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jueves, 27 de agosto de 2020

La Iglesia ante los poderes mágicos (II): el "Corrector" de Burcardo de Worms

Siguiendo con nuestra exposición de textos para examinar el concepto que tenía la Iglesia sobre las prácticas mágicas, vamos a ver pasajes de una obra escrita a principios del s. XI (probablemente entre 1008-1014), por lo tanto casi exactamente un siglo después que la obra expuesta en la entrada anterior.
Burcardo de Worms nació en una familia de la nobleza germánica hacia el 965, por lo tanto le tocó vivir durante el brillante dominio de la dinastía otoniana y el renacimiento cultural que encabezaron Gerberto de Aurillac († 1002) y el abad Abón de Fleury († 1004). El año 1000 fue nombrado obispo de Worms, y más tarde consigue todo el poder temporal sobre la ciudad, convirtiendo Worms en un principado episcopal, donde despliega una gran actividad constructora, destacando la fortificación de la ciudad y la edificación de una nueva catedral más grande. Y para crear seguridad legal en todos los estamentos de la sociedad redactó la "Lex familiae Wormatiesis ecclesiae" (entre 1023-1025) en la que abordaba distintos aspectos de derecho civil y penal (herencias, dotes, robos, homicidios, etc.) adaptando las normas a las costumbres legales de la ciudad y a la realidad social de su tiempo.
Estatua de Burcardo junto a la Catedral de Worms. Foto de Wikicommons. Autor: Heidas.
En el plano eclesiástico su obra cumbre fue su "Decretum", que es una colosal colección de normas extraídas de actas conciliares, escritos de los santos padres, textos bíblicos, etc., tratando de ofrecer un compendio útil para resolver los conflictos internos de la iglesia (entre la diócesis, las parroquias, los monasterios y los laicos) y que al mismo tiempo sirva para que haya una mejor organización eclesiástica y mejor cumplimiento de los deberes pastorales. Por eso a parte de su finalidad primera, que es propiamente jurídico-moral (un compendio de derecho canónico y casos morales), también es una obra didáctica que busca la mejor formación del clero en sus funciones (administrativas, litúrgicas, pastorales) y en último término busca erradicar los males del clero (falta de oración, de predicación, ignorancia, avaricia, concubinato) y así lograr que también la feligresía abrace plenamente la fe de Cristo.
De los veinte libros que forman el "Decreto", el libro 19 obtuvo gran popularidad y desde muy pronto fue copiado de forma independiente, también después que el resto del conjunto quedase obsoleto frente a nuevas colecciones canónicas. En esta sección Burcardo abordaba los espinosos temas de la confesión de los pecados y la correspondiente penitencia. Estos tratados que se ocupaban de las ceremonias de la confesión (pública o privada), cuestionarios de pecados y su respectiva penitencia son conocidos como "libros penitenciales" y se difundieron entre el clero a partir del s. VI. Suelen estar unidos a tratados sobre los restantes sacramentos y otros ritos litúrgicos (bautismo, misales, unción de los enfermos, oraciones por los difuntos, etc) formando los llamados "libros sacramentales". Es evidente que esta literatura estaba dirigida exclusivamente para un público especializado: el clero.
El mismo Burcardo nos presenta su libro 19 con estas palabras:

Vat.lat.3809 f. 142r
Empieza el libro decimonoveno, que se llama "Corrector" y "Médico", que contiene plenamente las correcciones de los cuerpos y las medicinas de las almas, y enseña a todo sacerdote, incluso al simple, el fondo y la forma en que puede socorrer a cualquiera: al clérigo o al laico, al pobre, al rico, al niño, al joven, al mayor, al viejo, al sano, al enfermo, de cualquier edad y de ambos sexos.
Incipit liber nonus decimus, qui "Corrector" uocatur et "Medicus", qui correctiones corporum et animarum medicinas pleniter continet, et docet unumquemque sacerdotem, etiam simplicem, quomodo uel qualiter unicuique succurrere ualeat: ordinato uel sine ordine, pauperi, diuiti, pueri, iuueni, seni, decrepito, sano, infirmo, in omni aetate, in utroque sexu.

Inicio del libro 19 en el ms. Vat.lat.4880, f. 149v. Imagen de Digital Vatican Library.

Ya que estas obras basaban su autoridad en la de los autores que citaban (concilios, santos padres, etc), quedaba poco espacio para la originalidad o aporte personal, que quedaba casi limitado al criterio de selección de las citas y al modo de organizarlos y exponerlos. Pero en el caso de los cuestionarios de pecados no era raro que los autores quitasen, modificasen o añadiesen para mejor adaptarlos a su propio contexto. De ese modo los cuestionarios de pecados se han convertido para los estudiosos en una ventana a muchos aspectos de la vida cotidiana medieval. En ese aspecto el "Corrector" de Burcardo destaca sobre todos porque su autor incluyó detalladas descripciones de prácticas sexuales (algunas extraídas quizás de su experiencia en la corte imperial, en la que habían muchos orientales venidos con la bizantina Teófano, esposa de Otón II) y numerosas creencias y prácticas supersticiosas de los pueblos germánicos, que habría conocido en primera persona en su ámbito familiar y después en su experiencia pastoral.
A continuación vamos a presentar y comentar algunos de esos pasajes en los que Burcardo nos habla sobre creencias y prácticas supersticiosas de su tiempo, en las cuales podremos ver que la élite intelectual del clero veía como simples ilusiones o creencias vetustas muchas cosas que después serían vistas como realmente factibles para los brujos con ayuda del demonio. En primer lugar vemos una serie de leyendas del folclore germánico que seguramente él mismo conocía desde niño y que seguían fuertemente anclados en el mundo rural: el canto del gallo que espanta los malos espíritus, la existencia de "hombres lobo", mujeres bellísimas del bosque que aparecen y se desvanecen, tres misteriosas hermanas que visitan las casas al inicio del año y deben ser bien alimentadas pues pueden bendecir o maldecir el hogar. Nótese que Burcardo en ningún momento da credibilidad a estas creencias y les impone una pena leve. Solo se persigue con más dureza el ritual de la mesa para las tres hermanas, que siendo un rito propiciatorio de buena suerte seguramente estaba muy difundido y arraigado. Con el tiempo otras prácticas y creencias cristianas las suplantarán: el toque de las campanas, las apariciones de la Virgen en cuevas, lagos y árboles, la comida para los tres camellos de los reyes magos.


[Vat.lat.3809 f. 149v]
150. ¿Creíste lo que algunos suelen creer: cuando necesariamente tienen que ir a otro lugar antes del alba, no se atreven, diciendo que mejor más tarde y que no se debe salir antes del canto del gallo, y que es peligroso porque antes del canto del gallo los espíritus malignos tienen más poder para dañar que después; y que el gallo puede repelerlos y reprimirlos con su canto más que la fuerza divina que hay en el hombre por su fe y por el signo de la cruz? Si lo hiciste o creíste, debes hacer penitencia 5 días a pan y agua.
150. Credidisti quod quidam credere solent: dum necesse habent ante lucem aliorsum exire, non audent, dicentes quod posterum sit, et ante galli cantum egredi non liceat, et periculosum sit eo quod inmundi spiritus ante galli cantum plus ad nocendum potestatis habeant quam post; et gallus suo cantu plus ualeat eos repellere et sedare, quam illa diuina mens quae est in homine sua fide et crucis signaculo? Si fecisti aut credidisti, V dies in pane et aqua debes paenitere.
151. ¿Creíste lo que algunos suelen creer, que aquellas, que el vulgo llama Parcas, existen o pueden hacer eso que creen, es decir, que cuando un hombre nace, entonces pueden destinarlo para lo que quieran, de modo que cuando aquel hombre desee, pueda transformarse en lobo (que la ignorancia popular llama "Hombre lobo") o en alguna otra figura? Si creíste que alguna vez ocurrió o puede ocurrir que la imagen divina pueda ser transformada en otra forma u otra especie por alguien, que no sea Dios omnipotente, debes hacer penitencia 10 días a pan y agua.
151. Credidisti quod quidam credere solent, ut illae quae a uulgo Parcae uocantur, ipsae, uel sint uel possint hoc facere quod credunt, id est, dum aliquis homo nascitur, ut tunc ualeant illum designare ad hoc quod uelint ut quandocunque ille homo uoluerit, in lupum transformari possit (quod uulgaris stulticia "Weriwolf" uocat) aut in aliam aliquam figuram? Si credidisti quod umquam fieret aut esse possit ut diuina imago in aliam formam aut in aliam speciem transformari possit ab aliquo, nisi ab omnipotenti Deo, X dies in pane et aqua debes paenitere.
152. ¿Creíste lo que algunos suelen creer, que existen una mujeres del bosque, a las que llaman "selváticas", que dicen que son corporales, y cuando quieren se muestran a sus amantes y dicen que con ellos se deleitan, y también cuando quieren se esconden y desvanecen? Si lo creíste, debes hacer penitencia 10 días a pan y agua.
152. Credidisti quod quidam credere solent, quod sint agrestes feminae, quas "siluaticas" [col.] uocant, quas dicunt esse corporeas, et quando uoluerint ostendant se suis amatoribus, et cum eis dicunt se oblectasse, et item quando uoluerint abscondant se et euanescant? Si credidisti X dies in pane et aqua paeniteas.
153. ¿Hiciste lo que algunas mujeres suelen hacer en ciertas épocas del año: al preparar la mesa en tu casa, pusiste sobre la mesa tu comida y bebida con tres cuchillos, para que, si viniesen aquellas tres hermanas, a las que las antiguas generaciones y la antigua ignorancia llamaban "Parcas", ahí se alimentasen, y despojaste al Dios piadoso de su potestad y su nombre y lo entregaste al diablo, quiero decir que has creído que aquellas, que tú dices que son hermanas, te pueden beneficiar ahora o en el futuro? Si lo hiciste o consentiste, haz penitencia 1 año.
153. Fecisti quod quaedam mulieres in quibusdam temporibus anni facere solent: ut in domo tua mensam praeparares, et tuos cibos et potum cum tribus cultellis supra mensam poneres, ut si uenissent tres illae sorores, quas antiqua posteritas et antiqua stulticia "Parcas" nominauit, ibi reficerentur, et tulisti diuinae pietati potestatem suam et nomen suum et diabolo tradidisti, ita dico ut crederes illas, quas tu dicis esse sorores, tibi posse aut hic aut in futuro prodesse? Si fecisti aut consensisti, I annum paeniteas.


El aborto y el infanticidio siempre han estado presentes en todas las culturas y épocas, en especial en los sectores más pobres. Apenas podemos imaginar el grado de miseria que debió existir entre las mujeres sin tierras, quizás con varios hijos, cuyos maridos habían muerto o las habían abandonado. Incluso actualmente en la sociedad española de vez en cuando nos golpea la noticia de abortos clandestinos, bebés abandonados entre la basura para que mueran o directamente asesinados. Los desequilibrios mentales (más abonados en ambientes de crisis moral y económica) es otro ingrediente que sirve para explicar que puedan suceder hechos tan abominables. Lo interesante de los siguientes textos (159, 163) radica en que aquí se ven como lo que realmente son: crímenes cometidos por pobreza o por ocultar el deshonor, pero por ningún lado se asocian a ritos o pactos con el demonio. Más tarde se fabricará la idea que quienes hacen tales monstruosidades no pueden ser otras que brujas y adoradoras del diablo y que lo hacen como un sacrificio ritual. Por otro lado es notable la actitud benigna de Burcardo hacia el aborto pues no aplica la "antigua norma" sino que impone una pena menor e incluso sugiere que se debe ser más misericordiosos con las que obran movidas por la desesperación de la pobreza.

[Vat.lat.3809 f. 150r]
159. ¿Hiciste lo que algunas mujeres suelen hacer, las cuales, habiendo fornicado y queriendo matar el feto, obran para expulsar del útero al feto con sus maleficios y sus hierbas, de modo que o matan los fetos o los abortan; o si todavía no lo habían concebido, hacen que no conciban? Si lo hiciste o lo consentiste o lo enseñaste, debes hacer penitencia 3 años en los días no festivos.
159. Fecisti quod quaedam mulieres facere solent, quae, dum fornicantur et partus suos necare uolunt, agunt ut utero conceptos excutiant suis maleficiis et suis herbis, ita ut aut conceptos interficiant aut excutiant, uel si nondum conceperunt, faciunt ut non concipiant? Si fecisti aut consensisti aut docuisti, III annos per legitimas ferias paenitere debes.
Pero una antigua norma excluía a tales de la Iglesia hasta el final de sus vidas. Pues cuantos embarazos ha impedido, de tantos homicidios será culpable. Pero es muy diferente si es pobrísima y lo hace por la dificultad de nutrirlo o lo hace porque fornicó y para encubrir su crimen.
Sed antiqua diffinitio usque ad exitum uitae tales ab Ecclesia remouet. Nam quotiens conceptum impedierat, tot homicidiorum rea erit. Sed distat multum utrum paupercula sit et pro difficultate nutriendi, uel fornicaria causa et pro sui sceleris celandi faciat.
163. ¿Mataste tu hijo o hija voluntariamente después del parto? Si lo hiciste, debes hacer penitencia 2 años en los días no festivos y nunca debes estar sin hacer penitencia.
163. Interfecisti filium uel filiam uoluntarie post partum? Si fecisti, II annos per legitimas ferias paenitere debes, et nunquam debes esse sine paenitentia.


Los dos textos siguientes (170-171) tienen algunos puntos en común con el famoso canon "Episcopi", que vimos en la entrada anterior: ambos tienen en común la ilusión de volar por los aires y que es exclusiva de las mujeres; se diferencian en que aquí la experiencia no se vive comunitariamente en el bosque sino en la intimidad del hogar: en su lecho y con las puertas cerradas, además parece que se ha perdido el aspecto festivo y religioso, que ha sido sustituido por fantasías de odio y violencia. Esto puede indicarnos que aquellos grupos de mujeres descritos todavía en el canon "Episcopi" ya han sido desarticulados, pero persiste la práctica de consumir los alucinógenos que se usaban en dichas ceremonias, aunque ahora de modo privado. La tenaz persistencia de estas prácticas sin duda aumentó el temor de la Iglesia a que volviesen a resurgir de modo grupal (como de hecho así ocurrió). El canibalismo ritual que aquí se presenta no parece una ceremonia de adoración al diablo sino un rito para vengarse de un enemigo: lo matan "con armas invisibles", comen su carne (un modo más completo de mostrar su victoria, pues no solo le quitan la vida sino que se apropian de esa vida) y luego lo vuelven a la vida durante un tiempo prefijado por ellas (alargando así la derrota del enemigo y la victoria del vencedor). Todo esto e incluso el temor a que llevasen a la práctica sus sangrientas fantasías explican la dureza del lenguaje (seguidoras de Satanás, seguidoras del diablo), y la dureza de las penitencias. Eso contrasta con el hecho que en ningún momento Burcardo considera que haya algo de realidad, pues lo que se sanciona es el mero hecho de creerlo, la mera fantasía, pero a diferencia de otras ideas supersticiosas, esta expresa un grave alejamiento de la fe y la moral cristiana, pues quien se complace en tales fantasías ni confía en Dios ni respeta al prójimo. El tercer texto (180) se dirige con dureza contra una práctica supersticiosa que ultrajaba los cadáveres de los bebés sin bautizar. Siglos más tarde se acusará a los brujos de desenterrar cadáveres de bebés para sus ritos satánicos. Aquí en cambio está puesto en su contexto auténtico: lo hacían porque tenían la creencia que el difunto podía causar daño a los vivos. Son actos contrarios sin duda a la piedad cristiana, y en ese sentido "instigados por el diablo", pero no hay rastro de ceremonias ni culto al demonio.

[Vat.lat.3809 f. 150r col.]
170. ¿Creíste lo que muchas mujeres que se han vuelto seguidoras de Satanás creen y afirman que es verdadero: crees que en el silencio de la apacible noche, habiéndote tú puesto en tu lecho y tu marido recostado en tu pecho, tú, aunque eres un ser corporal, pudiste salir con las puertas cerradas y pudiste recorrer grandes distancias junto con otras engañadas por el mismo error, y sin armas visibles asesinar hombres bautizados y redimidos por la sangre de Cristo, y vosotras tras cocinar sus carnes comerlas, y en lugar del corazón de ellos poner paja o un leño o algo similar, y a los devorados darles vida de nuevo y fijarles un plazo de vida? Si lo creíste, haz penitencia 40 días, o sea una cuarentena, a pan y agua durante los 7 años siguientes.
170. Credidisti quod multae mulieres retro Satanan conuersae credunt et affirmant uerum esse: ut credas in quietae noctis silentio cum te collocaueris in lecto tuo et marito tuo in sinu tuo iacente, te [f. 150v] dum corporea sis, ianuis clausis exire posse, et terrarum spatia cum aliis simili errore deceptis pertransire ualere, et homines baptizatos et Christi sanguine redemptos sine armis uisibilibus et interficere, et decoctis carnibus uos comedere, et in loco cordis eorum stramen aut lignum uel aliquid huiusmodi ponere, et comestos iterum uiuos facere, et indutias uiuendi dare? Si credidisti, XL dies, id est carrinam, in pane et aqua cum VII sequentibus annis paeniteas.
171. ¿Creíste lo que algunas mujeres suelen creer: que tú con otras seguidoras del diablo, también en el silencio de la apacible noche, con las puertas cerradas, te elevas por los aires hasta las nubes y ahí peleas con otras, de modo que hieres a otras y tú eres herida por ellas? Si lo creíste, haz penitencia 2 años en los días no festivos.
171. Credidisti quod quaedam mulieres credere solent: ut tu cum aliis diaboli membris, item in quietae noctis silentio, clausis ianuis, in aerem usque ad nubes subleueris, et ibi cum aliis pugnes, et ut uulneres alias et tu uulnera ab eis accipias? Si credidisti, II annos per legitimas ferias paeniteas.



[Vat.lat.3809 f. 150v-col.]
180. ¿Hiciste lo que algunas mujeres suelen hacer por instigación del diablo, las cuales, cuando ha muerto algún bebe sin bautismo, cogen el cadáver del bebe y lo ponen en un lugar secreto, y traspasan su cuerpecito con un palo, diciendo que si no hicieran así, que el bebe se alzaría y podría dañar a muchos? Si lo hiciste o consentiste o creíste, debes hacer penitencia 2 años los días no festivos.
180. Fecisti quod quaedam mulieres instinctu diaboli facere solent, cum aliquis infans sine baptismo mortuus fuerit, tollunt cadauer paruuli et ponunt in aliquo secreto loco, et palo corpusculum eius transfigunt, dicentes si sic non fecissent, quod infantulus surgeret et multos laedere posset? Si fecisti aut consensisti aut credidisti, II annos per legitimas ferias debes paenitere.


Acabamos con dos ritos mágicos: el primero (193) creo que debe clasificarse entre aquellos dirigidos a "atontar" al marido demasiado enérgico e independiente para volverlo más dócil y someterlo a la voluntad de la mujer. Algunos autores interpretan que el rito estaba orientado a matar al marido, pero creo que es un rito de atracción (como los granos se adhieren al cuerpo de la mujer así el marido quedará prendado de su esposa) combinado con un rito para causar debilidad (hacer girar la muela en dirección contraria a la habitual). Además, si Burcardo hubiese entendido que había voluntad asesina, entonces hubiese impuesto una pena más severa. El segundo (194) es un rito para provocar lluvia en época de sequía: las doncellas (imagen de la tierra) de la villa recogen una planta mágica (el beleño negro se usaba como narcótico y también causa alucinaciones) con las cuales van al río (el agua que fecunda la tierra) y ahí sumergen y empapan bien a la más joven, a la cual luego llevan de vuelta andando "como los cangrejos" es decir caminando hacia atrás: así se invita a que el agua de la lluvia también empape y fecunde los campos de la villa. La relativa ligereza de la penitencia indica que Burcardo veía esta práctica como totalmente ineficaz. Luego la Iglesia suplantará estos ritos mágicos con su propias procesiones y rogativas, incluso se sabe que en algunos pueblos de la Francia medieval se sumergía en el río una imagen de la virgen María.

[Vat.lat.3809 f. 151v]
193. ¿Hiciste lo que algunas mujeres suelen hacer: se quitan las ropas y untan todo su cuerpo desnudo con miel, y una vez untado su cuerpo así, se revuelcan varías veces aquí y allá sobre trigo puesto en un mantel en el suelo, y todos los granos de trigo que se adhieren a su húmedo cuerpo los recogen con gran cuidado y los meten en una muela, y hacen girar la muela en sentido contrario al sol, y así lo convierten en harina, y de aquella harina hacen pan, y luego lo dan de comer a sus maridos para que al comer ese pan se debiliten y abatan? Si lo hiciste, haz penitencia 40 días a pan y agua.
193. Fecisti quod quaedam mulieres facere solent: deponunt uestimenta sua et totum corpus nudum melle inungunt, et sic mellito suo corpore, supra triticum in quodam linteo in terram deposito, sese hac atque illac reuoluunt sepius, et cuncta tritici grana, quae humido corpori adhaerent, cautissime colligunt et in molam mittunt, et retrorsum contra solem molam circuire faciunt, et sic in farinam redigunt, et de illa farina panem conficiunt, et sic maritis suis ad comedendum tradunt, ut comesto pane marcescant et deficiant? Si fecisti, XL dies in pane et aqua paeniteas.
194. ¿Hiciste lo que algunas mujeres suelen hacer? Cuando no tienen lluvia y la necesitan, entonces reúnen varias muchachas y a una virgen jovencita la ponen delante como guía, y la desnudan y así desnuda la llevan fuera de la villa donde encuentren la hierba beleño (que en alemán se llama "belisa"). Y hacen que aquella virgen desnuda arranque dicha hierba con el dedo pequeño de la mano derecha, y la hierba arrancada de raíz la atan con una cuerda al dedo pequeño del pie derecho.
194. Fecisti quod quaedam mulieres facere solent? Dum pluuiam non habent et ea indigent, tunc plures puellas congregant, et unam paruulam uirginem quasi ducem sibi praeponunt, et eandem denudant, et extra uillam ubi herbam iusquiamum inueniunt (quae teutonice "bilisa" uocatur), sic nudatam deducunt. Et eandem herbam eandem uirginem sic nudam minimo digito dexterae manus eruere faciunt, et radicitus erutam cum ligamine aliquo ad minimum digitum dextri pedis ligare faciunt.
Y las muchachas, llevando cada una ramas en las manos, introducen en un río próximo a la antedicha virgen que lleva la hierba y rocían con sus ramos a la virgen con agua del río. Y así ellas esperan obtener lluvia por sus encantamientos.
Et singulae puellae singulas uirgas in manibus habentes, supradictam uirginem herbam post se trahentem [col.] in flumem proximum introducunt et cum eisdem uirgis uirginem flumine aspergunt. Et sic suis incantationibus pluuiam se habere sperant.
Y después, trasponiendo y cambiando sus pasos como los cangrejos, traen entre sus manos a dicha virgen desnuda del río a la villa. Si lo hiciste o lo consentiste, debes hacer penitencia 20 días a pan y agua.
Et post eandem uirginem sic nudam, transpositis et mutatis in modum cancri uestigiis, a flumine ad uillam, inter manus reducunt. Si fecisti aut consensisti, XX dies in pane et aqua debes paenitere.


Tumba de Burcardo de Worms. Foto de Wikicommons. Autor: Altera levatur.

Una breve nota sobre el texto latino: Habitualmente se cita el libro 19 a partir de la edición hecha por el gran estudioso alemán: SCHMITZ, Hermann Joseph, Die Bussbücher und die Bussdisciplin der Kirche, vol. 2 ( Düsseldorf 1898), p. 407-452. Por desgracia este gran estudioso de los libros penitenciales no contó con todos los manuscritos necesarios, tal como él mismo reconoce: "Eine Sichtung des überlieferten handschriftlichen Materials bezüglich des Corrector hat bisher nicht stattgefunden. Es soll hier der Versuch auf Grund der bekannt gewordenen Handschriften gemacht werden". loc. cit. p. 393. Su edición está basada en el manuscrito Vat.lat.4772, que es muy bueno pero ahora conocemos otros mejores. Además la imprenta le jugó una mala pasada y el texto que presenta esta afeado por múltiples erratas y no hace plena justicia a su prototipo. El texto que aquí ofrezco al lector está basado en Vat.lat.3809, pero también he confrontado Clm.lat.4750, Köln Dombibliothek Cod.119, Vat.lat.4772 (el que usó Schmidt) y Vat.lat.4880. Las palabras que están subrayadas son aquellas en las que he preferido la lectura de alguno de los manuscritos auxiliares.

martes, 30 de abril de 2019

San Vicente Ferrer, la trompeta del juicio final


El pasado 5 de abril se cumplieron 600 años de la muerte del valenciano Vicente Ferrer, sin duda el más exitoso orador entre finales del s. XIV e inicios del s. XV, que atrajo multitudes en España, Francia, y ciudades del norte de Italia, Suiza, Flandes y Bélgica. Este fraile dominico es uno de los muchos que a pesar de haber sido personajes ilustres de su tierra y más allá de sus fronteras, sin embargo hoy su recuerdo se difumina y poco a poco se desdibuja para la mayoría, quedando reducido a unos pocos tópicos folclóricos.
A partir de muchas conjeturas los estudiosos están de acuerdo actualmente en que debió nacer el 23 de enero de 1450. Hasta hoy se conserva en el centro histórico de Valencia la casa familiar donde nació, en el seno de una acomodada familia catalana que había emigrado a Valencia. A los 17 años toma el hábito en la Orden de Predicadores (dominicos) y pronto destacó por su inteligencia, devoción y elocuencia. En 1378 es ordenado sacerdote y por su fogosidad y eficacia en la predicación atrajo la atención de muchos, entre ellos el entonces cardenal Pedro de Luna (futuro Benedicto XIII o Papa Luna), que como legado del papa de Avignon defendía la legitimidad de este frente al papa de Roma. Este encuentro marcará decisivamente la vida de Vicente, implicándolo en las más delicadas cuestiones diplomáticas y políticas que aquejaban la Península y toda la Cristiandad.
Retablo de san Vicente Ferrer con san Sebastian y san Roque. Museo de la ciudad de Rimini (Italia). Foto de JoJan en Wikimedia Commons
En 1380 Vicente acompaña a Pedro de Luna en su viaje por las cortes de Aragón, Navarra, Castilla y Portugal y en los años siguientes lo vemos alternando su oficio de predicador popular con misiones diplomáticas junto a Pedro de Luna. En 1394 este astuto cardenal se convierte en papa de Avignon con el nombre de Benedicto XIII y al año siguiente manda llamar a Vicente a la corte papal y lo nombra su confesor privado, penitenciario apostólico y maestro del sacro palacio. Parecía que Vicente podía quedar atrapado en las telarañas de la vida cortesana y burocrática, pero su vida toma otro rumbo cuando sufre una grave fiebre (octubre 1398) y tiene una visión en la que Cristo acompañado de santo Domingo, san Francisco y los ángeles le manda convertirse en pregonero del evangelio. También debió influir su ánimo la postura del rey de Francia, que harto de la negativa de Benedicto XIII a renunciar para solucionar el cisma, intentó tomar por asalto el castillo de Avignon a finales de ese año. Sea como sea, Vicente primero deja el palacio papal y se retira al convento de su Orden en Avignon y aunque todavía realiza algunas misiones diplomáticas en nombre del papa Luna, a partir de noviembre de 1399 abandona Avignon y se entrega de lleno a una infatigable predicación itinerante que lo llevará por media Europa. A partir de entonces Vicente se fue distanciando física e ideológicamente del papa Luna, que en sus momentos de debilidad prometía dejar el papado, solo para ganar tiempo y obtener una posición más fuerte y luego cerrar toda solución declarándose único papa legítimo, cegado por su propia ambición y testarudez.
Vicente iba de pueblo en pueblo a pie, sin ninguna pompa y despojado de toda riqueza o provisiones, queriendo cumplir literalmente el mandato de Cristo. Su mensaje general era de penitencia ante la cercanía del terrible juicio final de Dios, y en especial fustigaba con dureza a clérigos y religiosos para reformar la Iglesia. Su preocupación no solo se limitaba a cuestiones íntimas del alma sino a las lacras sociales que flagelaban la sociedad de su época. Así funda en 1410 una cofradía para atender a los niños huérfanos y abandonados de Valencia (que prosigue su obra hasta hoy en el Colegio imperial niños huérfanos san Vicente Ferrer). Dos décadas antes ya se había esforzado en Valencia por convertir y sacar de la prostitución a las infelices que habían caído en esa red y que en gran número vagaban por sus calles. También se preocupó por sosegar el espíritu belicoso y vengativo que producía frecuentes matanzas entre bandos rivales de una misma ciudad. Como prueba de la alta estima y confianza de sus conciudadanos en 1412 fue uno de los tres compromisarios nombrados por Valencia para participar en el llamado Compromiso de Calpe (donde se decidió quién ostentaría la corona de Aragón, ya que Martín el Humano había muerto sin un hijo legítimo).
 
Vicente sosiega los bandos enfrentados en Valencia. Cerámica en la Catedral de Santa María de Valencia. Foto de Enfo en Wikimedia Commons

Aunque nos han llegado numerosos sermones suyos en latín y en valenciano, en realidad se tratan de resúmenes o transcripciones apresuradas que hicieron asistentes a sus sermones, por lo cual en ellos por lo general solo podemos apreciar un pálido reflejo de aquella oratoria que seducía multitudes. De todos modos entre ellos podemos hallar algunas instantáneas que nos muestran su estilo popular y coloquial, con ejemplos vivos y eficaces, acompañados de efectos sonoros y gestos teatrales, como en este monólogo:

Roque Chabás, Estudio sobre los sermones valencianos de san Vicente Ferrer, Madrid 1903, p. 102. (La traducción es mía para los que no conocen la bella lengua valenciana).

Ahora los padres y las madres enseñan malas costumbres [a sus hijos].
Ara los padres e les mares malavida ensenyen.
Di, buen hombre, ¿tienes algún hijo? - Ahora tiene seis, siete o doce años. - ¿Y qué le dices?
Di, bon hom, ¿has tu nengun fill? - Ara, ha sis anys o set o dotze anys. - ¿E qué li dius?
- Ahora, hijo mío, lleva al costado derecho esta daguita, y si alguien te dice "bif", tú dile "baf". Demuestra, hijo mío, de quién eres [hijo], y si te dicen una mala palabra, replica enseguida.
- Ara, mon fill, porta al costat dret aquesta dagueta, e si degú te diu "bif", tu dili "baf". Mostra, mon fill, de qui es, e si t'dien mala paraula, tornalila tantost.
Y vosotras, esposas, ¿qué enseñáis a vuestras hijas? ¡Ahh!
E vosaltres, dones, ¿a vostres filles que els ensenyau? ¡haa!
- Ahora mira, hija mía, así te maquillarás; mira, coge así el espejo: y este pelito tíralo así. ¿Y no ves que así no está bien? ¡Eh! hija mía, así bailarás, de costadito, y así harás esta vuelta.
- Ara vet, ma filla, axí te afaytarás; vet, pren axí lo mirall: e aquest pelet tira'l axí. ¿E no veus tu que no y está be? ¡Eh! ma filla, axí ballarás, de costadet, e axí farás aquesta bolta.
La madre se hace alcahueta de la hija ¡y al infierno tú y ella!
La mare se fa alcavota de la filla e a infern tu e ella.

En el s. XIX se acusó a Vicente de haber dirigido la matanza de judíos que ocurrió en Valencia en 1391. Repelida tal calumnia por la fuerza de los hechos, sin embargo entre muchos todavía hoy persiste la leyenda negra según la cual Vicente es culpable al menos como autor intelectual, en cuanto que con sus homilías supuestamente habría sembrado el odio contra los judíos. Lo cierto es que en sus homilías encontramos muchas veces lo contrario: "Los apóstoles que conquistaron el mundo, no llevaban lanza y cuchillo, y por eso ... los cristianos no deben matar a los judíos con cuchillos, sino con palabras" (Chabás, p. 84). Para Vicente el judío no es un enemigo que se ha de exterminar sino una oveja perdida que se ha de convertir a Cristo por medio de la persuasión, nunca por la violencia. Y critica con dureza a los cristianos viejos que desprecian a los conversos: "hay muchos cristianos dementes que no se alegran [con los conversos], a los que deberían abrazarlos, honrarlos y amarlos, pero hacen lo contrario, y los menosprecian porque han sido judíos, y no deberían hacerlo, pues Jesucristo fue judío y la Virgen María antes de ser cristiana fue judía" (Chabás, p. 85). La violencia en la Europa medieval contra los barrios judíos existió antes, durante y después de san Vicente y los estudios más serios hallan sus raíces en motivos más políticos, sociales y económicos que religiosos. Seguramente algunas cosas que Vicente dijo en el ardor de la polémica fueron injustas u ofensivas, seguramente algunos aspectos de su esfuerzo por convertirlos no son aceptables para nuestra sensibilidad actual (los judíos eran obligados a asistir a los sermones bajo pena de multa), pero cada hombre debe ser juzgado en su contexto histórico. Si realmente Vicente hubiese seguido el lema de "conversión o muerte", entonces seguramente que a su paso no hubiese subsistido ninguna comunidad judía o musulmana. La gran preocupación que Vicente mostró en todas partes por predicar y convertir a musulmanes y judíos, incluso el gesto simbólico de llevarlos dentro del perímetro de una cuerda (representando que eran pescados por Cristo) para un sermón especialmente dedicado para ellos, sin duda tuvo un poderoso efecto favorable entre sus vecinos cristianos: la solicitud salvífica de Vicente, y por tanto de Cristo y la Iglesia, también abrazaba a judíos y musulmanes, luego ellos también ocupaban un puesto e importaban.
En enero de 1416 Vicente rompió definitivamente con el papa Luna, que quedó aislado y abandonado por todos en su refugio de Peñíscola. Superado ese obstáculo finalmente se pudo poner fin al cisma en 1417 con la elección del papa Martín V. El 5 de abril de 1419 la muerte alcanza a Vicente, que predicaba en Vannes, un pueblo marítimo en la Bretaña francesa, donde fue enterrado y se le recuerda honoríficamente. Fue canonizado en 1455 y ese mismo año, a partir de las actas del proceso de canonización el obispo siciliano Pietro Ranzano escribió su Liber de vita beati Vincentii, la primera biografía del nuevo santo.
Hornacina que conmemora el balcón de san Vicente Ferrer en Bocairent (Valencia). En numerosos pueblos se recuerda el lugar desde donde Vicente predicó. Foto de Enrique Íñiguez Rodríguez en Wikimedia Commons.
Como homenaje al predicador valenciano quiero publicar la primera reseña biográfica que se hizo de él, antes que fuese elevado a los altares. La escribió el notable teólogo dominico alemán Johannes Nider hacia 1437/8 en su obra más famosa, titulada Formicarius. Nider construye su Formicarius (Hormiguero) como un diálogo entre un teólogo y un cristiano perezoso y tardo en reconocer las maravillas que Dios obra en todo momento. A través de diversas alegorías tomadas de las hormigas expone sus enseñanzas morales sobre la vida cristiana y los peligros que la acechan. Al mismo que tiempo ilustra su doctrina con ejemplos tomados de otros autores, de testigos fidedignos o de su propia experiencia.
Hace años publiqué una parte del Formicarius, su libro V: "Sobre los brujos y sus decepciones", editado a partir de los ejemplares incunables, y del cual estoy actualmente preparando una segunda edición, esta vez a partir de varios de los manuscritos más antiguos. Espero tenerla lista para este verano. [septiembre 2019: Ya está publicada. Más información en mi Librería Medieval]


Johannes Nider, Formicarius, libro II, cap. 1 (Codex Campililiensis 113, Abadía cisterciense de Lilienfeld, Austria, 1458, f. 25v - 26r). Algunas correcciones (las palabras subrayadas) están tomadas del ms. W 342 del Historische Archiv Köln, 1460-1475.
El perezoso: Ya que veo que estoy libre de los nudos de las objeciones planteadas, pido que des un ejemplo del propósito principal [del tema] para que veamos algún varón de nuestros tiempos, que haya brillado en su conducta, vida espiritual y doctrina.
Piger: Quia de obiectis me absolutum uideo questionum nodis, peto da exemplum de principali proposito ut modernum uirum uideamus aliquem qui in actuali, theorica uita et in doctrinali fulserit.
El teólogo: Toma el caso del maestro Vicente del reino de Aragón, egregio profesor de nuestra Orden y de Sagradas Escrituras, el cual, ocupando largo tiempo el cargo de penitenciario en la Curia Apostólica, sembró exitosamente la palabra de Dios por casi todo el orbe.
Theologus: Magistrum Uincentium accipito de regno Arragonie, nostri Ordinis et Sacre Pagine professorem egregium, qui, diu penitenciarie gerens officium in Curia Apostolica, tandem per orbem pene Dei uerbum seminauit graciosissime.
Cuando la salud se lo permitía, viajaba mucho a pie, cuando los tenía mal solo permitía que lo llevaran a lomos de un borriquillo.
Pedes, quando ualitudo sinebat, diu ambulauit, quibus infirmatis non nisi aselli tergo uehi uoluit.
Voluntariamente vivió en pobreza, siempre evitó comer carne y se entregó con celo a los ayunos de su Orden y de la Iglesia.
In paupertate uoluntarie uixit, esum carnium semper uitauit et ieiuniis et Ordinis et Ecclesie sedulo instetit.
Pero donde y en cuanto podía, ya que se recreaba en la contemplación, evitaba la presencia de los seglares, salvo cuando la edificación del prójimo lo obligaba a lo contrario.
At ubi et quantum ualebat, contemplacioni uacans, secularium uitauit presenciam, nisi quando edificacio proximi ad contrarium coegit.
Parece que en esa contemplación recibía por divina revelación la discreción, las palabras y los gestos, que de modo divinísimo expresaba y mostraba en sus sermones.
In qua contemplacione hausisse uidetur diuina reuelacione sensus, uerba et gestus, que diuinissimo modo effundebat et ostendebat in sermonibus.
Pues fue tan exitoso en [predicar] la palabra de Dios que en esto no se le podrían equiparar ni los santos padres suyos y nuestros, es decir Domingo [de Guzmán], Pedro [de Verona] y Tomás [de Aquino].
Tam enim graciosus in Dei uerbo fuit ut nec sui sancti patres et nostri ei in hoc equiparari potuerint, Dominicus uidelicet, Petrus et Thomas.
En verdad de villa en villa y de reino en reino lo seguían tantos miles de gentes de ambos sexos, no solo plebeyos y rústicos sino también graduados en teología, derecho canónico y civil y diversos religiosos, de modo que en su compañía se nutrieron mercaderes y hombres de casi todos los oficios.
Nam de uilla ad uillam, de regno ad regnum tam multa milia sequebantur eum utriusque sexus homines, non solum plebei et simplices sed eciam de iure diuino, canonico et ciuili graduati et religiosi uarii, ut in concomitatu se pene omnium mechanicarum arcium uiri et mercatores nutrirent.
Llevó consigo muchos frailes de diversas órdenes, a los cuales subdelegó la autoridad apostólica, que primero obtuvo de monseñor Pedro de Luna y, tras ser depuesto aquel por el Concilio de Constanza, lo obtuvo de nuevo del mismo [Concilio] para oír confesiones, y así de muchos pecadores reunió un grandísimo pueblo de penitentes para Cristo.
Habuit plures secum de diuersis religionibus fratres, quibus auctoritatem apostolicam subdelegauit, quam primum habuit a domino Petro de Luna et, eo per Concilium Constanciense deposito, habuit ab eodem secundario pro confessionum audientia, sicque de diuersis peccatoribus Christo maximum colligit penitentium populum.
Apenas hubo una iglesia o plaza tan amplia en ciudades o pueblos donde cupiese el pueblo asistente a sus sermones. De ahí que frecuentemente tenía que predicar en los campos, donde los ciudadanos, que con ruegos habían llevado al santo varón, habían erigido una capilla de madera en un lugar elevado.
Uix unquam ecclesia aut platea tam ampla extitit in ciuitate aliqua uel oppido que populum suis predicacionibus assistentem caperet. Unde frequenter cogebatur in campis predicare ubi ciues, qui uirum sanctum precibus aduexerant, de ligno in altum capellam erexerant.
Ahí o en un lugar similar todos los días cantaba misa públicamente junto con los frailes. Una vez finalizada, de inmediato predicaba de modo tan impactante que gente fidedigna (a los que yo interrogué durante el Concilio de Basilea) asegura que trajo al seno de la Iglesia más de treinta mil judíos y sarracenos.
Cottidie hic missam ibi uel in loco simili cantauit publice una cum fratribus. Qua finita, statim predicauit tam motiue ut credatur a fidedignis (quos tempore Basiliensis Concilii examinaui) ultra numerum triginta milium iudeorum et sarracenorum ad gremium duxisse Ecclesie.
Me callo sobre los otros infinitos pecadores bautizados, a los cuales atrajo al estado de verdadera penitencia. Además con frecuencia, acabado el sermón, liberó a innumerables personas de los demonios, sobre los cuales se sabe que tuvo un poder especial de Cristo.
Sileo de infinitis aliis baptizatis peccatoribus, quos ad uere penitentie statum aduexit. Ut plurimum eciam, finito sermone, innumeros liberauit a demonibus, super quos specialem a Christo potestatem habuisse dinoscitur.
Para pescar a los antedichos infieles él tendió esta red evangélica: puesto que en algunos reinos, como en Aragón, hay muchos siervos sarracenos y gran número de judíos, por eso, cuando se acercaba a los territorios de ellos, procuraba por medio de la potestad de los príncipes creyentes que se obligase solo a los infieles, traídos dentro de los límites de una cuerda, a reunirse en una plaza pública para escuchar la palabra de Dios.
Pro infidelibus uero predictis tale ad capiendum tetendit rethe euangelicum: nam quia in quibusdam regnis, ut in Arragonia, multi sunt sarraceni serui et iudei in magno numero, idcirco cum locis talium appropinquauit per potestatem fidelium principum procurauit ut in platea publica, sub unius protracti funis termino, solum infideles conuenire cogerentur ad audiendum Dei uerbum.
Hecho esto, el varón de Dios empezaba a exponer a los judíos, si habían, el Antiguo Testamento, que conocía de modo óptimo según los doctores hebreos, y probaba eficazmente que Cristo fue predicho ahí y había venido.
Quo facto, cepit uir Dei ad iudeos, si affuerunt, Uetus exponere Testamentum, quod sciuit optime secundum hebraicos doctores, et Christum ibi predictum et uenisse efficacissime probare
Pero si habían paganos [=musulmanes], sabía aducir la ley natural, la pureza de la ley evangélica y otros argumentos naturales aptos para [suscitar] la fe. Y de este modo con esta captura de peces espirituales llenó la red de Cristo con grandes y numerosos peces.
Si uero pagani aderant, legem nature, mundiciam legis euangelice sciuit et alia naturalia accomoda fidei adducere. Et hoc modo in captura spiritualium piscium Christi rethe magnis et multis repleuit piscibus.
Exceptuando quizás una única quincena, predicó diariamente durante casi 18 años en los reinos de Castilla, Aragón, Navarra, Portugal, Francia y tierras vecinas.
Predicauit autem cottidie, excepta forte unica quindena, per 18 annos circiter in regnis Castelle, Arragonie, Nauarre, Portugallie et Francie ac in partibus hiis adiacentibus.
Finalmente [predicó] en la Bretaña, donde tras muchos milagros, por los que ya antes fue famoso, devotamente durmió en paz con sus padres.
Tandem autem in Brittannia, ubi post multa, quibus antea claruit, miracula deuotissime dormiuit in pace cum patribus suis.
El perezoso: En verdad si él hubiese vivido en tiempos de los apóstoles, pienso que con laudatorio recuerdo hubiese sido inscrito con diligente estilo en los anales de los fieles.
Piger: Reuera si hic apostolorum uixisset tempore, puto memoria laudabili annalibus fidelium diligenti stili asscriptus fuisset.
El teólogo: Dices la verdad y por esta causa pongo por escrito extensamente lo presente, lo anterior y lo que sigue, para que el olvido y la negligencia, madre de la ingratitud y madrastra de las virtudes no sepulte esto.
Theologus: Uerum assis et hanc ob causam presentia, precedencia et que secuntur trado scriptotenus, ne ingratitudinis mater et nouerca uirtutum talia sepeliat obliuio et negligencia.


sábado, 3 de noviembre de 2018

La legendaria batalla de Roncesvalles


En la entrada del 26 de septiembre de 2014 (Roldán prefecto de la marca de Bretaña) vimos el relato más antiguo de la expedición carolingia del año 778 en el norte de la península ibérica y en especial el relato de la célebre batalla de Roncesvalles. Pero más tarde en paralelo creció un relato legendario de la batalla de Roncesvalles. Tanto se difundió ese relato legendario que durante varios siglos casi ocultó la batalla real.
El contexto histórico fue el siguiente: cuando los turcos selyúcidas ocuparon Jerusalén (1078), prohibieron el paso de los peregrinos y pusieron en jaque a Bizancio, la Cristiandad comenzó a mirar Oriente cada vez con mayor preocupación, hasta que el 27 de noviembre de 1095 el papa Urbano II exhorta a todos los cristianos que se unan y liberen Jerusalén: así empieza la era de las cruzadas. En este contexto cobran un nuevo y gran impulso los relatos épicos. Se busca en el pasado los héroes que personifiquen la religiosidad cristiana y la valía militar y se encuentra en el reinado de Carlomagno las bases necesarias para levantar relatos épicos con cierto aire histórico creíble. Así probablemente a finales del s. XI o principios del s. XII cristaliza la primera gran versión de la Chanson de Roland (manuscrito de Oxford) escrito en romance, y poco después, a mitad del s. XII, el De expedimento et conuersione Yspanie et Gallecie escrito en latín, conocido principalmente por formar el Libro IV del códice Calixtino.
El hecho que la batalla de Roncesvalles sea el argumento de la Chanson y ocupe un lugar muy importante en el De expedimento nos mueve a preguntarnos si al menos el núcleo de ese relato ya existía y tenía cierta difusión. El relato hecho en el s. IX por Einhardus, contemporáneo de Carlomagno, parece apoyar esa suposición. En mi artículo del 2014 hice notar que aunque Carlomagno y sus tropas protagonizaron muchísimas acciones bélicas memorables durante su largo reinado, sin embargo la acción bélica descrita con más detalle por Einhardus fue la emboscada que los vascos tendieron a la retaguardia del ejército franco en el paso de Roncesvalles. Desde el punto de vista estratégico, militar o económico esa derrota no tuvo ninguna repercusión. Los tres nobles que cayeron (Eckard, Anselmo y Roldán) tampoco parece que tuvieron mucha relevancia en la numerosa corte carolingia, de hecho nada sabíamos de ellos antes de esta mención. Sin embargo por una razón que desconocemos esa derrota a manos de los vascos causó honda indignación en el pueblo franco. Por eso de entre tantas guerras y proezas militares de Carlomagno solamente se detiene la pluma de Einhardus en el día que el glorioso ejército franco experimentó la "wasconicam perfidiam". Y podemos ver que casi medio siglo después la herida todavía está sangrante cuando anota con pesar que "este hecho hasta el presente no ha podido ser castigado".

Bibliothèque nationale de France, NAF 28876, f. 146v (s. XIV): derrota de Roncesvalles.
Podemos suponer que ese hecho seguía bien vivo en la memoria de los francos porque los poetas ya habían hecho suyo el argumento y comenzaban a trazar las primeras pinceladas que culminará siglos más tarde en la grandiosa epopeya de la Chanson de Roland y los múltiples y variados relatos y héroes que surgirán en el universo literario en torno a la figura de Carlomagno y Roldán. Pero parece que nunca sabremos con certeza qué hecho especialmente trágico, horrible o grandioso ocurrió en Roncesvalles que lo distinguió de todas las otras batallas.
Del relato de la batalla de Roncesvalles según el De expedimento et conuersione Yspanie et Gallecie podemos extraer una hipótesis verosímil para explicar ese misterio, pero que nunca podremos demostrar con certeza. En el largo capítulo XXI del De Expedimento se narra la traición de Ganelón y el encarnizado combate en Roncesvalles (XXI/1), la muerte de Marsilio, rey de Zaragoza, y las palabras de despedida de Roldán a su espada Durendal (XXI/2), su llamada de auxilio con su cuerno, sus últimas oraciones y su muerte ejemplar (XXI/3). El escritor interrumpe el relato para insertar un largo elogio fúnebre (XXI/4). Luego Turpín (en este relato no participa en la batalla) conoce la muerte de Roldán por una revelación divina, se halla el cadáver de Roldán y se narra el lamento de Carlomagno por el héroe caído (XXI/5). Finalmente en XXI/6 se narra el hallazgo del resto de combatientes, la aniquilación del ejército enemigo y el descuartizamiento del traidor Ganelón. Vemos que aunque en el De Expedimento se han reducido drásticamente la descripción de combates y suprimido los diálogos entre los combatientes, básicamente se sigue el mismo argumento que la Chanson con pequeñas variantes.

Bibliothèque nationale de France, ms. fr. 2608, f. 147v (s. XIV): el rey Marsilio ofrece oro, vino y mujeres.
Ahora fijémonos en dos variantes que creo pueden ayudarnos a ofrecer una explicación al misterio de Roncesvalles. La primera es el final del relato de la batalla (XXI/1 12):

12. De inmediato a los nuestros, fatigados y agotados por tan duro combate, les atacan los otros 30 mil sarracenos y abatieron del más grande al más pequeño. En verdad ni uno de los veinte mil cristianos se libró: unos atravesados por lanzas, otros degollados a espada, otros descuartizados con hachas, otros perforados con flechas y saetas, otros mueren vareados, otros despellejados vivos con cuchillos, otros quemados en el fuego, otros colgados de los árboles.
12. Statim nostros, tanto bello fatigatos et lassos, alia XXX milia sarracenorum aggrediuntur et percusserunt eos a maiori usque ad minorem. Nec unus quidem e uiginti milibus christianorum euasit: alii lanceis perforantur, alii spatis decollantur, alii securibus absciduntur, alii sagittis et iaculis perforantur, alii perticis uerberando perimuntur, alii cultellis uiui excoriantur, alii igne cremantur, alii arboribus suspenduntur.

La otra variante está en XXI/6 1-3:

1. Y al día siguiente, muy temprano, se dirigieron armados al lugar donde se había librado la batalla y donde yacían los combatientes muertos en Roncesvalles, y cada uno halló a sus amigos: unos completamente muertos, otros todavía vivos pero heridos de muerte.
1. Crastina namque die, summo diluculo, armati ad locum quo bellum peractum fuerat et pugnatores perhempti iacebant in Runciaualle ierunt, et singuli singulos amicos suos, quosdam penitus exanimatos, quosdam adhuc uiuos sed usque ad letum uulneratos, inuenerunt.
2. En verdad a Oliveros, ya migrado de esta vida a otra mejor, lo encontraron echado en el suelo, boca arriba, extendido en forma de cruz por cuatro palos fijados en tierra, a los que estaba fuertemente atado con cuatro nudos, y despellejado con cuchillos afiladísimos desde el cuello hasta las uñas de pies y manos, perforado con flechas, lanzas y espadas, y molido por fuertes golpes de palos.
2. Oliuerum namque, ab hac luce in meliore migratum, iacentem super solum, terre euersum, in effigie crucis extensum quattuor palis in terra fixis, cum quattuor retortis fortiter nexum, et a collo usque ad ungues pedum et manuum cultellis acutissimis excoriatum, iaculisque, sagittis lanceisque, spatis perforatum magnisque ictibus baculorum attritum inuenerunt.
3. El clamor, los lamentos y las voces de los que lloraban era inmenso, porque cada uno se dolía por su propio amigo. Y con sus quejidos llenaban todo el bosque y el valle.
3. Clamor quoque et luctus et uox plangentium innumerabilis erat, quia unusquisque super amicum suum dolebat. Totum nemus et uallem clamoribus suis implebant.

Por lo tanto según el De Expedimento no todos los que murieron en Roncesvalles cayeron luchando (lanzas, espadas, hachas, flechas, saetas) sino que algunos debieron ser capturados y murieron en medio de tormentos (vareados, despellejados, quemados, colgados). Incluso Oliveros, el mejor amigo de Roldán, sufrió una muerte atroz. En cambio en la Chanson de Roland se narra la muerte de Oliveros de un modo heroico: Oliveros, tras haber combatido contra un número abrumador de enemigos, es herido de muerte por una lanzada por la espalda que traicioneramente le asesta el moro Marganice, al que a su vez Oliveros abate antes de expirar.
A partir de este relato del De Expedimento podemos plantear esta hipótesis: muchos caballeros del ejército franco fueron capturados tras la emboscada y fueron torturados y recibieron una muerte atroz e ignominiosa. El ensañamiento de los vascos pudo ser en venganza por los atropellos y destrucción que causó el ejercito carolingio en su territorio, que culminó con la destrucción de Pamplona. Si las cosas fueron así, podemos suponer que los tres nobles que menciona Einhardus, o por lo menos Roldán, sufrieron vivos o en sus cadáveres el ensañamiento de los vencedores. Luego es fácil imaginar la indignación y la ira de los francos cuando descubrieron el campo de batalla sembrado con los cuerpos torturados de sus compañeros.
Si esta hipótesis es correcta, eso significaría que el De Expedimento recoge otra tradición, quizás conservada en Blaye, a la cual el autor se refiere siempre con deferencia y donde se hallaba la tumba de Roldán y donde se le rindió culto como mártir (aunque no sabemos si ese culto fue anterior o posterior al De Expedimento). Esa tradición, aunque seguramente también retocada, sería más antigua y más fiel a los hechos reales que la versión idealizada de los cantares de gesta donde todos los héroes mueren tras valeroso combate.
En contra de esta hipótesis podemos pensar que el autor del De Expedimento ha fraguado estas variantes precisamente para que sus personajes no solo sean héroes militares sino también presentarlos como auténticos mártires de la fe. De hecho en otro pasaje el De Expedimento (XXVI 5-9) expone abiertamente la idea recurrente en tiempos de las cruzadas: todo el que muere combatiendo a los infieles es un mártir y por tanto consigue la recompensa celestial.

Bibliothèque nationale de France, NAF 28876, f. 150v (s. XIV): ejecución del traidor Ganelón.

 En el De Expedimento y la Chanson de Roland los vascos han sido reemplazados por musulmanes y los pocos cientos de combatientes se han convertido en decenas de miles. Ambos relatos retocan el relato histórico de Einhardus: es cierto que el ejército franco sufrió una grave derrota pero en la narración legendaria la afrenta fue lavada: Roldán mató al rey Marsilio y Carlomagno aniquiló las restantes tropas enemigas y mandó ajusticiar al traidor Ganelón. Así la leyenda cerró la herida en la conciencia del pueblo franco producida por un hecho que todavía no ha podido ser aclarado con total certeza.
 
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