jueves, 31 de marzo de 2016

Francisco Javier Éder: Lima del s. XVIII


El año 1751 desembarcaba en el puerto del Callao un joven sacerdote jesuita húngaro. Su destino eran las misiones en la región amazónica sureña del entonces Virreinato del Perú, una región poco conocida, desdeñada por las autoridades españolas (no había minas de oro ni plata), insidiada por los portugueses traficantes de esclavos, llena de peligros por las enfermedades, las fieras y las desconfiadas tribus indígenas. Ahí permaneció casi 17 años y nos ha dejado un valiosísimo testimonio sobre las culturas amazónicas de esa región.
Francisco Javier Éder nació en Banská Stiavnica, en 1727 (entonces parte del Reino de Hungría, hoy en Eslovaquia). Se hizo jesuita a los 15 años y llegó en 1751 al entonces Virreinato del Perú, siendo designado para las misiones en la región de Moxos (hoy Beni, Bolivia).
Estuvo en Lima, de paso hacia la actual Bolivia, y recorrió dos veces el centro y sur del actual Perú, pero sus observaciones más valiosas son sobre la parte amazónica en la actual frontera entre Bolivia y Brasil, donde describe las creencias y costumbres de los distintos grupos indígenas así como las novedosas plantas, insectos y animales que encontró en aquella región.
Éder estuvo en aquella misión hasta que se decretó la expulsión de los jesuitas, y en abril de 1768 tuvo que emprender el viaje de retorno a Europa, a su patria, donde pocos años después murió (Banská Bystrica, 17 abril 1772).
De vuelta en su patria, Éder había empezado a componer, a petición de amigos, su “Descriptio Provinciae Moxitarum in Regno Peruano”, en la que intentó volcar todos sus recuerdos y experiencias de sus años como misionero en tierras americanas.
Pero, por desgracia, la obra de Éder quedó inacabada (muchas secciones, especialmente de la segunda parte, son casi meras anotaciones de temas que seguramente pensaba desarrollar, a veces en desorden) e inédita debido a su repentina muerte.
Mapa de la región de Moxos, dibujado por Binder a partir de un dibujo de Éder, que aparece en la edición de 1791. Imagen de Gallica, BNF.

El jesuita János Molnár tradujo al húngaro y publicó algunos extractos (1783-1804). En 1791 el jesuita Pál Mako publicó en latín una versión abreviada de las secciones que encontró mejor acabadas y que le parecieron más interesantes y políticamente correctas (esta es la edición que puede hallarse en Internet y es la que uso aquí). (Nota agregada el 30/12/2016: ayer he hallado en Internet el manuscrito original del padre Éder y debo decir que la edición de Malko es una pálida sombra de lo que escribió Éder, al menos respecto a esta sección. Pronto espero publicar secciones del manuscrito original).
En 1888 el obispo y estudioso Nicolás Armentia publicó una traducción al castellano de la edición abreviada.
En época actual el historiador Josep Barnadas ( 2014) publicó una traducción al castellano basada en el manuscrito original, con una erudita introducción e índices, pero sin texto latino (Cochabamba, Revista Historia Boliviana, 1985). En 2009 se ha publicado una traducción del original latino al francés por Joseph Laure, por desgracia tampoco presenta el texto latino (Missionnaire en Amazonie. Récit du dix-huitième siècle d'un jésuite au Perou, en Bolivie et dans les réductions indiennes, París, Harmattan). Solo algunos capítulos en latín-francés han sido publicados en la revista Acta Ethnographica Hungarica.

A continuación algunos pasajes que reflejan como quedaron Lima y los limeños retratados en la mente curiosa de este jesuita húngaro. Todos los textos son de la edición de 1791, de la primera parte, capítulo primero. Conservo la ortografía que aparece en esa edición.

El emplazamiento de la urbe limeña es agradable en sí mismo pero le agrega más gracia el verdor de los árboles, huertos y campos existentes, así como por las aguas del río derivadas por medio de canales por todas partes.
Situs limanae urbis tum per sese amoenus est, tum haud parvam consequitur gratiam a virore adsitarum arborum, hortorum et camporum, ab aquis item e fluvio canalium ope quaqua versus derivatis.
Además la cercanía de [otros] poblados, ante todo el puerto del Callao, distante a solo dos leguas, hace que Lima abunde de productos de todo género, no solo americanos, sino incluso europeos.
Vicinitas porro oppidorum, cumprimis autem portus Callao, duabus duntaxat leucis sejuncti, illud efficit ut Lima, non americanis modo, sed etiam europaeis mercibus generum omnium [p. 9] abundet.
Y la tierra no respondería con avaricia al agricultor, si no fuese que toda la energía de sus pobladores se consume únicamente en la minería.
Neque gleba ipsa avare responderet colono, nisi omnis incolarum industria unice in eruendis metallis consumeretur.

Luego enumera dos azotes que flagelan Lima: los terremotos y el “inmenso ejército” de piques (o niguas, una especie de pulga que se introduce bajo la piel, especialmente en los pies).
Luego anota que aunque dentro de sus muros podrían vivir 600 mil habitantes, sin embargo la población no supera las 60 mil personas. Y agrega sobre la diversidad racial:

..... Entre ellos se estima que son unos seis mil los españoles sin ninguna mezcla racial con los indígenas.
[p. 10] .... Hos inter hispani, nulla sanguinis communione cum barbaris permisti, ad sex mille censentur.
Aquellos, que proceden de matrimonios mixtos entre españoles, indios y africanos, forman la restante multitud que es de tal variedad de colores y nombres que es difícil incluso enumerarlos.
Reliquam turbam illi conficiunt, qui e confusis hispanorum, indorum ac aethiopum conjugiis orti sunt, tanta colorum et nominum varietate ut vel enumerare operosum sit.

Luego observa que las casas están hechas de madera a causa de los frecuentes terremotos y que los techos son planos y sin ninguna clase de mortero a causa de la ausencia de lluvias.
Y sobre las calles y el tránsito:

..... Las calles no están adoquinadas; por eso, para evitar el polvo, así como el ardor del sol, y los hostiles insectos, todos, incluso los pobladores poco adinerados, conducen carros que tienen solo dos ruedas y tirados por un mulo.
[p. 11] ... Plateae caementis instratae non sunt; quare ad vitandos pulveres, solis item ardorem, et infesta animalcula, omnes, etiam mediocris fortunae incolae, praejuncto mulo, vectantur essedis, duabus duntaxat rotis instructis.
El número de tales vehículos fácilmente supera los seis mil.
Numerus hujusmodi vehiculorum sex mille facile aequat.

Y sobre el gusto de los limeños por el arte y su generosidad con los artistas extranjeros:

Respecto a la índole de los limeños, ella está inclinada a todo el saber.
Quod ad limanorum indolem adtinet, est ea ad omnem humanitatem informata.
Admirablemente entienden de pintura, música y las demas artes, y en las que ellos ignoran, acogen a los peritos en ellas con peculiar benevolencia, incluso munificencia.
Mire capiuntur pictura, musica ceterisque artibus, quas cum ipsi ignorent, peritos earundem [p. 12] peculiari benevolentia, immo etiam munificentia, complectuntur.
..... En verdad los limeños merecen esta dignísima alabanza: que todos ellos auxilian con empeño a esta clase de forasteros.
..... Habent enim limani hoc laude dignissimum: quod hujusmodi advenis certatim omnes opitulentur.

Luego describe el lujo de las casas y la ostentación que se hace en los convites “in Europa ipsa inaudito”, y la gran cantidad de adornos y objetos de oro y plata, así como las exorbitantes sumas que las mujeres gastaban en arreglarse.
Le sorprende la vivacidad de ingenio de los niños:

...... A menudo son de ingenio precoz, de modo que los niños de cinco o seis años no tienen menos raciocinio que los nuestros de diez años.
[p. 14] .... Ingenio plerumque sunt praecoce, ita ut quinquennes aut sexennes pueri bilustribus nostris usu rationis non cedant.
No es nada raro que los más aventajados acaben las letras y la filosofía a los trece años de edad, e incluso que hagan defensas públicas.
Literas mansuetiores una cum philosophia tertio decimo aetatis anno absolvere, ac publice etiam propugnare, res est minime infrequens.

Lamenta el autor que este ingenio se pierda y que todo se consuma en la minería y el comercio.
Por último destaca la atracción hacia lo novedoso:

..... Si algo nuevo se importa de Europa, sean unos cuchillos o unas tijeras más elegantes, sean unas cajitas de una forma todavía no vista, y otras mercaderías de ese tipo, verás a toda la ciudad, como sacudida de sus bases, acudir en masa.
[p. 15] .... Siquid ex Europa advehatur novi, si cultelli vel forficulae politiores, si pyxides formae nondum visae, et aliae idmodi merces, videas urbe tota, veluti sedibus emota, concursari.
Nadie se siente contento si no ha obtenido, al precio que sea, alguno de aquellos objetos deleitables.
Nemo se felicem reputat sine rebus hujusmodi ludicris, quantovis pretio, redimendis.
Este autor vio un cofrecito, hecho de cartón, y que entre nosotros sería de poquísimo valor, que fue adquirido al precio de ciento sesenta florines.
Vidit autor noster pyxidem, e papyro confectam, ac apud nos vilissimam, redemtam fuisse pretio florenorum centum sexaginta.