Seguramente el gladiador más famoso fue precisamente uno que se rebeló contra
esa costumbre: Espartaco.
Lo poco que sabemos acerca de él y la tercera bellum servile
(rebelión de esclavos) nos ha llegado a través del historiador Apiano, en su
obra en griego "Guerras Civiles" (I, 14, 116-120), del historiador Floro, en
su obra en latín "Compendio de Historia romana" (II, 20) y sobre todo del
historiador y filósofo Plutarco, en su obra en griego "Vidas paralelas", el
cual al relatar la vida del general y político Licinio Craso, dedica los
capítulo 8-11 a narrar los detalles de la revuelta.
De estos escritos se puede sacar en limpio que Spartacus era un nómada
de Tracia, seguramente capturado y vendido como esclavo. Su origen nómada
explicaría bien su espíritu indomable e independiente. De su mujer,
tracia como él y cuyo nombre se desconoce, sabemos que también estaba en
servidumbre. Apiano y Floro dicen que militó en el ejército romano pero
que fue condenado por desertor y malhechor pero estos datos parecen
puestos para explicar los éxitos militares de aquél, salvar el orgullo romano
y presentarlo como un bárbaro criminal.
Más honesto parece el juicio de Plutarco que dice de él: "no sólo poseía gran
fuerza y valor, sino también sagacidad y una cultura superior a su destino".
Es un dato seguro que Espartaco estaba entre aquellos 78 gladiadores que,
empuñando utensilios de cocina, se fugaron de la famosa escuela de gladiadores
de Capua, propiedad de Lentulus Batiatus, el año 73 a. C. Ante el grito de
libertad, pronto se congregaron miles de esclavos y Espartaco, junto con los
galos Crixo y Enomao, fueron nombrados lideres de la revuelta.
Los detalles y anécdotas de la campaña militar son relatados por los
historiadores romanos, y muchos han sido popularizados por el cine : sus
victorias iniciales sobre los cónsules, la entrada en escena de Licinio Craso,
la traición de los piratas de Cilicia, la llegada de las tropas de Lúculo y
Pompeyo, hasta la crucifixión en la vía Apia de seis mil prisioneros.
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Mosaico del s. IV que muestra varios gladiadores y sus nombres, lo cual
demuestra la fama que tenían (Villa Borghese, Roma)
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La batalla en la que muere Espartaco, nos la relata Plutarco así:
".... cuando le trajeron su caballo, Espartaco sacó su espada y, diciendo que
si ese día él vencía tendría muchos buenos caballos del enemigo pero si perdía
no quería ninguno, mató al caballo. Luego se abrió camino, entre las flechas y
los heridos, hasta Craso, pero no llegó a alcanzarlo, aunque mató a dos
centuriones que estaban junto a aquél. Finalmente, habiendo huido sus
compañeros, él se quedó solo rodeado de una multitud de enemigos, y se
defendió hasta que lo mataron".
La decisión de sacrificar su caballo indudablemente expresaba su decisión de
no huir, de vencer o morir por su libertad. No hay pruebas que Espartaco fuese
movido por una filosofía o ambición política: todos sus actos parecen indicar
que sólo quería guiar a sus seguidores fuera de las fronteras romanas para
luego disolverse y volver cada uno a su tierra. Sea como sea, indudablemente
fue un hombre que entendió bien el significado de dignidad
y libertad.