El
pasado 5 de abril se cumplieron 600 años de la muerte del valenciano
Vicente Ferrer, sin duda el más exitoso orador entre finales del s.
XIV e inicios del s. XV, que atrajo multitudes en España, Francia, y
ciudades del norte de Italia, Suiza, Flandes y Bélgica. Este fraile
dominico es uno de los muchos que a pesar de haber sido personajes
ilustres de su tierra y más allá de sus fronteras, sin embargo hoy
su recuerdo se difumina y poco a poco se desdibuja para la mayoría,
quedando reducido a unos pocos tópicos folclóricos.
A
partir de muchas conjeturas los estudiosos están de acuerdo
actualmente en que debió nacer el 23 de enero de 1450. Hasta hoy se
conserva en el centro histórico de Valencia la casa familiar donde
nació, en el seno de una acomodada familia catalana que había
emigrado a Valencia. A los 17 años toma el hábito en la Orden de
Predicadores (dominicos) y pronto destacó por su inteligencia,
devoción y elocuencia. En 1378 es ordenado sacerdote y por su
fogosidad y eficacia en la predicación atrajo la atención de
muchos, entre ellos el entonces cardenal Pedro de Luna (futuro
Benedicto XIII o Papa Luna), que como legado del papa de Avignon
defendía la legitimidad de este frente al papa de Roma. Este
encuentro marcará decisivamente la vida de Vicente, implicándolo en
las más delicadas cuestiones diplomáticas y políticas que
aquejaban la Península y toda la Cristiandad.
Retablo de san Vicente Ferrer con san Sebastian y san Roque. Museo de la ciudad de Rimini (Italia). Foto de JoJan en Wikimedia Commons |
En
1380 Vicente acompaña a Pedro de Luna en su viaje por las cortes de
Aragón, Navarra, Castilla y Portugal y en los años siguientes lo
vemos alternando su oficio de predicador popular con misiones
diplomáticas junto a Pedro de Luna. En 1394 este astuto cardenal se
convierte en papa de Avignon con el nombre de Benedicto XIII y al año
siguiente manda llamar a Vicente a la corte papal y lo nombra su
confesor privado, penitenciario apostólico y maestro del sacro
palacio. Parecía que Vicente podía quedar atrapado en las telarañas
de la vida cortesana y burocrática, pero su vida toma otro rumbo
cuando sufre una grave fiebre (octubre 1398) y tiene una visión en
la que Cristo acompañado de santo Domingo, san Francisco y los
ángeles le manda convertirse en pregonero del evangelio. También
debió influir su ánimo la postura del rey de Francia, que harto de
la negativa de Benedicto XIII a renunciar para solucionar el cisma,
intentó tomar por asalto el castillo de Avignon a finales de ese
año. Sea como sea, Vicente primero deja el palacio papal y se retira
al convento de su Orden en Avignon y aunque todavía realiza algunas
misiones diplomáticas en nombre del papa Luna, a partir de noviembre
de 1399 abandona Avignon y se entrega de lleno a una infatigable
predicación itinerante que lo llevará por media Europa. A partir de
entonces Vicente se fue distanciando física e ideológicamente del
papa Luna, que en sus momentos de debilidad prometía dejar el
papado, solo para ganar tiempo y obtener una posición más fuerte y
luego cerrar toda solución declarándose único papa legítimo,
cegado por su propia ambición y testarudez.
Vicente
iba de pueblo en pueblo a pie, sin ninguna pompa y despojado de toda
riqueza o provisiones, queriendo cumplir literalmente el mandato de
Cristo. Su mensaje general era de penitencia ante la cercanía del
terrible juicio final de Dios, y en especial fustigaba con dureza a
clérigos y religiosos para reformar la Iglesia. Su preocupación no
solo se limitaba a cuestiones íntimas del alma sino a las lacras
sociales que flagelaban la sociedad de su época. Así funda en
1410 una cofradía para atender a los niños huérfanos y abandonados
de Valencia (que prosigue su obra hasta hoy en el Colegio imperial
niños huérfanos san Vicente Ferrer). Dos décadas antes ya se había
esforzado en Valencia por convertir y sacar de la prostitución a las
infelices que habían caído en esa red y que en gran número vagaban
por sus calles. También se preocupó por sosegar el espíritu
belicoso y vengativo que producía frecuentes matanzas entre bandos
rivales de una misma ciudad. Como prueba de la alta estima y
confianza de sus conciudadanos en 1412 fue uno de los tres
compromisarios nombrados por Valencia para participar en el llamado
Compromiso de Calpe (donde se decidió quién ostentaría la corona
de Aragón, ya que Martín el Humano había muerto sin un hijo
legítimo).
Aunque nos han llegado numerosos sermones suyos en latín y en valenciano, en realidad se tratan de resúmenes o transcripciones apresuradas que hicieron asistentes a sus sermones, por lo cual en ellos por lo general solo podemos apreciar un pálido reflejo de aquella oratoria que seducía multitudes. De todos modos entre ellos podemos hallar algunas instantáneas que nos muestran su estilo popular y coloquial, con ejemplos vivos y eficaces, acompañados de efectos sonoros y gestos teatrales, como en este monólogo:
Vicente sosiega los bandos enfrentados en Valencia. Cerámica en la Catedral de Santa María de Valencia. Foto de Enfo en Wikimedia Commons |
Aunque nos han llegado numerosos sermones suyos en latín y en valenciano, en realidad se tratan de resúmenes o transcripciones apresuradas que hicieron asistentes a sus sermones, por lo cual en ellos por lo general solo podemos apreciar un pálido reflejo de aquella oratoria que seducía multitudes. De todos modos entre ellos podemos hallar algunas instantáneas que nos muestran su estilo popular y coloquial, con ejemplos vivos y eficaces, acompañados de efectos sonoros y gestos teatrales, como en este monólogo:
Roque
Chabás, Estudio sobre los sermones valencianos de san Vicente
Ferrer, Madrid 1903, p. 102. (La traducción es mía para los que
no conocen la bella lengua valenciana).
Ahora
los padres y las madres enseñan malas costumbres [a sus hijos].
|
Ara
los padres e les mares malavida ensenyen.
|
Di,
buen hombre, ¿tienes algún hijo? - Ahora tiene seis, siete o
doce años. - ¿Y qué le dices?
|
Di,
bon hom, ¿has tu nengun fill? - Ara, ha sis anys o set o dotze
anys. - ¿E qué li dius?
|
-
Ahora, hijo mío, lleva al costado derecho esta daguita, y si
alguien te dice "bif", tú dile "baf".
Demuestra, hijo mío, de quién eres [hijo], y si te dicen una
mala palabra, replica enseguida.
|
-
Ara, mon fill, porta al costat dret aquesta dagueta, e si degú te
diu "bif", tu dili "baf". Mostra, mon fill, de
qui es, e si t'dien mala paraula, tornalila tantost.
|
Y
vosotras, esposas, ¿qué enseñáis a vuestras hijas? ¡Ahh!
|
E
vosaltres, dones, ¿a vostres filles que els ensenyau? ¡haa!
|
-
Ahora mira, hija mía, así te maquillarás; mira, coge así el
espejo: y este pelito tíralo así. ¿Y no ves que así no está
bien? ¡Eh! hija mía, así bailarás, de costadito, y así harás
esta vuelta.
|
-
Ara vet, ma filla, axí te afaytarás; vet, pren axí lo mirall: e
aquest pelet tira'l axí. ¿E no veus tu que no y está be? ¡Eh!
ma filla, axí ballarás, de costadet, e axí farás aquesta
bolta.
|
La
madre se hace alcahueta de la hija ¡y al infierno tú y ella!
|
La
mare se fa alcavota de la filla e a infern tu e ella.
|
En
el s. XIX se acusó a Vicente de haber dirigido la matanza de judíos
que ocurrió en Valencia en 1391. Repelida tal calumnia por la fuerza
de los hechos, sin embargo entre muchos todavía hoy persiste la
leyenda negra según la cual Vicente es culpable al menos como autor
intelectual, en cuanto que con sus homilías supuestamente habría
sembrado el odio contra los judíos. Lo cierto es que en sus homilías
encontramos muchas veces lo contrario: "Los apóstoles que
conquistaron el mundo, no llevaban lanza y cuchillo, y por eso ...
los cristianos no deben matar a los judíos con cuchillos, sino con
palabras" (Chabás, p. 84). Para Vicente el judío no es un
enemigo que se ha de exterminar sino una oveja perdida que se ha de
convertir a Cristo por medio de la persuasión, nunca por la
violencia. Y critica con dureza a los cristianos viejos que desprecian
a los conversos: "hay muchos cristianos dementes que no se
alegran [con los conversos], a los que deberían abrazarlos,
honrarlos y amarlos, pero hacen lo contrario, y los menosprecian
porque han sido judíos, y no deberían hacerlo, pues Jesucristo fue
judío y la Virgen María antes de ser cristiana fue judía"
(Chabás, p. 85). La violencia en la Europa medieval contra los
barrios judíos existió antes, durante y después de san Vicente y
los estudios más serios hallan sus raíces en motivos más
políticos, sociales y económicos que religiosos. Seguramente
algunas cosas que Vicente dijo en el ardor de la polémica fueron
injustas u ofensivas, seguramente algunos aspectos de su esfuerzo por
convertirlos no son aceptables para nuestra sensibilidad actual (los
judíos eran obligados a asistir a los sermones bajo pena de multa),
pero cada hombre debe ser juzgado en su contexto histórico. Si
realmente Vicente hubiese seguido el lema de "conversión o
muerte", entonces seguramente que a su paso no hubiese
subsistido ninguna comunidad judía o musulmana. La gran preocupación
que Vicente mostró en todas partes por predicar y convertir a
musulmanes y judíos, incluso el gesto simbólico de llevarlos dentro
del perímetro de una cuerda (representando que eran pescados por
Cristo) para un sermón especialmente dedicado para ellos, sin duda
tuvo un poderoso efecto favorable entre sus vecinos cristianos: la
solicitud salvífica de Vicente, y por tanto de Cristo y la Iglesia,
también abrazaba a judíos y musulmanes, luego ellos también ocupaban un
puesto e importaban.
En
enero de 1416 Vicente rompió definitivamente con el papa Luna, que
quedó aislado y abandonado por todos en su refugio de Peñíscola.
Superado ese obstáculo finalmente se pudo poner fin al cisma en 1417
con la elección del papa Martín V. El 5 de abril de 1419 la muerte
alcanza a Vicente, que predicaba en Vannes, un pueblo marítimo en la
Bretaña francesa, donde fue enterrado y se le recuerda
honoríficamente. Fue canonizado en 1455 y ese mismo año, a partir
de las actas del proceso de canonización el obispo siciliano Pietro
Ranzano escribió su Liber de vita beati Vincentii, la primera
biografía del nuevo santo.
Como
homenaje al predicador valenciano quiero publicar la primera reseña
biográfica que se hizo de él, antes que fuese elevado a los
altares. La escribió el notable teólogo dominico alemán Johannes
Nider hacia 1437/8 en su obra más famosa, titulada Formicarius.
Nider construye su Formicarius (Hormiguero) como un diálogo
entre un teólogo y un cristiano perezoso y tardo en reconocer las
maravillas que Dios obra en todo momento. A través de diversas
alegorías tomadas de las hormigas expone sus enseñanzas morales
sobre la vida cristiana y los peligros que la acechan. Al mismo que
tiempo ilustra su doctrina con ejemplos tomados de otros autores, de
testigos fidedignos o de su propia experiencia.
Hace años publiqué una parte del Formicarius, su libro V: "Sobre los brujos y
sus decepciones", editado a partir de los ejemplares incunables,
y del cual estoy actualmente preparando una segunda edición, esta
vez a partir de varios de los manuscritos más antiguos. Espero
tenerla lista para este verano. [septiembre 2019: Ya está publicada. Más información en mi Librería Medieval]
Johannes
Nider, Formicarius, libro II, cap. 1 (Codex Campililiensis
113, Abadía cisterciense de Lilienfeld, Austria, 1458, f. 25v -
26r). Algunas correcciones (las palabras subrayadas) están tomadas
del ms. W 342 del Historische Archiv Köln, 1460-1475.
El
perezoso: Ya que veo que estoy libre de los nudos de las
objeciones planteadas, pido que des un ejemplo del propósito
principal [del tema] para que veamos algún varón de nuestros
tiempos, que haya brillado en su conducta, vida espiritual y
doctrina.
|
Piger:
Quia de obiectis me absolutum uideo questionum nodis, peto da
exemplum de principali proposito ut modernum uirum uideamus
aliquem qui in actuali, theorica uita et in doctrinali fulserit.
|
El
teólogo: Toma el caso del maestro Vicente del reino de Aragón,
egregio profesor de nuestra Orden y de Sagradas Escrituras, el
cual, ocupando largo tiempo el cargo de penitenciario en la Curia
Apostólica, sembró exitosamente la palabra de Dios por casi todo
el orbe.
|
Theologus:
Magistrum Uincentium accipito de regno Arragonie, nostri Ordinis
et Sacre Pagine professorem egregium, qui, diu penitenciarie
gerens officium in Curia Apostolica, tandem per orbem pene Dei
uerbum seminauit graciosissime.
|
Cuando
la salud se lo permitía, viajaba mucho a pie, cuando los tenía
mal solo permitía que lo llevaran a lomos de un borriquillo.
|
Pedes,
quando ualitudo sinebat, diu ambulauit, quibus infirmatis non nisi
aselli tergo uehi uoluit.
|
Voluntariamente
vivió en pobreza, siempre evitó comer carne y se entregó con
celo a los ayunos de su Orden y de la Iglesia.
|
In
paupertate uoluntarie uixit, esum carnium semper uitauit et
ieiuniis et Ordinis et Ecclesie sedulo instetit.
|
Pero
donde y en cuanto podía, ya que se recreaba en la contemplación,
evitaba la presencia de los seglares, salvo cuando la edificación
del prójimo lo obligaba a lo contrario.
|
At
ubi et quantum ualebat, contemplacioni uacans, secularium uitauit
presenciam, nisi quando edificacio proximi ad contrarium coegit.
|
Parece
que en esa contemplación recibía por divina revelación la
discreción, las palabras y los gestos, que de modo divinísimo
expresaba y mostraba en sus sermones.
|
In
qua contemplacione hausisse uidetur diuina reuelacione sensus,
uerba et gestus, que diuinissimo modo effundebat et
ostendebat in sermonibus.
|
Pues
fue tan exitoso en [predicar] la palabra de Dios que en esto no se
le podrían equiparar ni los santos padres suyos y nuestros, es
decir Domingo [de Guzmán], Pedro [de Verona] y Tomás [de
Aquino].
|
Tam
enim graciosus in Dei uerbo fuit ut nec sui sancti patres et
nostri ei in hoc equiparari potuerint, Dominicus uidelicet, Petrus
et Thomas.
|
En
verdad de villa en villa y de reino en reino lo seguían tantos
miles de gentes de ambos sexos, no solo plebeyos y rústicos sino
también graduados en teología, derecho canónico y civil y
diversos religiosos, de modo que en su compañía se nutrieron mercaderes
y hombres de casi todos los oficios.
|
Nam
de uilla ad uillam, de regno ad regnum tam multa milia sequebantur
eum utriusque sexus homines, non solum plebei et simplices sed
eciam de iure diuino, canonico et ciuili graduati et religiosi
uarii, ut in concomitatu se pene omnium mechanicarum arcium uiri
et mercatores nutrirent.
|
Llevó
consigo muchos frailes de diversas órdenes, a los cuales
subdelegó la autoridad apostólica, que primero obtuvo de
monseñor Pedro de Luna y, tras ser depuesto aquel por el Concilio
de Constanza, lo obtuvo de nuevo del mismo [Concilio] para oír
confesiones, y así de muchos pecadores reunió un grandísimo
pueblo de penitentes para Cristo.
|
Habuit
plures secum de diuersis religionibus fratres, quibus auctoritatem
apostolicam subdelegauit, quam primum habuit a domino Petro de
Luna et, eo per Concilium Constanciense deposito, habuit ab eodem
secundario pro confessionum audientia, sicque de diuersis
peccatoribus Christo maximum colligit penitentium populum.
|
Apenas
hubo una iglesia o plaza tan amplia en ciudades o pueblos donde
cupiese el pueblo asistente a sus sermones. De ahí que
frecuentemente tenía que predicar en los campos, donde los
ciudadanos, que con ruegos habían llevado al santo varón, habían
erigido una capilla de madera en un lugar elevado.
|
Uix
unquam ecclesia aut platea tam ampla extitit in ciuitate aliqua
uel oppido que populum suis predicacionibus assistentem
caperet. Unde frequenter cogebatur in campis predicare ubi ciues,
qui uirum sanctum precibus aduexerant,
de ligno in altum capellam erexerant.
|
Ahí
o en un lugar similar todos los días cantaba misa públicamente
junto con los frailes. Una vez finalizada, de inmediato predicaba
de modo tan impactante que gente fidedigna (a los que yo
interrogué durante el Concilio de Basilea) asegura que trajo al
seno de la Iglesia más de treinta mil judíos y sarracenos.
|
Cottidie
hic missam ibi uel in loco simili cantauit publice una cum
fratribus. Qua finita, statim predicauit tam motiue ut credatur a
fidedignis (quos tempore Basiliensis Concilii examinaui) ultra
numerum triginta milium iudeorum et sarracenorum ad gremium
duxisse Ecclesie.
|
Me
callo sobre los otros infinitos pecadores bautizados, a los cuales
atrajo al estado de verdadera penitencia. Además con frecuencia,
acabado el sermón, liberó a innumerables personas de los
demonios, sobre los cuales se sabe que tuvo un poder especial de
Cristo.
|
Sileo
de infinitis aliis baptizatis peccatoribus, quos ad uere
penitentie statum aduexit. Ut plurimum eciam, finito sermone,
innumeros liberauit a demonibus, super quos specialem a Christo
potestatem habuisse dinoscitur.
|
Para
pescar a los antedichos infieles él tendió esta red evangélica:
puesto que en algunos reinos, como en Aragón, hay muchos siervos
sarracenos y gran número de judíos, por eso, cuando se acercaba
a los territorios de ellos, procuraba por medio de la potestad de
los príncipes creyentes que se obligase solo a los infieles,
traídos dentro de los límites de una cuerda, a reunirse en una
plaza pública para escuchar la palabra de Dios.
|
Pro
infidelibus uero predictis tale ad capiendum tetendit rethe
euangelicum: nam quia in quibusdam regnis, ut in Arragonia, multi
sunt sarraceni serui et iudei in magno numero, idcirco cum locis
talium appropinquauit per potestatem fidelium principum procurauit
ut in platea publica, sub unius protracti funis termino, solum
infideles conuenire cogerentur ad audiendum Dei uerbum.
|
Hecho
esto, el varón de Dios empezaba a exponer a los judíos, si
habían, el Antiguo Testamento, que conocía de modo óptimo según
los doctores hebreos, y probaba eficazmente que Cristo fue
predicho ahí y había venido.
|
Quo
facto, cepit uir Dei ad iudeos, si affuerunt, Uetus exponere
Testamentum, quod sciuit optime secundum hebraicos doctores, et
Christum ibi predictum et uenisse efficacissime probare
|
Pero
si habían paganos [=musulmanes], sabía aducir la ley natural, la pureza de la
ley evangélica y otros argumentos naturales aptos para [suscitar]
la fe. Y de este modo con esta captura de peces espirituales llenó
la red de Cristo con grandes y numerosos peces.
|
Si
uero pagani aderant, legem nature, mundiciam legis euangelice
sciuit et alia naturalia accomoda fidei adducere. Et hoc modo in
captura spiritualium piscium Christi rethe magnis et multis
repleuit piscibus.
|
Exceptuando
quizás una única quincena, predicó diariamente durante casi 18
años en los reinos de Castilla, Aragón, Navarra, Portugal,
Francia y tierras vecinas.
|
Predicauit
autem cottidie, excepta forte unica quindena, per 18 annos
circiter in regnis Castelle, Arragonie, Nauarre, Portugallie et
Francie ac in partibus hiis adiacentibus.
|
Finalmente
[predicó] en la Bretaña, donde tras muchos milagros, por los que
ya antes fue famoso, devotamente durmió en paz con sus padres.
|
Tandem
autem in Brittannia, ubi post multa, quibus antea claruit,
miracula deuotissime dormiuit in pace cum patribus suis.
|
El
perezoso: En verdad si él hubiese vivido en tiempos de los
apóstoles, pienso que con laudatorio recuerdo hubiese sido
inscrito con diligente estilo en los anales de los fieles.
|
Piger:
Reuera si hic apostolorum uixisset tempore, puto memoria laudabili
annalibus fidelium diligenti stili asscriptus fuisset.
|
El
teólogo: Dices la verdad y por esta causa pongo por escrito
extensamente lo presente, lo anterior y lo que sigue, para que el
olvido y la negligencia, madre de la ingratitud y madrastra de las
virtudes no sepulte esto.
|
Theologus:
Uerum assis et hanc ob causam presentia, precedencia et que
secuntur trado scriptotenus, ne ingratitudinis mater et nouerca
uirtutum talia sepeliat obliuio et negligencia.
|