martes, 30 de abril de 2019

San Vicente Ferrer, la trompeta del juicio final


El pasado 5 de abril se cumplieron 600 años de la muerte del valenciano Vicente Ferrer, sin duda el más exitoso orador entre finales del s. XIV e inicios del s. XV, que atrajo multitudes en España, Francia, y ciudades del norte de Italia, Suiza, Flandes y Bélgica. Este fraile dominico es uno de los muchos que a pesar de haber sido personajes ilustres de su tierra y más allá de sus fronteras, sin embargo hoy su recuerdo se difumina y poco a poco se desdibuja para la mayoría, quedando reducido a unos pocos tópicos folclóricos.
A partir de muchas conjeturas los estudiosos están de acuerdo actualmente en que debió nacer el 23 de enero de 1450. Hasta hoy se conserva en el centro histórico de Valencia la casa familiar donde nació, en el seno de una acomodada familia catalana que había emigrado a Valencia. A los 17 años toma el hábito en la Orden de Predicadores (dominicos) y pronto destacó por su inteligencia, devoción y elocuencia. En 1378 es ordenado sacerdote y por su fogosidad y eficacia en la predicación atrajo la atención de muchos, entre ellos el entonces cardenal Pedro de Luna (futuro Benedicto XIII o Papa Luna), que como legado del papa de Avignon defendía la legitimidad de este frente al papa de Roma. Este encuentro marcará decisivamente la vida de Vicente, implicándolo en las más delicadas cuestiones diplomáticas y políticas que aquejaban la Península y toda la Cristiandad.
Retablo de san Vicente Ferrer con san Sebastian y san Roque. Museo de la ciudad de Rimini (Italia). Foto de JoJan en Wikimedia Commons
En 1380 Vicente acompaña a Pedro de Luna en su viaje por las cortes de Aragón, Navarra, Castilla y Portugal y en los años siguientes lo vemos alternando su oficio de predicador popular con misiones diplomáticas junto a Pedro de Luna. En 1394 este astuto cardenal se convierte en papa de Avignon con el nombre de Benedicto XIII y al año siguiente manda llamar a Vicente a la corte papal y lo nombra su confesor privado, penitenciario apostólico y maestro del sacro palacio. Parecía que Vicente podía quedar atrapado en las telarañas de la vida cortesana y burocrática, pero su vida toma otro rumbo cuando sufre una grave fiebre (octubre 1398) y tiene una visión en la que Cristo acompañado de santo Domingo, san Francisco y los ángeles le manda convertirse en pregonero del evangelio. También debió influir su ánimo la postura del rey de Francia, que harto de la negativa de Benedicto XIII a renunciar para solucionar el cisma, intentó tomar por asalto el castillo de Avignon a finales de ese año. Sea como sea, Vicente primero deja el palacio papal y se retira al convento de su Orden en Avignon y aunque todavía realiza algunas misiones diplomáticas en nombre del papa Luna, a partir de noviembre de 1399 abandona Avignon y se entrega de lleno a una infatigable predicación itinerante que lo llevará por media Europa. A partir de entonces Vicente se fue distanciando física e ideológicamente del papa Luna, que en sus momentos de debilidad prometía dejar el papado, solo para ganar tiempo y obtener una posición más fuerte y luego cerrar toda solución declarándose único papa legítimo, cegado por su propia ambición y testarudez.
Vicente iba de pueblo en pueblo a pie, sin ninguna pompa y despojado de toda riqueza o provisiones, queriendo cumplir literalmente el mandato de Cristo. Su mensaje general era de penitencia ante la cercanía del terrible juicio final de Dios, y en especial fustigaba con dureza a clérigos y religiosos para reformar la Iglesia. Su preocupación no solo se limitaba a cuestiones íntimas del alma sino a las lacras sociales que flagelaban la sociedad de su época. Así funda en 1410 una cofradía para atender a los niños huérfanos y abandonados de Valencia (que prosigue su obra hasta hoy en el Colegio imperial niños huérfanos san Vicente Ferrer). Dos décadas antes ya se había esforzado en Valencia por convertir y sacar de la prostitución a las infelices que habían caído en esa red y que en gran número vagaban por sus calles. También se preocupó por sosegar el espíritu belicoso y vengativo que producía frecuentes matanzas entre bandos rivales de una misma ciudad. Como prueba de la alta estima y confianza de sus conciudadanos en 1412 fue uno de los tres compromisarios nombrados por Valencia para participar en el llamado Compromiso de Calpe (donde se decidió quién ostentaría la corona de Aragón, ya que Martín el Humano había muerto sin un hijo legítimo).
 
Vicente sosiega los bandos enfrentados en Valencia. Cerámica en la Catedral de Santa María de Valencia. Foto de Enfo en Wikimedia Commons

Aunque nos han llegado numerosos sermones suyos en latín y en valenciano, en realidad se tratan de resúmenes o transcripciones apresuradas que hicieron asistentes a sus sermones, por lo cual en ellos por lo general solo podemos apreciar un pálido reflejo de aquella oratoria que seducía multitudes. De todos modos entre ellos podemos hallar algunas instantáneas que nos muestran su estilo popular y coloquial, con ejemplos vivos y eficaces, acompañados de efectos sonoros y gestos teatrales, como en este monólogo:

Roque Chabás, Estudio sobre los sermones valencianos de san Vicente Ferrer, Madrid 1903, p. 102. (La traducción es mía para los que no conocen la bella lengua valenciana).

Ahora los padres y las madres enseñan malas costumbres [a sus hijos].
Ara los padres e les mares malavida ensenyen.
Di, buen hombre, ¿tienes algún hijo? - Ahora tiene seis, siete o doce años. - ¿Y qué le dices?
Di, bon hom, ¿has tu nengun fill? - Ara, ha sis anys o set o dotze anys. - ¿E qué li dius?
- Ahora, hijo mío, lleva al costado derecho esta daguita, y si alguien te dice "bif", tú dile "baf". Demuestra, hijo mío, de quién eres [hijo], y si te dicen una mala palabra, replica enseguida.
- Ara, mon fill, porta al costat dret aquesta dagueta, e si degú te diu "bif", tu dili "baf". Mostra, mon fill, de qui es, e si t'dien mala paraula, tornalila tantost.
Y vosotras, esposas, ¿qué enseñáis a vuestras hijas? ¡Ahh!
E vosaltres, dones, ¿a vostres filles que els ensenyau? ¡haa!
- Ahora mira, hija mía, así te maquillarás; mira, coge así el espejo: y este pelito tíralo así. ¿Y no ves que así no está bien? ¡Eh! hija mía, así bailarás, de costadito, y así harás esta vuelta.
- Ara vet, ma filla, axí te afaytarás; vet, pren axí lo mirall: e aquest pelet tira'l axí. ¿E no veus tu que no y está be? ¡Eh! ma filla, axí ballarás, de costadet, e axí farás aquesta bolta.
La madre se hace alcahueta de la hija ¡y al infierno tú y ella!
La mare se fa alcavota de la filla e a infern tu e ella.

En el s. XIX se acusó a Vicente de haber dirigido la matanza de judíos que ocurrió en Valencia en 1391. Repelida tal calumnia por la fuerza de los hechos, sin embargo entre muchos todavía hoy persiste la leyenda negra según la cual Vicente es culpable al menos como autor intelectual, en cuanto que con sus homilías supuestamente habría sembrado el odio contra los judíos. Lo cierto es que en sus homilías encontramos muchas veces lo contrario: "Los apóstoles que conquistaron el mundo, no llevaban lanza y cuchillo, y por eso ... los cristianos no deben matar a los judíos con cuchillos, sino con palabras" (Chabás, p. 84). Para Vicente el judío no es un enemigo que se ha de exterminar sino una oveja perdida que se ha de convertir a Cristo por medio de la persuasión, nunca por la violencia. Y critica con dureza a los cristianos viejos que desprecian a los conversos: "hay muchos cristianos dementes que no se alegran [con los conversos], a los que deberían abrazarlos, honrarlos y amarlos, pero hacen lo contrario, y los menosprecian porque han sido judíos, y no deberían hacerlo, pues Jesucristo fue judío y la Virgen María antes de ser cristiana fue judía" (Chabás, p. 85). La violencia en la Europa medieval contra los barrios judíos existió antes, durante y después de san Vicente y los estudios más serios hallan sus raíces en motivos más políticos, sociales y económicos que religiosos. Seguramente algunas cosas que Vicente dijo en el ardor de la polémica fueron injustas u ofensivas, seguramente algunos aspectos de su esfuerzo por convertirlos no son aceptables para nuestra sensibilidad actual (los judíos eran obligados a asistir a los sermones bajo pena de multa), pero cada hombre debe ser juzgado en su contexto histórico. Si realmente Vicente hubiese seguido el lema de "conversión o muerte", entonces seguramente que a su paso no hubiese subsistido ninguna comunidad judía o musulmana. La gran preocupación que Vicente mostró en todas partes por predicar y convertir a musulmanes y judíos, incluso el gesto simbólico de llevarlos dentro del perímetro de una cuerda (representando que eran pescados por Cristo) para un sermón especialmente dedicado para ellos, sin duda tuvo un poderoso efecto favorable entre sus vecinos cristianos: la solicitud salvífica de Vicente, y por tanto de Cristo y la Iglesia, también abrazaba a judíos y musulmanes, luego ellos también ocupaban un puesto e importaban.
En enero de 1416 Vicente rompió definitivamente con el papa Luna, que quedó aislado y abandonado por todos en su refugio de Peñíscola. Superado ese obstáculo finalmente se pudo poner fin al cisma en 1417 con la elección del papa Martín V. El 5 de abril de 1419 la muerte alcanza a Vicente, que predicaba en Vannes, un pueblo marítimo en la Bretaña francesa, donde fue enterrado y se le recuerda honoríficamente. Fue canonizado en 1455 y ese mismo año, a partir de las actas del proceso de canonización el obispo siciliano Pietro Ranzano escribió su Liber de vita beati Vincentii, la primera biografía del nuevo santo.
Hornacina que conmemora el balcón de san Vicente Ferrer en Bocairent (Valencia). En numerosos pueblos se recuerda el lugar desde donde Vicente predicó. Foto de Enrique Íñiguez Rodríguez en Wikimedia Commons.
Como homenaje al predicador valenciano quiero publicar la primera reseña biográfica que se hizo de él, antes que fuese elevado a los altares. La escribió el notable teólogo dominico alemán Johannes Nider hacia 1437/8 en su obra más famosa, titulada Formicarius. Nider construye su Formicarius (Hormiguero) como un diálogo entre un teólogo y un cristiano perezoso y tardo en reconocer las maravillas que Dios obra en todo momento. A través de diversas alegorías tomadas de las hormigas expone sus enseñanzas morales sobre la vida cristiana y los peligros que la acechan. Al mismo que tiempo ilustra su doctrina con ejemplos tomados de otros autores, de testigos fidedignos o de su propia experiencia.
Hace años publiqué una parte del Formicarius, su libro V: "Sobre los brujos y sus decepciones", editado a partir de los ejemplares incunables, y del cual estoy actualmente preparando una segunda edición, esta vez a partir de varios de los manuscritos más antiguos. Espero tenerla lista para este verano. [septiembre 2019: Ya está publicada. Más información en mi Librería Medieval]


Johannes Nider, Formicarius, libro II, cap. 1 (Codex Campililiensis 113, Abadía cisterciense de Lilienfeld, Austria, 1458, f. 25v - 26r). Algunas correcciones (las palabras subrayadas) están tomadas del ms. W 342 del Historische Archiv Köln, 1460-1475.
El perezoso: Ya que veo que estoy libre de los nudos de las objeciones planteadas, pido que des un ejemplo del propósito principal [del tema] para que veamos algún varón de nuestros tiempos, que haya brillado en su conducta, vida espiritual y doctrina.
Piger: Quia de obiectis me absolutum uideo questionum nodis, peto da exemplum de principali proposito ut modernum uirum uideamus aliquem qui in actuali, theorica uita et in doctrinali fulserit.
El teólogo: Toma el caso del maestro Vicente del reino de Aragón, egregio profesor de nuestra Orden y de Sagradas Escrituras, el cual, ocupando largo tiempo el cargo de penitenciario en la Curia Apostólica, sembró exitosamente la palabra de Dios por casi todo el orbe.
Theologus: Magistrum Uincentium accipito de regno Arragonie, nostri Ordinis et Sacre Pagine professorem egregium, qui, diu penitenciarie gerens officium in Curia Apostolica, tandem per orbem pene Dei uerbum seminauit graciosissime.
Cuando la salud se lo permitía, viajaba mucho a pie, cuando los tenía mal solo permitía que lo llevaran a lomos de un borriquillo.
Pedes, quando ualitudo sinebat, diu ambulauit, quibus infirmatis non nisi aselli tergo uehi uoluit.
Voluntariamente vivió en pobreza, siempre evitó comer carne y se entregó con celo a los ayunos de su Orden y de la Iglesia.
In paupertate uoluntarie uixit, esum carnium semper uitauit et ieiuniis et Ordinis et Ecclesie sedulo instetit.
Pero donde y en cuanto podía, ya que se recreaba en la contemplación, evitaba la presencia de los seglares, salvo cuando la edificación del prójimo lo obligaba a lo contrario.
At ubi et quantum ualebat, contemplacioni uacans, secularium uitauit presenciam, nisi quando edificacio proximi ad contrarium coegit.
Parece que en esa contemplación recibía por divina revelación la discreción, las palabras y los gestos, que de modo divinísimo expresaba y mostraba en sus sermones.
In qua contemplacione hausisse uidetur diuina reuelacione sensus, uerba et gestus, que diuinissimo modo effundebat et ostendebat in sermonibus.
Pues fue tan exitoso en [predicar] la palabra de Dios que en esto no se le podrían equiparar ni los santos padres suyos y nuestros, es decir Domingo [de Guzmán], Pedro [de Verona] y Tomás [de Aquino].
Tam enim graciosus in Dei uerbo fuit ut nec sui sancti patres et nostri ei in hoc equiparari potuerint, Dominicus uidelicet, Petrus et Thomas.
En verdad de villa en villa y de reino en reino lo seguían tantos miles de gentes de ambos sexos, no solo plebeyos y rústicos sino también graduados en teología, derecho canónico y civil y diversos religiosos, de modo que en su compañía se nutrieron mercaderes y hombres de casi todos los oficios.
Nam de uilla ad uillam, de regno ad regnum tam multa milia sequebantur eum utriusque sexus homines, non solum plebei et simplices sed eciam de iure diuino, canonico et ciuili graduati et religiosi uarii, ut in concomitatu se pene omnium mechanicarum arcium uiri et mercatores nutrirent.
Llevó consigo muchos frailes de diversas órdenes, a los cuales subdelegó la autoridad apostólica, que primero obtuvo de monseñor Pedro de Luna y, tras ser depuesto aquel por el Concilio de Constanza, lo obtuvo de nuevo del mismo [Concilio] para oír confesiones, y así de muchos pecadores reunió un grandísimo pueblo de penitentes para Cristo.
Habuit plures secum de diuersis religionibus fratres, quibus auctoritatem apostolicam subdelegauit, quam primum habuit a domino Petro de Luna et, eo per Concilium Constanciense deposito, habuit ab eodem secundario pro confessionum audientia, sicque de diuersis peccatoribus Christo maximum colligit penitentium populum.
Apenas hubo una iglesia o plaza tan amplia en ciudades o pueblos donde cupiese el pueblo asistente a sus sermones. De ahí que frecuentemente tenía que predicar en los campos, donde los ciudadanos, que con ruegos habían llevado al santo varón, habían erigido una capilla de madera en un lugar elevado.
Uix unquam ecclesia aut platea tam ampla extitit in ciuitate aliqua uel oppido que populum suis predicacionibus assistentem caperet. Unde frequenter cogebatur in campis predicare ubi ciues, qui uirum sanctum precibus aduexerant, de ligno in altum capellam erexerant.
Ahí o en un lugar similar todos los días cantaba misa públicamente junto con los frailes. Una vez finalizada, de inmediato predicaba de modo tan impactante que gente fidedigna (a los que yo interrogué durante el Concilio de Basilea) asegura que trajo al seno de la Iglesia más de treinta mil judíos y sarracenos.
Cottidie hic missam ibi uel in loco simili cantauit publice una cum fratribus. Qua finita, statim predicauit tam motiue ut credatur a fidedignis (quos tempore Basiliensis Concilii examinaui) ultra numerum triginta milium iudeorum et sarracenorum ad gremium duxisse Ecclesie.
Me callo sobre los otros infinitos pecadores bautizados, a los cuales atrajo al estado de verdadera penitencia. Además con frecuencia, acabado el sermón, liberó a innumerables personas de los demonios, sobre los cuales se sabe que tuvo un poder especial de Cristo.
Sileo de infinitis aliis baptizatis peccatoribus, quos ad uere penitentie statum aduexit. Ut plurimum eciam, finito sermone, innumeros liberauit a demonibus, super quos specialem a Christo potestatem habuisse dinoscitur.
Para pescar a los antedichos infieles él tendió esta red evangélica: puesto que en algunos reinos, como en Aragón, hay muchos siervos sarracenos y gran número de judíos, por eso, cuando se acercaba a los territorios de ellos, procuraba por medio de la potestad de los príncipes creyentes que se obligase solo a los infieles, traídos dentro de los límites de una cuerda, a reunirse en una plaza pública para escuchar la palabra de Dios.
Pro infidelibus uero predictis tale ad capiendum tetendit rethe euangelicum: nam quia in quibusdam regnis, ut in Arragonia, multi sunt sarraceni serui et iudei in magno numero, idcirco cum locis talium appropinquauit per potestatem fidelium principum procurauit ut in platea publica, sub unius protracti funis termino, solum infideles conuenire cogerentur ad audiendum Dei uerbum.
Hecho esto, el varón de Dios empezaba a exponer a los judíos, si habían, el Antiguo Testamento, que conocía de modo óptimo según los doctores hebreos, y probaba eficazmente que Cristo fue predicho ahí y había venido.
Quo facto, cepit uir Dei ad iudeos, si affuerunt, Uetus exponere Testamentum, quod sciuit optime secundum hebraicos doctores, et Christum ibi predictum et uenisse efficacissime probare
Pero si habían paganos [=musulmanes], sabía aducir la ley natural, la pureza de la ley evangélica y otros argumentos naturales aptos para [suscitar] la fe. Y de este modo con esta captura de peces espirituales llenó la red de Cristo con grandes y numerosos peces.
Si uero pagani aderant, legem nature, mundiciam legis euangelice sciuit et alia naturalia accomoda fidei adducere. Et hoc modo in captura spiritualium piscium Christi rethe magnis et multis repleuit piscibus.
Exceptuando quizás una única quincena, predicó diariamente durante casi 18 años en los reinos de Castilla, Aragón, Navarra, Portugal, Francia y tierras vecinas.
Predicauit autem cottidie, excepta forte unica quindena, per 18 annos circiter in regnis Castelle, Arragonie, Nauarre, Portugallie et Francie ac in partibus hiis adiacentibus.
Finalmente [predicó] en la Bretaña, donde tras muchos milagros, por los que ya antes fue famoso, devotamente durmió en paz con sus padres.
Tandem autem in Brittannia, ubi post multa, quibus antea claruit, miracula deuotissime dormiuit in pace cum patribus suis.
El perezoso: En verdad si él hubiese vivido en tiempos de los apóstoles, pienso que con laudatorio recuerdo hubiese sido inscrito con diligente estilo en los anales de los fieles.
Piger: Reuera si hic apostolorum uixisset tempore, puto memoria laudabili annalibus fidelium diligenti stili asscriptus fuisset.
El teólogo: Dices la verdad y por esta causa pongo por escrito extensamente lo presente, lo anterior y lo que sigue, para que el olvido y la negligencia, madre de la ingratitud y madrastra de las virtudes no sepulte esto.
Theologus: Uerum assis et hanc ob causam presentia, precedencia et que secuntur trado scriptotenus, ne ingratitudinis mater et nouerca uirtutum talia sepeliat obliuio et negligencia.


2 comentarios:

  1. Muchas gracias por la breve reseña de San Vicente Ferrer: es un tesoro. ¿Tiene usted más escritos medievales o de Santos antiguos, por favor?

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