El
año 1751 desembarcaba en el puerto del Callao un joven sacerdote
jesuita húngaro. Su destino eran las misiones en la región
amazónica sureña del entonces Virreinato del Perú, una región
poco conocida, desdeñada por las autoridades españolas (no había
minas de oro ni plata), insidiada por los portugueses traficantes de
esclavos, llena de peligros por las enfermedades, las fieras y las
desconfiadas tribus indígenas. Ahí permaneció casi 17 años y nos
ha dejado un valiosísimo testimonio sobre las culturas amazónicas de
esa región.
Francisco
Javier Éder nació en Banská Stiavnica, en 1727 (entonces parte del
Reino de Hungría, hoy en Eslovaquia). Se hizo jesuita a los 15 años
y llegó en 1751 al entonces Virreinato del Perú, siendo designado
para las misiones en la región de Moxos (hoy Beni, Bolivia).
Estuvo
en Lima, de paso hacia la actual Bolivia, y recorrió dos veces el
centro y sur del actual Perú, pero sus observaciones más valiosas
son sobre la parte amazónica en la actual frontera entre Bolivia y
Brasil, donde describe las creencias y costumbres de los distintos
grupos indígenas así como las novedosas plantas, insectos y
animales que encontró en aquella región.
Éder
estuvo en aquella misión hasta que se decretó la expulsión de los
jesuitas, y en abril de 1768 tuvo que emprender el viaje de retorno a
Europa, a su patria, donde pocos años después murió (Banská
Bystrica, 17 abril 1772).
De
vuelta en su patria, Éder había empezado a componer, a petición de
amigos, su “Descriptio Provinciae Moxitarum in Regno Peruano”, en
la que intentó volcar todos sus recuerdos y experiencias de sus años
como misionero en tierras americanas.
Pero,
por desgracia, la obra de Éder quedó inacabada (muchas secciones,
especialmente de la segunda parte, son casi meras anotaciones de
temas que seguramente pensaba desarrollar, a veces en desorden) e
inédita debido a su repentina muerte.
Mapa de la región de Moxos, dibujado por Binder a partir de un dibujo de Éder, que aparece en la edición de 1791. Imagen de Gallica, BNF. |
El
jesuita János Molnár tradujo al húngaro y publicó algunos
extractos (1783-1804). En 1791 el jesuita Pál Mako publicó en latín
una versión abreviada de las secciones que encontró mejor acabadas
y que le parecieron más interesantes y políticamente correctas
(esta es la edición que puede hallarse en Internet y es la que uso
aquí). (Nota agregada el 30/12/2016: ayer he hallado en Internet el manuscrito original del padre Éder y debo decir que la edición de Malko es una pálida sombra de lo que escribió Éder, al menos respecto a esta sección. Pronto espero publicar secciones del manuscrito original).
En 1888 el obispo y estudioso Nicolás Armentia publicó una traducción al castellano de la edición abreviada.
En 1888 el obispo y estudioso Nicolás Armentia publicó una traducción al castellano de la edición abreviada.
En
época actual el historiador Josep Barnadas (†
2014) publicó una traducción al castellano basada en el manuscrito
original, con una erudita introducción e índices, pero sin texto
latino (Cochabamba, Revista Historia Boliviana, 1985). En 2009 se ha
publicado una traducción del original latino al francés por Joseph
Laure, por desgracia tampoco presenta el texto latino (Missionnaire
en Amazonie. Récit du dix-huitième siècle d'un jésuite au Perou,
en Bolivie et dans les réductions indiennes, París, Harmattan).
Solo algunos capítulos en latín-francés han sido publicados en la
revista Acta Ethnographica Hungarica.
A
continuación algunos pasajes que reflejan como quedaron Lima y los
limeños retratados en la mente curiosa de este jesuita húngaro.
Todos los textos son de la edición de 1791, de la primera parte,
capítulo primero. Conservo la ortografía que aparece en esa
edición.
El emplazamiento de la urbe limeña es
agradable en sí mismo pero le agrega más gracia el verdor de los
árboles, huertos y campos existentes, así como por las aguas del
río derivadas por medio de canales por todas partes.
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Situs limanae urbis tum per sese amoenus est,
tum haud parvam consequitur gratiam a virore adsitarum arborum,
hortorum et camporum, ab aquis item e fluvio canalium ope quaqua
versus derivatis.
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Además la cercanía de [otros] poblados, ante
todo el puerto del Callao, distante a solo dos leguas, hace que
Lima abunde de productos de todo género, no solo americanos, sino
incluso europeos.
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Vicinitas porro oppidorum, cumprimis autem
portus Callao, duabus duntaxat leucis sejuncti, illud efficit ut
Lima, non americanis modo, sed etiam europaeis mercibus generum
omnium [p. 9] abundet.
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Y la tierra no respondería con avaricia al
agricultor, si no fuese que toda la energía de sus pobladores se
consume únicamente en la minería.
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Neque gleba ipsa avare responderet
colono, nisi omnis incolarum industria unice in eruendis metallis
consumeretur.
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Luego
enumera dos azotes que flagelan Lima: los terremotos y el “inmenso
ejército” de piques (o niguas, una especie de pulga que se
introduce bajo la piel, especialmente en los pies).
Luego
anota que aunque dentro de sus muros podrían vivir 600 mil
habitantes, sin embargo la población no supera las 60 mil personas.
Y agrega sobre la diversidad racial:
..... Entre ellos se estima que son unos seis
mil los españoles sin ninguna mezcla racial con los indígenas.
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[p. 10] .... Hos inter hispani, nulla
sanguinis communione cum barbaris permisti, ad sex mille
censentur.
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Aquellos, que proceden de matrimonios mixtos
entre españoles, indios y africanos, forman la restante multitud
que es de tal variedad de colores y nombres que es difícil
incluso enumerarlos.
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Reliquam turbam illi conficiunt, qui e confusis
hispanorum, indorum ac aethiopum conjugiis orti sunt, tanta
colorum et nominum varietate ut vel enumerare operosum sit.
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Luego
observa que las casas están hechas de madera a causa de los
frecuentes terremotos y que los techos son planos y sin ninguna clase
de mortero a causa de la ausencia de lluvias.
Y
sobre las calles y el tránsito:
..... Las calles no están adoquinadas; por
eso, para evitar el polvo, así como el ardor del sol, y los
hostiles insectos, todos, incluso los pobladores poco adinerados,
conducen carros que tienen solo dos ruedas y tirados por un mulo.
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[p. 11] ... Plateae caementis instratae
non sunt; quare ad vitandos pulveres, solis item ardorem, et
infesta animalcula, omnes, etiam mediocris fortunae incolae,
praejuncto mulo, vectantur essedis, duabus duntaxat rotis
instructis.
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El número de tales vehículos fácilmente
supera los seis mil.
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Numerus hujusmodi vehiculorum sex mille facile
aequat.
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Y
sobre el gusto de los limeños por el arte y su generosidad con los
artistas extranjeros:
Respecto a la índole de los limeños, ella
está inclinada a todo el saber.
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Quod ad limanorum indolem adtinet, est ea ad
omnem humanitatem informata.
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Admirablemente entienden de pintura, música y
las demas artes, y en las que ellos ignoran, acogen a los peritos
en ellas con peculiar benevolencia, incluso munificencia.
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Mire capiuntur pictura, musica ceterisque
artibus, quas cum ipsi ignorent, peritos earundem [p. 12]
peculiari benevolentia, immo etiam munificentia, complectuntur.
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..... En verdad los limeños merecen esta
dignísima alabanza: que todos ellos auxilian con empeño a esta
clase de forasteros.
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..... Habent enim limani hoc laude dignissimum:
quod hujusmodi advenis certatim omnes opitulentur.
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Luego
describe el lujo de las casas y la ostentación que se hace en los
convites “in Europa ipsa inaudito”, y la gran cantidad de adornos
y objetos de oro y plata, así como las exorbitantes sumas que las
mujeres gastaban en arreglarse.
Le
sorprende la vivacidad de ingenio de los niños:
...... A menudo son de ingenio precoz, de modo
que los niños de cinco o seis años no tienen menos raciocinio
que los nuestros de diez años.
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[p. 14] .... Ingenio plerumque sunt
praecoce, ita ut quinquennes aut sexennes pueri bilustribus
nostris usu rationis non cedant.
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No es nada raro que los más aventajados acaben
las letras y la filosofía a los trece años de edad, e incluso
que hagan defensas públicas.
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Literas mansuetiores una cum philosophia tertio
decimo aetatis anno absolvere, ac publice etiam propugnare, res
est minime infrequens.
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Lamenta
el autor que este ingenio se pierda y que todo se consuma en la
minería y el comercio.
Por
último destaca la atracción hacia lo novedoso:
..... Si algo nuevo se importa de Europa, sean
unos cuchillos o unas tijeras más elegantes, sean unas cajitas de
una forma todavía no vista, y otras mercaderías de ese tipo,
verás a toda la ciudad, como sacudida de sus bases, acudir en
masa.
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[p. 15] .... Siquid ex Europa advehatur
novi, si cultelli vel forficulae politiores, si pyxides formae
nondum visae, et aliae idmodi merces, videas urbe tota, veluti
sedibus emota, concursari.
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Nadie se siente contento si no ha obtenido, al
precio que sea, alguno de aquellos objetos deleitables.
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Nemo se felicem reputat sine rebus hujusmodi
ludicris, quantovis pretio, redimendis.
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Este autor vio un cofrecito, hecho de cartón,
y que entre nosotros sería de poquísimo valor, que fue adquirido
al precio de ciento sesenta florines.
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Vidit autor noster pyxidem, e papyro confectam,
ac apud nos vilissimam, redemtam fuisse pretio florenorum centum
sexaginta.
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Gracias por compartir la información ...Saludos
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