Para compensar el febril relato del Malleus maleficarum, que vimos hace unas semanas y sepamos que existieron voces que intentaron abordar el tema de la magia con un poco de cabeza fría veamos un texto del valenciano Benito Pereira (Valencia
1535 - Roma 1610), jesuita, profesor de filosofía y teología.
En
sus escritos se advierte ese esfuerzo racionalizador, que será uno
de los sellos característicos de la enseñanza jesuita en los siglos
siguientes. Se ocupó en especial de física y meteorología desde el
punto de vista de la filosofía aristotélica, y es notable su
énfasis en la importancia de la experimentación y la razón en el
estudio de la naturaleza. Además escribió un tratado De Magia,
sobre el cual veremos un fragmento.
Puede parecer extraño
para los lectores de hoy, pero en la Antigüedad y la Edad Media era
habitual conectar esos temas filosóficos con la magia y la
astrología. Aunque los filósofos griegos ya habían propuesto que
el mundo estaba formado por átomos y se barajaban 4 elementos
esenciales (agua, tierra, aire, fuego) los elementos y
transformaciones químicas les eran completamente desconocidas. Eso
originó las más variopintas teorías sobre fenómenos naturales y
los pequeños éxitos de alquimistas, herbolarios, etc., fueron
explicados a veces como "magia natural", a veces por la participación
de un poder sobrenatural. Está claro que junto a los que entraban en
este terreno con espíritu científico, también habían muchos más
que entraban por motivaciones esotéricas, creyendo firmemente que
los astros o los espíritus podían darles conocimientos y poderes
sobrehumanos.
Benito Pereira se esfuerza por separar lo ilusorio y
fantástico de lo real y posible. Dice que quiere separar la magia
"naturalem et veram, ex occultis rerum naturis et virtutibus
profectam" [p. 1] de aquella "daemonumque fraudibus et
maleficiis implicatam". Y aunque reconoce que el demonio puede
estar detrás de muchos portentos, sin embargo incluso eso trata de
delimitarlo pues el recurso al demonio no es una explicación que
valga para todo. Dicho de otro modo: no es cierto todo lo que los
magos afirman poder realizar, incluso en el caso que tuviesen ayuda
del demonio, pues éste también está sometido a las leyes que Dios
ha fijado firmemente en el mundo material (razones
filosófico-científicas) y en el mundo sobrenatural (razones
teológicas).
Benito Pereira, Adversus fallaces et
superstitiosas artes, id est, de magia, de observatione somniorum et
de divinatione astrologica libri tres, cap. 11 (De necromantia),
Ingolstadii, 1591.
[p. 67] Pero no se debe dudar que son ilusorias y
falsas todas estas apariciones de muertos, que se hacen por el
arte nigromántica: pues es evidente que la mayoría son fingidas
por los mismos nigromantes o por otros.
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[p. 67] ... Verum has omnes mortuorum, quae arte
necromantica fiunt, apparitiones vanas et fallaces esse, non est
dubitandum: plerasque enim ab ipsis necromantis aliisve fictas
esse compertum est.
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Sin embargo si realmente ha ocurrido, en esos
casos se debe juzgar que no aparecieron las almas de los difuntos
a los vivos, sino que los mismos demonios se manifestaron a los
nigromantes o a los que les consultaban, iguales, digo, de
vestimenta, aspecto, edad, voz y carácter, que tenían los
muertos en otro tiempo, cuando estaban entre los vivos.
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Si quae autem revera contigerunt, in his
existimandum est, non animas defunctorum apparuisse vivis, sed
ipsos daemones tales se ostendisse necromantis, vel eos
consulentibus , tales, inquam, habitu, specie, aetate, voce et
affectu, quales fuerant olim mortui, cum inter vivos versarentur.
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Yo considero esta opinión como indudablemente
cierta, [pues] estoy convencido por razones, testimonios y
pruebas. Una razón ni oscura ni débil es aquélla por la cual
santo Tomás confirma esto mismo en la [Suma Teológica,] primera
parte, cuestión 117, artículo 4. El alma separada -dice- por su
virtud natural no puede mover ningún cuerpo ...
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Hanc ego opinionem ut procul dubio veram putem,
rationibus testimoniisque et experimentis adducor. Ratio nec
obscura nec sane infirma sit ea, qua S. Thomas prima parte,
quaest. 117, art. 4, hoc ipsum confirmat. Non potest, inquit,
anima separata, naturali virtute sua, movere aliquod corpus ....
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Por eso las almas de los difuntos ni pueden
asumir cuerpos ni con ellos presentarse a los vivos. Además, las
nigromantes no tienen poder ni autoridad sobre las almas de los
difuntos que están en el cielo, ni de los que están en el
purgatorio; pues no conviene ni está bien que las almas de los
santos estén sometidas a las impías artes de las nigromantes; ni
de los que están en el infierno, pues estando allí arrojadas por
Dios como en una cárcel, para sufrir las penas eternas de sus
crímenes, [p.68] luego por ningún poder pueden levantarse ni
salir sin el mandato de Dios...
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Quare animae defunctorum, nec assumere corpora,
nec cum illis ad vivos venire possunt. Deinde, necromantae non
habent vim et imperium in animas defunctorum quae sunt in coelo,
nec quae sunt in purgatorio; non enim convenit aut decet animas
sanctorum, impiis necromantarum artibus subiacere; neque in animas
quae sunt in inferno, nam cum illuc sint a Deo tanquam in carcerem
detrusae, ut aeternas scelerum suorum poenas luant [p. 68] nulla
inde vi possunt efferri, nec nisi Dei mandato egredi ....
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No niego que las almas que están en el
purgatorio a veces hayan aparecido a los vivos: pues esto san
Gregorio en el Cuarto libro de Diálogos lo prueba con algunos
ejemplos claros. Y sin duda no niego que también las almas
benditas de los mártires o de otros santos bajen a la tierra para
traer su apoyo y consuelo a los hombres que imploran su
auxilio....
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Non inficior, animas quae sunt in Purgatorio,
nonnunquam apparuisse vivis: id enim beatus Gregorius in Quarto libro
Dialogorum nonnullis et quidem certis probat exemplis. Nec equidem
nego, etiam animas beatas vel martyrum vel aliorum sanctorum,
descendere in terras hominibus eorum auxilium implorantibus, opem
et solatium laturas....
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En el s. XVI y XVII las
modernas ciencias de la naturaleza dieron sus primeros pasos y se
independizaron de la teología y la filosofía y hoy no podríamos
entender nuestra vida sin los descubrimientos proporcionados por la
física y la química. Sin embargo muchas personas siguen buscando en
la magia la seguridad para sus vidas. Quizás ya no buscan allí el
filtro de la eterna juventud ni la piedra filosofal, pero siguen
esperando ayuda en lo que ni las religiones oficiales ni la ciencia
les han podido ofrecer certeza: ¿qué pasará mañana? ¿me amará?:
las pequeñas cuestiones de nuestra vida diaria: salud, dinero y
amor. Cuestiones intrascendentes pero importantísimas para cada individuo, porque sólo se
tiene a sí mismo.
Interesante publicación, hermano. Yo creía que no existía la magia y que era pura fantasía de la edad medieval y del oscurantismo. Pero cuando estuve separado de Dios y la santa Iglesia, la magia me encontró a mí y fue una experiencia horrible, sufrí tormentos demoníacos. Gracias a Dios he vuelto a la senda del Señor a través de la santa Iglesia Católica, ¡cuán grande es el amor y misericordia de Dios! Dios lo bendiga y nuestra Virgen Santísima lo cubra con su precioso manto.
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