miércoles, 24 de abril de 2013

Los traumas de la guerra


El próximo 30 de abril se cumple otro aniversario del final de la Guerra de Vietnam (1959 - 1975), sin duda la más importante de la segunda mitad del s. XX. Como secuela de esta guerra hubieron en los años 70 y 80 varias películas que abordaron el tema de los trastornos mentales producidos en los combatientes a causa del estrés bélico. Filmes como Apocalypse now (J. Ford Coppola, 1979), Full Metal Jacket (Stanley Kubrick, 1987), Born on the Fourth of July (Oliver Stone, 1989), etc., intentaron trazar una conexión entre los horrores causados y sufridos en la guerra con conductas antisociales, autodestructivas, alucinaciones, etc. De hecho, fue en esos años que la Psicología acuñó un término específico para ese conjunto de trastornos: post-traumatic stress disorder (PTSD) y en la última década, los nuevos horrores de las guerras en Oriente Medio han producido el llamado "Síndrome de la Guerra del Golfo" (M. Blanchard, en American Journal of Epidemiology, January 2006), por exposición a agentes químicos, problemas físicos y psicológicos que también se han detectado entre veteranos de Irak y Afganistán.
"Le Pillage", grabado 5 de Les misères et les malheurs de la guerre de Jacques Callot, en el Musée Lorrain de Nancy (Francia).
Naturalmente estas guerras no tienen la exclusividad de estos efectos, aunque sólo desde el s. XIX comenzó a observarse este fenómeno desde el punto de vista médico. Antes de la aparición del cine, fue la pintura uno de los modos de denunciar los horrores de la guerra. Quizás el primero fue el francés Jacques Callot ( 1635) con su serie de 18 aguafuertes Les misères et les malheurs de la guerre. Mucho más notable es el caso del español Francisco de Goya ( 1828) en su serie de grabados en aguafuerte Los desastres de la guerra en los que trata de plasmar el horror que vivió la población durante la sangrienta Guerra de Independencia española (1808 - 1814).
"Madre infeliz", lámina 50 de Los desastres de la guerra de Francisco Goya, edición Madrid 1863 en la Biblioteca Nacional de España.

A continuación les presento un fragmento del afamado filósofo medieval Guillermo de Auvernia (1249), que como agudo observador también advirtió experiencias similares.

Así pues, en su interior ellos ven esos ejércitos armados, torneos y combates, que mencioné, muchos a causa de enfermedad, pero otros pintados todos ellos por algún espíritu maligno en su imaginación. Intra semeteipsos igitur vident armatos exercitus et hastiludia et pugnas, quas dixi, multi aegritudine faciente, multi vero maligno aliquo spiritu haec omnia in virtute imaginativa ipsorum pingente.
En verdad aquí debes tener en cuenta, lo que dije sobre los que intervinieron en guerras y ejércitos y los que usaron mal las armas, por eso muchas veces a ellos se les aparecen las caras de aquéllos que murieron a espada o los que ellos mataron a espada; aparecen, digo, en una angustia y dolor intolerable por las armas y peleas que creen empuñar. Debes autem attendere hic, quae dixi de armis et exercitibus bella agentibus et armis male utentibus, et propter hoc apparent eis ibi plerunque chari eorum, qui gladio occisi sunt, vel quos ipsi gladio occiderunt, apparent, inquam, in labore intolerabili et dolore, ex armis et pugnis, quas exerceri videntur.
Es verosímil que esto ocurra por misericordia del Creador como advertencia a ellos, es decir, para que se asusten del malvado uso de las armas, sabiendo que en lo que uno peca, en eso mismo es atormentado. [.....] Quod verisimile est fieri ex misericordia Creatoris ad commonitionem ipsorum, videlicet, ut ab iniquo usu armorum deterreantur agnoscentes, quia per quae quis peccat, per haec et torquetur. [...]
Pero si aquel torneo no es real ni las peleas son verdaderas ¿cómo pueden ser castigados o atormentados por ellos? Pues ¿en qué modo es posible ser golpeado o herido por una espada fantástica? En verdad, con tales armas que no son sino imágenes y fantasías de ejércitos ¿en qué modo es posible que alguien sea molestado gravemente, siendo evidente que no tienen ningún peligro? Verum si hastiludia illa et pugnae nec vera nec verae sint: qualiter eis puniri vel torqueri possunt? Gladio enim phantastico percuti vel laedi quomodo possibile est? Armis vero huiusmodi, quae nihil nisi imagines et phantasmata armorum sunt, quomodo onerari gravissime aliquem possibile est, cum nihil oneris eas habere manifestum sit?
A esto te respondo, puesto que ya hemos aclarado esto, y tú ya sabes que los que duermen padecen un dolor agudísimo y un dolor intolerable así como también temor a partir de simples fantasías. Respondeo tibi in hoc, quoniam iam expedivi me et te super hoc, et tu iam scis quia et dolorem vehementissimum et dolorem intolerabilissimum similiter et timorem patiuntur ex solis phantasmatibus somniantes.
Además no debes dudar que viendo clara y nítidamente sus vicios y la fealdad de sus obras, sean atormentados por un dolor horrible, aunque no teman otro castigo; y esto puedes verlo en el dolor de los penitentes, que espontáneamente han odiado la horrible monstruosidad de los vicios y aman la belleza de las virtudes. Tu etiam dubitare non debes quia clare et ad liquidum videntes vitia sua et turpitudines operum suorum, dolore horribili cruciantur, etsi poenam aliam non formidant, et hoc apparere tibi potest ex dolore poenitentium, qui gratuito oderunt monstruositatem horrificam vitiorum et speciositatem diligunt virtutum.

Guilelmus Alvernus, De universo, secunda pars secundae partis, cap. 35 (en Opera omnia, Parisiis, apud Dupuis 1674, vol. 1, p. 879, col. a.