Desde principios del s.
V, mientras el imperio romano se derrumbaba en Europa continental,
también la Britania romana, abandonada a su suerte, se fue
hundiendo, por la anarquía local, por las incursiones de los temidos
pictos del norte y por la aplastante invasión de los sajones. Al
final de este proceso de descomposición surgieron decenas de
pequeños reinos efímeros que vivieron en constante guerras y
alianzas con sus vecinos. Poquísimos e insuficientes son los
testimonios escritos que existen de esta época turbulenta, que con
razón es llamada "la Edad Oscura" de Inglaterra, hasta el
punto que los historiadores reconocen su incapacidad para fijar con
seguridad una cronología de los hechos y personajes de ese siglo y
el siguiente.
Precisamente en este
período nebuloso es cuando aparece la figura de Merlín. Aunque
parece que hubieron distintos antiguos relatos, sin embargo fue
recién en el s. XII cuando Geoffrey de Monmouth (†
1155) forjó las líneas básicas del personaje, primero en un breve
escrito titulado Prophetiae Merlini, que luego fue incorporado
en gran parte a su más extensa Historia regum Britanniae, en
la que añade otras muchas anécdotas y hazañas de Merlín, y
finalmente en un poema en hexámetro titulado Vita Merlini.
Investigando en estos escritos los estudiosos creen entrever diversos
personajes (algunos históricos) y motivos del folclore del norte de
Inglaterra que habrían sido fusionados y re-elaborados según las
tradiciones del sur, o por el mismo Geoffrey o por otros antes que
él. Incluso muchos creen que el nombre "Merlinus" fue
acuñado por Geoffrey, pues el usual equivalente galo "Myrddin",
aunque testimoniado por escrito en el s. XIII y que quizás se
remonta al s. X, sin embargo nunca fue usado como nombre personal
durante la Edad Media y en general nunca se usó, fuera de las
leyendas sobre el rey Arturo, hasta el s. XVII.
Merlín, junto con otros
personajes del ciclo artúrico, rápidamente se volvió muy popular y
en cada región se fueron añadiendo nuevas anécdotas o
características, exaltándolo sobre todo como profeta. De hecho en
la España cristiana medieval corrieron muchas profecías atribuidas
a Merlín en las que se anunciaba la llegada de un rey mesiánico que
expulsaría a los moros y prepararía al pueblo para el fin del
mundo.
A continuación os
presento unos fragmentos (para no alargar demasiado) de una anécdota
de Merlín como hábil ingeniero: el rey de los bretones, Aurelius Ambrosius, una vez
derrotados todos sus enemigos, quiere levantar un monumento funerario
cerca de Salisbury en honor de ciertos nobles patriotas asesinados a
traición por el rey sajón Hengist. Pero ningún artesano se siente
a la altura del gran proyecto. Entonces Tremounus, arzobispo de
Caerleon, sugiere al rey que encomiende la tarea al profeta Merlín.
El rey lo manda llamar y Merlín aconseja traer la "Ronda de los gigantes" (que no es otra cosa que el monumento prehistórico de
Stonehenge), que se supone fueron llevadas por los gigantes desde
África hasta el mítico monte Killaraum, en Irlanda.
Merlín le respondió: "Si queréis decorar
la sepultura de estos varones con un monumento perpetuo, manda por
la "Ronda de los gigantes" que está en el monte
Killaraum de Irlanda. Pues ahí hay una construcción de piedra
que nadie de este tiempo construiría si no posee el arte de la
mecánica. Las piedras son grandes y no ceden ante la fuerza de
nadie: si ellas son puestas del mismo modo en que fueron puestas
en círculo, permanecerán para siempre".
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Cui Merlinus: "Si perpetuo opere sepulturam
virorum decorare volueris, mitte pro "Chorea gigantum",
quae est in Killarao, monte Hyberniae. Est etenim ibi structura
lapidum, quam nemo huius aetatis construeret, nisi ingenium artem
subvectaret. Grandes sunt lapides, nec est aliquis cuius virtuti
cedant: qui si eo modo quo ibi positi sunt, circa plateam
locabuntur, stabunt in aeternum".
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Ante estas palabras de Merlín, Aurelio soltó
una carcajada, diciendo cómo podría conseguir que se trajesen
tamañas piedras desde un reino tan lejano, como si Bretaña
careciese de piedras que fuesen aptas para una construcción.
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Ad ea verba Merlini solutus est Aurelius in
risum, dicens qualiter id fieri posset, ut tanti lapides ex tam
longinquo regno adveherentur, ac si Britannia lapidibus careret,
qui ad operationem sufficerent.
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Ante esto Merlín dijo: "Oh rey, no rías
frívolamente, porque yo digo eso sin ligereza. Las piedras son
mágicas y útiles para diversos medicamentos. Los gigantes
antiguamente las transportaron desde los últimos confines de
África y las pusieron en Irlanda, mientras la habitaron. La razón
era para construir con ellas un balneario, cuando eran aquejados
por alguna enfermedad. Pues lavaban las piedras y vertían [el
agua] dentro de la bañera, con lo cual los enfermos sanaban.
También lo mezclaban con preparados de hierbas, con lo cual
curaban las heridas. No hay ahí una piedra que no sea medicinal".
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Ad haec Merlinus: "Ne moveas rex vanum
risum, quia haec absque vanitate profero. Mystici sunt lapides et
ad diversa medicamenta salubres. Gigantes olim asportaverunt eos
ex ultimis finibus Africae, et posuerunt in Hybernia, dum eam
inhabitarent. Erat autem causa, ut balnea intra illos conficerent,
cum infirmitate gravarentur. Lavabant namque lapides et intra
balnea diffundebant, unde aegroti curabantur. Miscebant etiam cum
herbarum confectionibus, unde vulnerati sanabantur. Non est ibi
lapis, qui medicamento careat".
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Al escuchar esto los bretones decidieron enviar a
por las piedras y hacer la guerra al pueblo de Irlanda, si se lo impedían.
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Cum hoc audissent britones censuerunt pro lapibus
mittere populumque Hyberniae proelio infestare, si eos detinerent.
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Finalmente se elige a Uther Pendragón, hermano
del rey, y quince mil hombres armados para realizar esta empresa.
También se elige a Merlín mismo, para que lo que debía hacerse
se hiciese con su ingenio y consejo.
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Postremo eligitur Utherpendragon, frater regis,
et quindecim millia armatorum ut huic negocio pareant. Eligitur et
ipse Merlinus, ut ipsius ingenio et consilio agenda tractentur.
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Después, una vez preparadas las naves, se hacen a
la mar y con vientos favorables se dirigen a Irlanda.
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Paratis deinde navibus, mare ingrediuntur
prosperisque ventis Hyberniam adeunt.
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Una vez en Irlanda, Uther
Pendragón (el padre del futuro rey Arturo) derrota fácilmente al
rey Gillomanius, pero todavía les queda la difícil tarea de
transportar las gigantescas piedras, que todos contemplan admirados.
Estando todos así alrededor, se acercó Merlín
y dijo: "Usad vuestras fuerzas, jóvenes, para que moviendo
estas piedras sepáis si el ingenio cede ante la fuerza, o la
fuerza ante el ingenio".
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Circunstantibus ita cunctis, accessit Merlinus et
ait: "Utimini viribus vestris, iuvenes, ut in deponendo
lapides istos, sciatis utrum ingenium virtuti, an virtus ingenio
cedat".
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A su orden pues se entregaron unánimemente con
distintos medios e intentaron remover la "Ronda". Unos
prepararon cuerdas, otros sogas, otros escaleras, para realizar lo
que intentaban, pero no pudieron lograrlo de ningún modo.
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Ad imperium igitur eius indulserunt unanimiter
multimodis machinationibus et aggressi sunt "Choream"
deponere. Alii funes, alii restes, alii scalas paraverunt, ut quod
affectabant, perficerent, nec ullatenus perficere valuerunt.
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Habiendo fracasado todos, Merlín soltó una
carcajada y confeccionó sus maquinarias. Al fin, habiendo
colocado todo lo necesario, removió las piedras más fácilmente
de lo que se puede imaginar; y una vez tumbadas, hizo conducirlas
a las naves y embarcarlas.
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Deficientibus cunctis, solutus est Merlinus in
risum et suas machinationes confecit. Denique, cum quaeque
necessaria apposuisset, levius quam credi potest lapides deposuit:
depositos autem fecit deferri ad naves et introponi.
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Y así con gozo emprendieron la vuelta a Bretaña.
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Et sic cum gaudio in Britanniam reverti
coeperunt.
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Cuando se supo el exitoso
regreso de la expedición el rey ordenó que todo los dignatarios
civiles y religiosos y el pueblo se congregase en el monte Ambrius
(hoy Stonehenge, cerca de Amesbury) para la fiesta de Pentecostés.
Ahí la corte se reunió durante tres días y el rey repartió
dignidades entre sus seguidores y nombró obispos para sedes
vacantes.
Y una vez que zanjó estos y otros asuntos en su
reino, ordenó a Merlín erigir alrededor de la sepultura las
piedras que había traído de Irlanda. Y este, obedeciendo sus
ordenes, las erigió en torno a la sepultura, en el mismo orden en
que estuvieron puestas en el monte Killaraum de Irlanda, y
demostró que el ingenio prevalece sobre la fuerza.
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Cumque haec et caetera in regno suo statuisset,
praecepit Merlino lapides circa sepulturam erigere, quos ex
Hybernia asportaverat. At ille praeceptis eius obediens, eodem
modo quo in Killarao, monte Hyberniae, positi fuerant, erexit
illos circa sepulturam, et ingenium virtuti praevalere
comprobavit.
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Geoffrey de Monmouth, Historia regum
Britanniae, lib. 8, cap. 10 - 12.
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