viernes, 23 de marzo de 2012

Vere languores: traducción y pronunciación

El motete Vere languores del genial compositor español Tomás de Vitoria (1548-1611) ha inmortalizado y popularizado entre los amantes de la música coral un fragmento de la liturgia católica de la Semana Santa.
En el momento central de la solemne celebración de Viernes Santo el sacerdote descubre y ofrece la cruz a la veneración de los fieles, con la antífona: Ecce lignum crucis, in quo salus mundi pependit. Venite, adoremus. (He aquí el madero de la cruz, en el que colgó la salvación del mundo. Venid, adorémosla). Y a continuación todo el pueblo se acerca para adorar la cruz: es la llamada "Adoración de la Cruz".
Ya que este momento de veneración podía requerir bastante tiempo, solía acompañarse principalmente con dos himnos: los Improperios (Populus meus, quid fecit tibi) y el Hymnus de Passione Domini (Pange lingua gloriosi proelium certaminis). Pero hasta el s. XVI además eran frecuente usar variaciones de esos himnos, mezclados con textos bíblicos.
La letra del célebre motete de Vitoria es un buen ejemplo de esto último:


Vere
languores nostros
ipse tulit,
et dolores nostros
ipse portavit,
cuius livore
sanati sumus.

Ve-re
lan-guo-res nos-tros
ip-se tu-lit,
et do-lo-res nos-tros
ip-se por-ta-vit,
cu-ius li-vo-re
sa-na-ti su-mus.

En verdad
nuestras dolencias
él las llevó,
y nuestros dolores
él los cargó,
por sus llagas
hemos sido sanados.

Dulce lignum,
dulces clavos,
dulcia ferens pondera,
quae sola
fuisti digna sustinere
regem caelorum et Dominum.
Dul-che li-ñum,
dul-ches cla-vos,
dul-chia fe-rens pon-de-ra
cue so-la
fuis-ti di-ña sus-ti-ne-re
re-yem che-lo-rum et Do-mi-num.
Dulce leño,
que dulces clavos
llevas y un dulce peso,
el único
que fuiste digno de sostener
al Rey y Señor de los cielos.

En el texto del motete se distingue claramente dos partes. La primera está formada por dos fragmentos del profeta Isaías, según la lectura de la Vulgata:
Vere languores nostros ipse tulit et dolores nostros ipse portavit; et nos putavimus eum quasi leprosum, et percussum a Deo, et humiliatum. Ipse autem vulneratus est propter iniquitates nostras ... et livore eius sanati sumus (Is. 53, 4-5).
Un texto que pertenece al ciclo de los llamados "poemas del siervo sufriente", que los judíos interpretan como aplicado al sufrimiento de Israel y los cristianos como anuncio de la pasión de Jesucristo. Es un texto que en la liturgia católica actual ya no se usa durante la "adoración de la cruz". Hemos de recordar que los textos litúrgicos católicos no se uniformaron definitivamente hasta después del Concilio de Trento, especialmente con la publicación del Missale Romanum (1570), promulgado por el papa Pío V.
La segunda parte del motete está inspirado en el Hymnus de Passione Domini del antiguo escritor cristiano Claudio Mamertino (siglo V), en el cual encontramos los siguientes versos:
Dulce lignum, dulce signum, dulce pondus sustinet. [...]
Sola digna tu fuisti ferre pretium saeculi [...]
El problema es que quien refundió el texto usado en el motete tenía poca destreza con el latín y es un claro ejemplo de las deformaciones medievales. Aunque el "dulces clavos" (ac. plural) puede referirse forzadamente al participio ferens, sin embargo está claro que allí se esperaba más bien un "dulces clavi" (nom. plural), en modo análogo al original, pues lo lógico es que el leño y los clavos sostienen el dulce peso. También es inexplicable el uso del plural en "dulcia pondera" cuando lo lógico es "dulce pondus" (de hecho así se usa en la liturgia actual). Por último, la frase final "quae sola ..." también queda desprovista de lógica pues no puede referirse ni a lignum, ni a clavus, ni a pondus; mientras que en el original se refería al sustantivo femenino arbor, con lo cual la concordancia era correcta.


Antiphonarium fratrum minorum (inicio del s. XIV), Convento de los franciscanos, Freiburg.
En el segundo pentagrama se halla la antífona: "vere languores", pero no está seguida por "dulce lignum".

Finalmente hay que observar que suele adscribirse este motete a la "feria quinta in Coena Domini", lo cual quizás se debe a que el texto de Isaías ("vere languores") se usó en algunos antifonarios medievales en esa fiesta de Jueves santo, pero lo más probable es que la obra de Vitoria, con el añadido del "dulce lignum", fue pensada y utilizada para el Viernes santo.

5 comentarios:

  1. Este blog además de interesante me es muy útil como directora de coros. Mil gracias a Pedro León por este inmenso y estupendo trabajo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra saber que te ayuda: tus palabras me animan a seguir.

      Eliminar
  2. Interesante, aunque comete un error importante: El latín desde la Edad Media hasta bien entrado el siglo XX en muchos lugares se pronunció de maneras muy distintas. Los escritos de Erasmo de Rotterdam hacen alusión a esto con bastante claridad, refiriénose a la época renacentista. En el comentario de más arriba, sin embargo, se hace una transcripción fonética, no científica y sólo entendible para hispano-hablantes, que se basa en la pronunciación italiana del latín. Es cierto que esta pronunciación es la que en las últimas décadas está tratando de imponerse en todo el mundo cristiano; sin embargo, está perfectamenteestudiado que Tomás Luis de Victoria no pronunciaba el latín así, pues, aunque residió en Roma durante bastante tiempo, casi siempre estuvo al servicio de instituciones españolas, donde el latín se pronunciaba a la española. Para esa época de finales del siglo XVI puede considerarse como más o menos riguroso pronunciarlo tal y como se haría en español actual en su variante castellana (distinguiendo s y z y tal vez también b y v, pero no a la francesa, sino pronunciando b como lo hacemos hoy y la v como un sonido semiconsonántico parecido a la u... esta última pronunciación aún subsiste en algunos pocos lugares del sur de España), añadiendo sólo que la j y la i son siempre iguales y vocálicas y que ae y oe se pronuncian como e. Especalistas en este repertorio, como Francisco Rubio, abalan esto que explico con muchos documentos que sería largo de enumerar aquí.

    En fin... es una pena que la normalización esté acabando con viejas tradiciones. Poco a poco estamos perdiendo una gran riqueza cultural.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La lengua latina abarca tantos siglos, regiones y ámbitos culturales que es difícil hablar de ella con exactitud.
      1.- En latín (como en todas las lenguas) siempre han existido variantes de pronunciación. No solo las hubo en la Edad Media y el Renacimiento, sino desde que Roma extendió sus fronteras y se anexó otros pueblos, además de las que hubo entre gente educada y el pueblo llano. Esa variedad es un fenómeno normal en todas las lenguas. Lenguas como el inglés o el castellano que tienen 2000 años menos que el latín y que se enseñan en escuelas, sin embargo tienen gran variedad de pronunciaciones, por ejemplo entre un argentino, un mexicano, un cubano y un español de Andalucía. Exactamente lo mismo ocurrió con el latín, mientras fue una lengua que se hablaba en las calles o por lo menos en las aulas, templos y palacios.
      2.- En la actualidad el que enseña latín no tiene que enseñar todas las distintas variantes que existen o alguna vez existieron, lo mismo que a uno que aprende castellano no le enseñas la pronunciación argentina o andaluza, etc. Por eso en mi curso de latín, tras anotar que existe esa variedad, propongo las dos corrientes más importantes: la clásica y la eclesiástica actual. La clásica es importante en el mundo académico del estudio del latín de la Antigüedad; la eclesiástica actual por su difusión y uso en la liturgia católica.
      3.- Naturalmente es legítimo y digno de aplauso estudiar otras variantes, por ejemplo la que se usaba en Castilla en el s. XVI, o en cualquier otra región y época; y me alegra que hayas movido este tema, especialmente teniendo en cuenta el número e importancia de los compositores renacentistas que aunque escribieron en latín tuvieron el castellano como lengua materna.
      4.- Sin embargo en el caso concreto del canto creo que hay que mirar con detenimiento cada caso antes de decretar que esos autores (Vitoria por ejemplo) usaron la pronunciación "a la española". Estoy de acuerdo con lo que tu mencionas sobre la "ae" y "oe"; pero en el caso de "gn" como en "magnus" o "agnus", creo que es distinta la sensibilidad en caso de hablado o cantado. Si lo hablamos, nos suena bien "mag-nus"; pero ¿es "cantabile"? Más "cantabile" parece "ma-ñus" o "a-ñus". ¿Vitoria quería que se cantase "ag-nus"?
      5.- Por último, respecto a la transcripción fonética. Los signos de fonética científica son entendidos casi sólo por los estudiosos de Lingüística, pero para todos los demás son garabatos sin sentido. Es a propósito que uso un sistema que puede ser entendido por cualquier lector de lengua castellana, ya que mi web y mi blog son para ese público.

      Eliminar
    2. "magnus" es perfectamente cantable. El que nos suene más cantable el sonido "ñ" es sólo una deformación cultural. Reitero que en el caso de Victoria está más que estudiado cómo él quería que se pronunciara; pronunciación que por cierto se conservó en el ritual católico de algunos lugares hasta entrado el siglo XX (Puedo certrificar que así ha sido en, por ejemplo, la Archidiócesis de Sevilla (España), que, aunque en el siglo XVI practicaba el "seseo", luego lo fue perdiendo en los ámbitos más cultos y en el canto más acedémico y religioso, aunque nunca se haya perdido en el ámbito oral popular).

      Del caso de Victoria puedo hablar porque participé en la puesta en práctica de esas investigaciones, llevada a cabo por eminentes músicos, filólogos y musicólogos españoles hace unos cuantos años.

      Si he sacado el tema de ese tipo de pronunciación es porque en este artículo se habla de una obra de este autor en concreto. Si seguimos los criterios historicistas de interpretación musical de este repertorio, según las más actualizadas investigaciones, en el Caso de Victoria y otros, su transcripción fonética es del todo incorrecta. Si bien, entiendo que para una difusión generalista del estudio del latín este aspecto es abslutamente insignificante y con ceñirse a las pronunciaciones normalizadas de la época clásica y la actual vaticana que está tratando de imponer en todo el mundo religioso católico ya es más que suficiente.

      Eliminar