Este es el cuarta (y
última) entrada que dedicamos a la leyenda de la Papisa Juana. Hemos
visto los testimonios escritos más antiguos que se conservan y su
multiforme desarrollo a lo largo del s. XIV, cuando alcanzó
su máximo auge. No repasaremos las primeras voces críticas en el s.
XV y las primeras refutaciones formales del s. XVI y su reaparición
en el mundo protestante.
Para este última
entrada he escogido una versión de la leyenda que aparece en una
hoja agregada a un manuscrito del s. XIV, según dice el editor del
Chronicon de Martín de Opava: “haec leguntur alia manu
conscripta in schedula assuta in cod. 8” (i. e. biblioth. regiae
Berolinensis, mss. lat. 4, n. 70, f. 141v - 224v, s. XIV).
Lo peculiar de esta
versión de la leyenda es que aquí Juana no muere en el parto, sino
que entra a un convento donde vive en penitencia, afirmando el autor
que en su tumba se obran muchos milagros, y que incluso su hijo llegó
a ser obispo.
Es el más sorprendente desarrollo de la leyenda y (creo yo) expresión genuinamente popular. Aquí el final de castigo es reemplazado por la redención: el oyente no quiere el final trágico y desesperado de la heroína; es más agradable pensar que ella se arrepintió y pudo ver a su hijo convertido en obispo, e incluso que Dios la perdonó, prueba de lo cual son los milagros obrados en su tumba: engañó a todo el mundo, destacó en sabiduría, ocupó el papado, y al final también logró evitar el castigo divino: es el encumbramiento del ingenio, de nuestra ingenua fe que de algún modo, sea lo que sea que hagamos o nos ocurra, al final siempre nos libraremos y todo saldrá bien. Nos gusta condenar enfáticamente el mal, y se espera que tras el delito llegue un castigo, pero cuando el gusto popular detecta que el delito consiste básicamente en tomarle el pelo a los ricos, sabios, santurrones y poderosos, en el fondo simpatiza con la heroína y quiere que viva y triunfe.
Es el más sorprendente desarrollo de la leyenda y (creo yo) expresión genuinamente popular. Aquí el final de castigo es reemplazado por la redención: el oyente no quiere el final trágico y desesperado de la heroína; es más agradable pensar que ella se arrepintió y pudo ver a su hijo convertido en obispo, e incluso que Dios la perdonó, prueba de lo cual son los milagros obrados en su tumba: engañó a todo el mundo, destacó en sabiduría, ocupó el papado, y al final también logró evitar el castigo divino: es el encumbramiento del ingenio, de nuestra ingenua fe que de algún modo, sea lo que sea que hagamos o nos ocurra, al final siempre nos libraremos y todo saldrá bien. Nos gusta condenar enfáticamente el mal, y se espera que tras el delito llegue un castigo, pero cuando el gusto popular detecta que el delito consiste básicamente en tomarle el pelo a los ricos, sabios, santurrones y poderosos, en el fondo simpatiza con la heroína y quiere que viva y triunfe.
Interpolación (fin
del s. XIV o principios del XV) en el Chronicon de Martín de
Opava, en MGH, SS, t. 22, p. 428-429.
Aquí no se debe olvidar que Juan, el inglés,
maguntino de cuna, se sentó [en la sede papal] ... años, 5 meses
y 4 días; y [después la sede] estuvo vacante 1 mes y 3 días.
|
Hic pretermittendum non est quod Iohannes
Anglicus, nacione maguntinus, sedit annis ...., mensibus 5, diebus
4; et cessauit mense 1, diebus 3.
|
Ella, siendo una muchacha, fue llevada a Atenas
por un amante suyo. Ahí vistió ropa de hombre de modo que todos
la creyeron varón.
|
Hec, puella existens, a quodam suo amasio
Athenis ducta. Ibi in habitu hominis conuersa ita quod ab omnibus
masculus crederetur.
|
De tal modo progresó en las artes liberales y
en el estudio de las ciencias que no tenía igual en ningún
saber.
|
In arcium liberalium studio et aliis scienciis
sic profecit quod parem in omni sciencia non inueniebat.
|
Y, viniendo a Roma, enseñaba de modo tan
egregio la tercera parte del trivio que los maestros de retórica
de Roma se consideraban discípulos de él entre todos los
filósofos.
|
Romamque ueniens, triuii partem terciam sic
egregie legebat quod, inter philosophos, urbis Rome rethorice
magistri sibi discipuli censebantur.
|
Y en el cuadrivio mostraba su excelencia no
solo de palabra sino por la realización de muchas maravillas. Por
su arte y consejo muchos prodigios se hacían en Roma.
|
In quadriuio uero non tantum sermone sed
plurium mirabilium opera se excellentem monstrabat. Cuius arte et
concilio multa de mirabilius Rome fiebant.
|
Finalmente este, elegido papa por unanimidad,
superaba a sus predecesores en saber, conducta y obras.
|
Hic tandem unanimiter in papam electus,
sciencia, moribus et gestu predecessoribus preminebat.
|
Pero al fin, vencida por la fragilidad
femenina, fue preñada por cierto diácono, secretario suyo.
|
Tandem tamen, fragilitate feminea deuicta, a
quodam dyacono, secretario suo, impregnata est.
|
Y ya que ignoraba el tiempo del parto, mientras
venía del Laterano hacia San Pedro, en la vía que lleva al
Coliseo, asaltada por los dolores del parto, parió en medio del
camino.
|
Et cum ignorasset tempus partus, ueniendo de
Laterano uersus Sanctum Petrum, in uia que ducit ad Colliseum,
angustiis partus correpta, in media uia peperit.
|
En memoria de lo cual hasta hoy permanece una
inscripción en piedra, y aquella vía se llamó “calle de la
papisa”.
|
Cuius memoria in lapidibus sculpta usque hodie
manet, uocatusque uicus ille “uicus papisse”.
|
Ella, tras ser recluida en un convento y tomar
los hábitos, vivió tan entregada a la penitencia que su hijo
llegó a ser obispo de Ostia.
|
Ipsa uero, in continenti deposita et religionis
habitu suscepto, tam diu sub penitencia uixit, quod filius eiusdem
episcopus Hostiensis effectus est.
|
Ella, viendo en sus últimos días que iba a
morir, ordenó que se le enterrase en el lugar que parió.
|
Que, cum ad dies ultimos se morituram uidisset,
precepit se in eo loco quo peperit, sepeliri.
|
Pero su hijo, no queriendo tolerar tal cosa,
trasladando su cuerpo a Ostia, la enterró de modo honorífico en
la iglesia mayor. Y por los méritos de ella hasta el día de hoy
Dios opera muchos milagros.
|
Quod tamen filius eius nolens tolerare, corpus
eius, apud Hostiam deferens, in maiori ecclesia honorifice
tumulauit. Cuius meritis Deus usque in hodiernum diem plurima
operatur miracula.
|
Pero ya que la genealogía de las mujeres no se
inscribe en la historia sagrada, por eso en las crónicas ella no
es enumerada entre los papas.
|
Sed quia mulierum genealogia in sacra scriptura
non texitur, ideo in cronicis inter papas non enumeratur.
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario