y sale por entre Cuba y La Florida, y nunca es al contrario. 
 
[p. 235] Michoacán 
109. Con estos confina el Mechocan, prouincia apartada de Mexico cincuenta leguas. Tiene de circuyto ochenta. Es de las mejores tierras de la Nueua España: coge dos vezes en el año maiz y otras frutas diuersas; cria abundancia de algodon, seda, grana, miel, cera y ambar negra; es rica de oro y plata; y muy abundante de pesca, de donde tomò el nombre, porque Mechoacan significa "lugar de pesqueria". 
110. Son sus naturales hombres de grande ingenio, como se ve en las obras sutiles y curiosas que labran de pluma y de escultura. Es su lengua mas copiosa de bocablos que ninguna otra de los indios, y los que la entienden dizen ser muy elegante. Son de alta estatura, de buena complexion y de larga vida. 
111. En esta prouincia està la ciudad de Sinsonça [= Tzintzuntzan], cabeça antigua del reyno, y Pazcuar [= Pátzcuaro] y Valladolid [= Morelia], donde reside el Obispo. Por cima desta prouincia corre vn caudaloso rio, que despues de recebir otros doze, entra en vn lago llamado Cefalico [= Cuitzeo], que tiene cincuenta millas de circuyto, y saliendo dél, va con tortuosas bueltas y copiosas aguas, engendradoras de crocodilos, a entrar en el Mar del Sur. 
 
[p. 242] Perú 
193. Pero los reyes del Peru hizieron grandissimas fabricas; y entre ellas fueron los tambos, en los quales hazian prouision de sustento y armas para sus exercitos; y estos estauan de quatro en quatro leguas en los dos caminos reales que abrieron y allanaron estos principes: vno por lo llano y otro por las sierras; obras tan grandes que hizieron ventaja a las mas excelentes y costosas de los romanos y egipcios. 
194. Sus principales ciudades son Tarapata [= Tarapacá] con su puerto en veinte y vn grados; luego Arica; a la boca del rio y puerto de Quilca; y la tierra adentro la amena y deleytosa tierra de Arequipa, la qual està situada al pie de vn bolcan, goza de saludable ayre, de templança fresca, y florido y alegre suelo. Viene a su puerto la plata de Potosi y de [Río de] la Plata, y diuersas vituallas y mercaderias, y de alli parten con ello al Peru y a Panama. 
195. Luego se sigue el puerto de Hacari [= Acarí y su puerto Lomas] y la punta de San Nicolas, y Sangallan [= isla de San Gallán] y puerto de Pisco, donde se embarca el vino del Peru. Luego el puerto de Chincha, donde se embarca todo el açogue para todas las minas de Potosi y de Oruro y otras. Luego el puerto de Cañete y el Callao de Lima. 
196. Lima, que tambien se llama Ciudad de los Reyes, por auer tenido principio [el] dia de los Reyes, [el] año de 1530, està situada en la ribera de vn grande rio, dos leguas apartada del mar, donde tiene el puerto que llaman Callao [= guijarro = terreno de cantos rodados], llamado assi de vna isla que tiene enfrente. 
197. Està fabricada esta ciudad (la qual es de las mas ricas y mayores del mundo) con mucho arte, porque todas las calles principales de contratacion vienen a dar a la plaça [mayor] con proporcion y igualdad. Casi todas las casas tienen agua encañada del rio. 
198. Su ayre es templado. Està situada en doze grados y vn tercio. 
199. Reside en ella el arçobispo con su iglesia, el virrey y la audiencia real, y es cabeça assi del reyno como de todos los tratos y mercaderias dél
200. El valle desta ciudad es el mayor y mas abundante de todos los llanos: tan lleno de frutales, tan copioso de miesses y tan fertil de todas las cosas que la tierra produce, que parece [el] parayso.

viernes, 24 de junio de 2016

Francisco Javier Éder: La misión en armas


    Seguramente todos nosotros recordamos la película “La Misión” (The Mission, Reino Unido 1986), Óscar a la mejor fotografía, Globo de Oro a la mejor música (Ennio Morricone) con una gran actuación de Robert de Niro (capitán Rodrigo Mendoza) y Jeremy Irons (Padre Gabriel), y la batalla final en que la misión es destruida. De ese modo esta película representa lo que históricamente fue el dramático final de las 7 “misiones Orientales” jesuitas: en 1750 el Tratado de Madrid puso bajo control portugués dicho territorio; en 1754 los jesuitas abandonan las misiones pero los indígenas se niegan a obedecer; en febrero de 1756 un ejército español-portugués arrasa la oposición y los indios son dispersados o subyugados.

Imágenes de la escena final de "La Misión" (Reino Unido, 1986)

    Pero los indios no siempre perdieron. Entre 1620 y 1638 esa misma región ya fue azotada por los traficantes de esclavos. En 1638 dos sacerdotes jesuitas equiparon y organizaron militarmente a miles de indios que se enfrentaron con éxito y repelieron a los traficantes. A finales de 1640 los traficantes volvieron con una expedición más numerosa y mejor equipada, dispuestos a castigar las misiones, pero fueron derrotados de modo decisivo en varios enfrentamientos (febrero - marzo 1641) en torno a la misión de Asunción de Acaraguá y Mbororé (hoy La Cruz, Corrientes, Argentina) por un ejército de indios dirigidos por varios sacerdotes jesuitas y una docena de soldados españoles.
    En la región de los Moxos (Beni, Bolivia), los indios también sufrieron el mismo flagelo. Algunos enclaves portugueses en el Mato Grosso estaban en el cruce de una importante red de tráfico de esclavos, que no dudaba en adentrarse en territorio bajo dominio español. Eso ocurría porque España nunca dio mucha importancia a la región amazónica, la cual además era de difícil acceso y estaba habitada exclusivamente por tribus indómitas (aparte de los misioneros). Por todo ello, tanto indios como misioneros estaban abandonados a su suerte, pues rara vez las autoridades enviaban algún pequeño puñado de soldados para repeler a los intrusos.
    El jesuita F. J. Éder, del cual ya hablamos en la entrada del mes de marzo (si quieres ver su biografía y las peripecias de su valiosa obra, mira aquí), también nos ha transmitido el relato de la victoria de una tribu amazónica sobre los traficantes de esclavos.

Indio con armas. Dibujo de Bender a partir de los esbozos de Éder. Foto de Gallica BNF.
Éder primero nos describe a los llamados “mamelucos”, que era el tipo de traficante de esclavo que tuvo más presencia en su región.

Éder, Descriptio Provinciae Moxitarum in Regno Peruano, Budae 1791.
Los mamelucos, o paulistas, llamados así por la ciudad de Sao Paulo en territorio portugués, generados de promiscuas uniones entre indios y africanos, están divididos en varias tribus, que llaman castas, y esparcidos en gran número por todo Brasil. Siempre fueron muy dados a revueltas y motines, hasta el punto que a los reyes mismos, que intentaban reprimir su audacia por medio del ejército, los obligaron, más de una vez por las armas, a hacer la paz con ellos
Mameluci, alias paulistae, ab urbe Sancti Pauli iuris lusitanici adpellati, e connubiis cum indis ac aethiopibus promiscue initis progeniti, in varias tribus, castas vocant, divisi perque omnem late Brasiliam sparsi. Tumultibus ac seditionibus tantopere semper erant dediti, ut reges ipsos, qui audaciam ope militum coercere adtentabant, ad pacem secum componendam armis non semel compulerint.
Pero entre ellos se dividían por tantos odios que actualmente no hay esperanza de calmarlos; de hecho apenas pasa un día sin asesinatos; y no es un hombre solo que ataca a otro, sino la tropa de familias enteras que se atacan mutuamente.
Inter se autem ipsos tantis scindebantur odiis, ut iis sedandis spes nulla hodiedum suppetat; vix ulla certe praeterit dies absque caedibus; non vir modo virum invadit, sed in aciem familiae integrae contra se mutuo educuntur.
Muchos de ellos, para escapar de la vigilancia y justo castigo de los prefectos, se refugiaron en la frontera de Brasil, y pusieron sus bases en las colonias de portugueses, que eran casi vecinas a los Moxos. Un fortín del Mato Grosso, distante a catorce días de camino de nuestra parroquia, era el refugio de la mayoría.
Complures eorum, ut praefectorum vigilantiam aut justam vindictam effugerent, ad fines Brasiliae se se receperunt, et sedes [p. 278] in lusitanorum coloniis, quae moxitis pene confines erant, collocarunt. Mattogrosso, a nostri paroecia dierum quatuordecim itinere sejunctum, oppidum erat plerorumque receptaculum.
Pero el gobernador, encolerizado por sus crímenes, expulsó a todos ellos de su nido, bajo pena de muerte al que intentase volver.
Verum gubernator sceleribus hominum irritatus e nido illo suo omnes expulit, poena capitis proposita, siquis reverti adtentaret.
Por eso errantes y vagabundos comenzaron a sembrar e incluso a cultivar campos alrededor del río Guaporé. Pero cambiaron solo la localidad, no la actitud.
Quare errones et vagabundi circa fluvium Guapure, immo agros etiam colere, ac sementem facere inceperunt. Sed locum mutarunt, non ingenium.

Después de describir su vida en asentamientos “sin ley ni religión”, narra cómo esta escoria de la sociedad se dedica al tráfico de esclavos:
.... De noche rodearon sus chozas, mataron a los que osaron resistir, a los demás, tras robarles y saquear su casas, cargados de cadenas, los llevaron consigo; a algunos los retuvieron para su servicio, el resto lo vendieron en subasta como ganado en Mato Grosso.
[p. 279] ..... Cinxerunt de nocte eorum tuguria, resistere ausos interemerunt, ceteros, direptis rebus et exustis casis, catenis oneratos, secum abduxerunt; quosdam suis usibus retinuerunt, reliquos in Mattogrosso tanquam pecudes sub hasta vendiderunt.

Tras relatar otro ardid para capturar indios (se vestían de jesuitas para ganarse su confianza), Éder pasa a referir la victoriosa defensa de una tribu contra estos traficantes:

Pero el pillaje de los malvados no siempre se libró del castigo.
At non cessit nefariis praedatio semper e sententia.
La tribu salvaje de los caturí era más numerosa que las otras y por ello más llena de valor y audacia; ella, al oír la desgracia de los vecinos, ya que no dudaba que también estaba en la mira, fortificó bien su aldea con palos compactos y altos; además cavó profundos fosos alrededor, y con hojas y ramas de los árboles cubrió los hoyos, de modo que no levantaban sospecha de las fosas que yacían abajo; pero también llamó a sus aliados para que le diesen apoyo en el momento oportuno.
Natio erat barbara caturinorum ceteris numerosior ac proinde animis et audacia fidentior; quae strage vicinorum audita, cum se quoque ad ictum designari minime dubitaret, domicilia sua densis ac praealtis palis probe communivit; puteos praeterea circumcirca profundos cavavit, eorumque fauces arborum ramusculis et foliis sic contexit ut nullam fossae subter latentis praeberent suspicionem, sed et socios ad ferendas in tempore suppetias invitavit.
Tras unos días llegaron unos ochenta mamelucos, seguros de sí mismos y de obtener botín. Con gran ferocidad atacan la improvisada empalizada; pero al dispararles una lluvia de flechas, tienen que retroceder.
Aderant post dies aliquot mameluci numero octuaginta, sui atque praedae sicuri. Septa improvisa magna cum ferocia invadunt; sed, effuso repente sagittarum imbre, pedem referre coguntur. [p. 281]
Mientras los caturí se lanzan al ataque, sus aliados, puestos al acecho, salen de la selva vecina y persiguen a los fugitivos: a muchos hieren gravemente, a 17 caídos en el foso los acribillan con lanzas.
Erumpunt interea caturini, emicant ex adsitis silvis socii, in insidiis collocati, instant fugientibus: multos gravissime sauciant, septem et decem in puteum delapsos lanceis contrucidant.
No mucho después, tras recobrar ánimos, los mamelucos volvieron de nuevo y en mayor número.
Collectis animis non multo post iterum redierunt, et majore quidem numero.
Pero los salvajes, atentos a todos sus movimientos, pusieron centinelas en sitios convenientes y advirtieron del peligro oportunamente a las aldeas limítrofes.
Verum barbari in omnes eorum motus intenti excubias locis opportunis disposuerunt, et confines populos de periculo tempestive admonuerunt.
Con la llegada de aquellos [aliados], los mamelucos, ocupados en desmontar las vallas, de tal modo fueron rodeados por todas partes que, tras perder 20 de los suyos y muchos quedar heridos, fueron obligados a salir y huir en desorden.
Quorum adcursu mameluci, vellendis repagulis occupati, sic undique circumventi erant, ut viginti suorum amissis et plerisque sauciatis receptum ferro, sibi coacti fuerint aperire atque palatim diffugere.
Y en lo sucesivo no causaron ningún problema a esa tribu tan belicosa.
Neque genti tam bellicosae ullum deinceps negotium facessiverunt.


Algunas notas:
En el Brasil colonial, la capitanía de Sao Paulo abarcaba desde el Atlántico hasta la actual frontera con Perú y Bolivia. La antigua denominación Mato Grosso indicaba la región que ocupan los actuales estados brasileños de Rondonia, Mato Grosso y Mato Grosso do Soul. El río Guaporé es llamado así hasta hoy en el lado brasileño, mientras que en el lado boliviano se le llama Iténez; este río, a lo largo de más de 900 km., es la frontera entre la actual Bolivia y Brasil. Durante el s. XVII hubieron incursiones y asentamientos portugueses en la región, pero la fundación oficial de ciudades y el nombramiento de autoridades no empieza sino hasta el s. XVIII.
No es lo mismo “Bandeirante”, “paulista” y mameluco”. “Bandeirantes” son los miembros de una “bandeira” o compañía paramilitar que se formaba en las zonas rurales. Originalmente se formaban para la autodefensa de los colonos; más tarde para formar expediciones en busca de oro o esclavizar indios. Estas compañías estaban formados por gente de toda índole y nación, y por lo general encabezadas por criollos portugueses. Paulistas eran los criollos (hijos de portugués e indios) de Sao Paulo; ahí la pobreza y la lejanía del poder central (durante mucho tiempo Sao Paulo fue la única ciudad tierra dentro) creó un sentimiento de independencia y aversión a la Corona y a la Iglesia. Mamelucos eran el fruto del cruce racial entre negros e indios, y muchos vivían de la delincuencia o enrolados en “bandeiras”.

jueves, 31 de marzo de 2016

Francisco Javier Éder: Lima del s. XVIII


El año 1751 desembarcaba en el puerto del Callao un joven sacerdote jesuita húngaro. Su destino eran las misiones en la región amazónica sureña del entonces Virreinato del Perú, una región poco conocida, desdeñada por las autoridades españolas (no había minas de oro ni plata), insidiada por los portugueses traficantes de esclavos, llena de peligros por las enfermedades, las fieras y las desconfiadas tribus indígenas. Ahí permaneció casi 17 años y nos ha dejado un valiosísimo testimonio sobre las culturas amazónicas de esa región.
Francisco Javier Éder nació en Banská Stiavnica, en 1727 (entonces parte del Reino de Hungría, hoy en Eslovaquia). Se hizo jesuita a los 15 años y llegó en 1751 al entonces Virreinato del Perú, siendo designado para las misiones en la región de Moxos (hoy Beni, Bolivia).
Estuvo en Lima, de paso hacia la actual Bolivia, y recorrió dos veces el centro y sur del actual Perú, pero sus observaciones más valiosas son sobre la parte amazónica en la actual frontera entre Bolivia y Brasil, donde describe las creencias y costumbres de los distintos grupos indígenas así como las novedosas plantas, insectos y animales que encontró en aquella región.
Éder estuvo en aquella misión hasta que se decretó la expulsión de los jesuitas, y en abril de 1768 tuvo que emprender el viaje de retorno a Europa, a su patria, donde pocos años después murió (Banská Bystrica, 17 abril 1772).
De vuelta en su patria, Éder había empezado a componer, a petición de amigos, su “Descriptio Provinciae Moxitarum in Regno Peruano”, en la que intentó volcar todos sus recuerdos y experiencias de sus años como misionero en tierras americanas.
Pero, por desgracia, la obra de Éder quedó inacabada (muchas secciones, especialmente de la segunda parte, son casi meras anotaciones de temas que seguramente pensaba desarrollar, a veces en desorden) e inédita debido a su repentina muerte.
Mapa de la región de Moxos, dibujado por Binder a partir de un dibujo de Éder, que aparece en la edición de 1791. Imagen de Gallica, BNF.

El jesuita János Molnár tradujo al húngaro y publicó algunos extractos (1783-1804). En 1791 el jesuita Pál Mako publicó en latín una versión abreviada de las secciones que encontró mejor acabadas y que le parecieron más interesantes y políticamente correctas (esta es la edición que puede hallarse en Internet y es la que uso aquí). (Nota agregada el 30/12/2016: ayer he hallado en Internet el manuscrito original del padre Éder y debo decir que la edición de Malko es una pálida sombra de lo que escribió Éder, al menos respecto a esta sección. Pronto espero publicar secciones del manuscrito original).
En 1888 el obispo y estudioso Nicolás Armentia publicó una traducción al castellano de la edición abreviada.
En época actual el historiador Josep Barnadas ( 2014) publicó una traducción al castellano basada en el manuscrito original, con una erudita introducción e índices, pero sin texto latino (Cochabamba, Revista Historia Boliviana, 1985). En 2009 se ha publicado una traducción del original latino al francés por Joseph Laure, por desgracia tampoco presenta el texto latino (Missionnaire en Amazonie. Récit du dix-huitième siècle d'un jésuite au Perou, en Bolivie et dans les réductions indiennes, París, Harmattan). Solo algunos capítulos en latín-francés han sido publicados en la revista Acta Ethnographica Hungarica.

A continuación algunos pasajes que reflejan como quedaron Lima y los limeños retratados en la mente curiosa de este jesuita húngaro. Todos los textos son de la edición de 1791, de la primera parte, capítulo primero. Conservo la ortografía que aparece en esa edición.

El emplazamiento de la urbe limeña es agradable en sí mismo pero le agrega más gracia el verdor de los árboles, huertos y campos existentes, así como por las aguas del río derivadas por medio de canales por todas partes.
Situs limanae urbis tum per sese amoenus est, tum haud parvam consequitur gratiam a virore adsitarum arborum, hortorum et camporum, ab aquis item e fluvio canalium ope quaqua versus derivatis.
Además la cercanía de [otros] poblados, ante todo el puerto del Callao, distante a solo dos leguas, hace que Lima abunde de productos de todo género, no solo americanos, sino incluso europeos.
Vicinitas porro oppidorum, cumprimis autem portus Callao, duabus duntaxat leucis sejuncti, illud efficit ut Lima, non americanis modo, sed etiam europaeis mercibus generum omnium [p. 9] abundet.
Y la tierra no respondería con avaricia al agricultor, si no fuese que toda la energía de sus pobladores se consume únicamente en la minería.
Neque gleba ipsa avare responderet colono, nisi omnis incolarum industria unice in eruendis metallis consumeretur.

Luego enumera dos azotes que flagelan Lima: los terremotos y el “inmenso ejército” de piques (o niguas, una especie de pulga que se introduce bajo la piel, especialmente en los pies).
Luego anota que aunque dentro de sus muros podrían vivir 600 mil habitantes, sin embargo la población no supera las 60 mil personas. Y agrega sobre la diversidad racial:

..... Entre ellos se estima que son unos seis mil los españoles sin ninguna mezcla racial con los indígenas.
[p. 10] .... Hos inter hispani, nulla sanguinis communione cum barbaris permisti, ad sex mille censentur.
Aquellos, que proceden de matrimonios mixtos entre españoles, indios y africanos, forman la restante multitud que es de tal variedad de colores y nombres que es difícil incluso enumerarlos.
Reliquam turbam illi conficiunt, qui e confusis hispanorum, indorum ac aethiopum conjugiis orti sunt, tanta colorum et nominum varietate ut vel enumerare operosum sit.

Luego observa que las casas están hechas de madera a causa de los frecuentes terremotos y que los techos son planos y sin ninguna clase de mortero a causa de la ausencia de lluvias.
Y sobre las calles y el tránsito:

..... Las calles no están adoquinadas; por eso, para evitar el polvo, así como el ardor del sol, y los hostiles insectos, todos, incluso los pobladores poco adinerados, conducen carros que tienen solo dos ruedas y tirados por un mulo.
[p. 11] ... Plateae caementis instratae non sunt; quare ad vitandos pulveres, solis item ardorem, et infesta animalcula, omnes, etiam mediocris fortunae incolae, praejuncto mulo, vectantur essedis, duabus duntaxat rotis instructis.
El número de tales vehículos fácilmente supera los seis mil.
Numerus hujusmodi vehiculorum sex mille facile aequat.

Y sobre el gusto de los limeños por el arte y su generosidad con los artistas extranjeros:

Respecto a la índole de los limeños, ella está inclinada a todo el saber.
Quod ad limanorum indolem adtinet, est ea ad omnem humanitatem informata.
Admirablemente entienden de pintura, música y las demas artes, y en las que ellos ignoran, acogen a los peritos en ellas con peculiar benevolencia, incluso munificencia.
Mire capiuntur pictura, musica ceterisque artibus, quas cum ipsi ignorent, peritos earundem [p. 12] peculiari benevolentia, immo etiam munificentia, complectuntur.
..... En verdad los limeños merecen esta dignísima alabanza: que todos ellos auxilian con empeño a esta clase de forasteros.
..... Habent enim limani hoc laude dignissimum: quod hujusmodi advenis certatim omnes opitulentur.

Luego describe el lujo de las casas y la ostentación que se hace en los convites “in Europa ipsa inaudito”, y la gran cantidad de adornos y objetos de oro y plata, así como las exorbitantes sumas que las mujeres gastaban en arreglarse.
Le sorprende la vivacidad de ingenio de los niños:

...... A menudo son de ingenio precoz, de modo que los niños de cinco o seis años no tienen menos raciocinio que los nuestros de diez años.
[p. 14] .... Ingenio plerumque sunt praecoce, ita ut quinquennes aut sexennes pueri bilustribus nostris usu rationis non cedant.
No es nada raro que los más aventajados acaben las letras y la filosofía a los trece años de edad, e incluso que hagan defensas públicas.
Literas mansuetiores una cum philosophia tertio decimo aetatis anno absolvere, ac publice etiam propugnare, res est minime infrequens.

Lamenta el autor que este ingenio se pierda y que todo se consuma en la minería y el comercio.
Por último destaca la atracción hacia lo novedoso:

..... Si algo nuevo se importa de Europa, sean unos cuchillos o unas tijeras más elegantes, sean unas cajitas de una forma todavía no vista, y otras mercaderías de ese tipo, verás a toda la ciudad, como sacudida de sus bases, acudir en masa.
[p. 15] .... Siquid ex Europa advehatur novi, si cultelli vel forficulae politiores, si pyxides formae nondum visae, et aliae idmodi merces, videas urbe tota, veluti sedibus emota, concursari.
Nadie se siente contento si no ha obtenido, al precio que sea, alguno de aquellos objetos deleitables.
Nemo se felicem reputat sine rebus hujusmodi ludicris, quantovis pretio, redimendis.
Este autor vio un cofrecito, hecho de cartón, y que entre nosotros sería de poquísimo valor, que fue adquirido al precio de ciento sesenta florines.
Vidit autor noster pyxidem, e papyro confectam, ac apud nos vilissimam, redemtam fuisse pretio florenorum centum sexaginta.


lunes, 30 de julio de 2012

Lemas latinos: en escudos de América


Los días 28 y 29 de julio en Perú se celebró la fiesta de la independencia nacional y quisiera resaltar la presencia del latín en la heráldica latinoamericana.
Cuando a principios del s. XIX las naciones latinoamericanas. una tras otra, se fueron sacudiendo del yugo colonial, en sus escudos nacionales trataron de afianzar su identidad y en ninguna de ellas aparece ningún lema en latín, (cuyo prestigio por aquel entonces estaba en franca decadencia). Los pocos lemas que aparecen están en sus idiomas oficiales, como en la bandera de Brasil (Ordem e Progresso) o en el escudo de Chile (Por la razón o la fuerza).
Sin embargo la mayoría de ciudades latinoamericanas conservaron los escudos recibidos en época colonial y en ellos si encontramos lemas en latín. Veamos a continuación algunos ejemplos.
EL ESCUDO DE LIMA
El escudo de la ciudad de Lima fue otorgado en 1537 por el emperador Carlos I y su madre Juana "la loca", reina de Castilla y Aragón. Fue el famoso conquistador Francisco Pizarro quien fundó la ciudad, la cual, según la costumbre española de ponerlas bajo la advocación de alguna fiesta religiosa, la llamó "ciudad de los reyes" en referencia a la fiesta de Epifanía (6 de enero), en la que la liturgia católica conmemora la visita de lo que la tradición llama "los tres reyes magos" que fueron guiados a Belén por una prodigiosa estrella. Por eso se puede ver en el centro del escudo de Lima la estrella y la tres coronas. Y es respecto a esa estrella que reza el lema :
HOC SIGNUM VERE REGUM EST, es decir, "Verdaderamente ésta es la señal de los reyes".
Escudo de la Ciudad de los Reyes. En la fachada de la Municipalidad de Lima (Perú)

Sobre el escudo se encuentra unas iniciales que nos remiten a los gobernantes que conceden el privilegio: I K, es decir, Ioanna Karolus, que son las formas latinas de los reyes Juana y Carlos. Aunque Juana la loca estaba recluida y apartada del gobierno oficialmente se la reconocía como reina y su nombre se anteponía al de su hijo en los documentos oficiales.
Es curioso notar que no se trata del águila bicéfala de los Habsburgo sino de dos águilas: está claro que representan el reino de Juana (el águila en heráldica es un signo femenino) y de su hijo Carlos (el águila había sido usado desde Federico Barbarroja como símbolo del sacro imperio romano germánico). También hay que notar que en el escudo original no aparecen las columnas de Hércules, que fueron añadidas en representaciones posteriores.

EL ESCUDO DE PUEBLA DE LOS ÁNGELES
A veces los lemas de las ciudades hacen referencia directa a un texto bíblico referido a su advocación religiosa. Por ejemplo la ciudad mexicana de Puebla de los Ángeles tiene como lema:
ANGELIS SUIS DEUS MANDAVIT DE TE UT CUSTODIANT TE IN OMNIBUS TUIS VIIS
Escudo de la ciudad de Puebla de los Ángeles (México), en una cédula de 1538. Foto de  Gusvel en Wikipedia, voz: Puebla.

Sin embargo en el texto bíblico al que hace referencia (Sal. 90, 11) aparece en futuro: mandabit (mandaré), y no en pasado: mandavit (mandó). De todos modos podría tratarse de una adaptación del texto. En ese caso traduciremos: "Dios te mandó a sus ángeles para que te custodien en todos tus caminos".

UN CASO COMPLICADO: EL ESCUDO DE POTOSÏ
Más complicado es el caso del escudo de la famosa ciudad boliviana de Potosí. Cuando los españoles descubrieron el valioso yacimiento se erigió una ciudad, que recibió un escudo (1547) del emperador Carlos I, pero ese escudo fue sustituido el año 1565 por el rey Felipe II. En ese escudo se incluye las columnas de Hércules, características de la corona española, con el lema PLUS ULTRA, es decir, "más allá" (en alusión a que el descubrimiento de América había permitido ir más allá de lo que antiguamente se creía que era el final de la Tierra).

Portada del manuscrito de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela ( 1736) en la que se ven los escudos de Potosí del 1547 y 1565. Tras su muerte, su hijo añadió algunos capítulos. La obra se mantuvo inédita hasta el s. XX.
Es curioso que ningún cronista colonial haga mención de un tercer escudo, sino que por el contrario Arzáns, al relatar la concesión del escudo de 1565 dice: "Estas armas (las de 1547) mantuvo Potosí hasta el año de 1565 en el qual por cédula del prudentísimo rey don Phelipe II, dada en el Bosque de Segovia, en 10 de agosto, se conzedió las que oi goza". Arzáns, Historia de la villa imperial de Potosí, lib. 2, cap. 5, f. 22r (Brown digital repository, image 63). Con lo cual queda claro que hasta el s. XVIII solo se conocía y usaba el escudo de 1565.

En el s. XIX se descubrió una cédula del año 1575 con la que el virrey Toledo no creaba propiamente un tercer escudo sino que retocaba ligeramente los elementos y añadía un lema en latín al escudo de 1565. La comparación heráldica nos muestra que son los mismos elementos: una corona, bajo ella un águila bicéfala, un escudo con 5 elementos (2 torres, 2 leones y la montaña), dos columnas a los lados. Solo varía la posición del toisón de oro, que primero rodeaba el conjunto y en 1575 se dispone sobre el águila.
(Nota añadida 27/09/2016: en la Real Provisión dice: "... un águila ymperial con dos cabezas cortadas y una corona en medio de las dichas dos cabezas ....". Este pasaje de redacción ambigua ha dado pie a que se interprete que se trata de un águila decapitada, lo cual es una interpretación muy audaz, ya que el virrey Toledo quiere ennoblecer más a la ciudad y no avergonzarla, cortando las cabezas del águila bicéfala imperial que su escudo ya gozaba. Más probable creo que se debe interpretar que "cortadas" simplemente quiere decir "separadas", pues luego menciona que la corona va sobre las "dos cabezas", no dos cuellos decapitados).
La principal novedad es un lema latino, que cayó en el olvido hasta que fue redescubierto a finales del s. XIX.
En la Real Provisión del 2 de agosto de 1575 el texto latino dice así:
CESARIS POTENTIA - PRO REXIS PRUDENTIA - ISTE EXCELSUS MONS ET ARGENTEUS - ORBEM DEBELARE VALET UNIVESISUNT.
Lo cual puesto en buen latín y libre de erratas sería: "Caesaris potentia - proregis prudentia - iste excelsus mons et argenteus - orbem debellare valet universum".

El escudo con el lema latino, según la reconstrucción del periodista Julio Lucas Jaimes , alias "Brocha Gorda", en su obra de 1905. Una errónea interpretación hace que el águila imperial aparezca decapitada.

Este es el diseño más fiable, que aparece en la obra de Mariano Baptista Gumucio, El Mundo desde Potosí. Nótese que dice: "valet universum".
Existen varias publicaciones que ponen valent, y además conservan el unive[r]sisunt, un término inexistente, fruto indudable de una errata, pero que se ha perpetuado, tal como vemos en la imagen de Wikipedia que vemos a continuación:
Escudo de la Villa imperial de Potosí (Bolivia), según una reconstrucción de José Fuertes, en Wikipedia, voz: Potosí. En marzo del 2012 la Municipalidad de Potosí ha formado una comisión para definir los elementos heráldicos de su escudo.

La traducción más común y difundida de este lema es la que en 1943 propagó la "Sociedad Geográfica y de Historia Potosí", la cual traducía así: "Por la potencia del César y por la prudencia del rey este excelso monte de plata fue descubierto ante el mundo todo".
Y en la citada obra de Mariano B. Gumucio, se ha traducido así:
"El poder del emperador así como la prudencia del rey y esta excelsa argéntea montaña bastan para enseñorearse del orbe universal".
Ambas traducciones fuerzan demasiado el texto. En la primera traducción se tiene que alterar el verbo poniéndolo en pasivo (el monte fue descubierto); mientras que en la segunda traducción ha multiplicado los supuestos nominativos (potentia / prudentia mons) y ha tenido que poner el verbo en plural para salvar el sentido de la frase, que de todos modos queda endeble.
Analicemos la frase paso a paso. La palabra PRO REXIS es fácil ver que se trata de una corrupción (común en aquella época) de PROREGIS = virrey, un término habitual en el latín colonial. No es tan evidente en cambio decidir si DEBELARE se refiere a debellare (conquistar, someter) o a develare (desvelar, mostrar).
Si traducimos el texto tal como se nos ha transmitido, tenemos: como sujeto iste excelsus mons et argenteus. Como verbo: debellare/develare valet. Y como acusativo orbem universum. Con lo cual:
"Esta excelsa y argéntea montaña puede mostrar/conquistar todo el orbe". Ya que tiene mayor sentido "conquistar todo el orbe" que "mostrar todo el orbe", descartamos esta segunda posibilidad.
Lo que queda de la frase sólo puede ser complementos circunstanciales : "con el poderío del emperador [y] la prudencia del virrey". Téngase en cuenta que en este contexto no es nada extraño que la conjunción "y" quede implícita.
Esta solución es la más sólida y respetuosa con el texto latino y explica mejor la presencia de dos títulos tan similares (Cesaris y rexis). Todo indica que se refiere a dos títulos y personas distintas: uno es Felipe II (Caesar = rey de España) y el otro el mismo virrey Toledo (prorex = vices regis = virrey), el cual visitó Potosí y dictó numerosas leyes para organizar mejor su explotación minera.
Por lo tanto la traducción del lema queda así:
"Con el poderío del rey y la sabiduría del virrey esta excelsa y argéntea montaña puede conquistar todo el orbe".
El sentido de la frase queda más claro si tenemos en cuenta que el verbo debellare tiene la idea de vencer y con ello acabar una guerra, es decir, no simplemente vencer una batalla, sino derrotar por completo al enemigo. Por eso también se asocia con la idea de "pacificar", en cuanto al acabar la guerra, viene la paz.
Debemos recordar que en 1568 había estallado en el norte de Europa la llamada "guerra de los ochenta años". Felipe II tuvo que orientar lo mejor de sus tropas para sofocar esa revuelta, obteniendo triunfos iniciales, pero cuando la campaña se alargó, el dinero se convirtió en un elemento necesario para mantener las tropas y contratar nuevos mercenarios. Los envíos de oro y plata del Nuevo Mundo entonces eran ansiosamente esperados por una economía exhausta: España era dueña de media Europa y de casi toda América pero se hundía bajo el peso de sus problemas económicos, debido a las múltiples y costosas guerras en que estaba envuelta. Cuando la explotación y envío de plata desde Potosí se volvió regular, eso debió ser una esperanza para la Corona española. La "excelsa montaña" cumplió las expectativas, pero no se puede decir lo mismo de la sabiduría de los gobernantes, pues Felipe II dejó el reino en quiebra económica y sus sucesores no supieron impedir su declive como potencia.