viernes, 9 de septiembre de 2011

Visita a una escuela de gladiadores

Hace unos días los diarios nos anunciaban el descubrimiento de los restos arqueológicos de una "escuela de gladiadores" o ludus gladiatorum. Conozcamos algo más sobre ellas.
Los romanos usaban la palabra ludus tanto para indicar un juego, un espectáculo, un ejercicio, así como el lugar donde se realizaban. Por lo tanto una escuela elemental para aprender a escribir (ludus litterarius) o música (ludus fidicinus) o un campamento de entrenamiento militar o de gladiadores también se llamaba ludus. La palabra schola se reservaba para un lugar de enseñanza erudita, como filosofía, retórica, etc.
En los tiempos más antiguos el combate de gladiadores era un rito funerario religioso, es decir una especie de sacrificio humano en honor de un difunto notable, y era algo que rara vez se celebraba. Con el tiempo, a medida que Roma crecía y se hacía más rica, se fue eclipsando su carácter religioso y brilló como un sangriento espectáculo, que rápidamente ganó popularidad. Esto a su vez produjo que surgieran auténticos empresarios que conseguían luchadores, los entrenaban y organizaban los combates.
Las escuelas de gladiadores surgieron al principio por iniciativa privada de ciudadanos ricos: ya que en la República se accedía a los cargos públicos por elección, ellos usaban esos espectáculos como un medio para ganarse el favor popular (no se obtenía otra ganancia pues para el pueblo los juegos eran gratuitos). Poco a poco el Estado se fue haciendo cargo y, durante la etapa imperial, llegó a invertir cantidades fabulosas en su realización. De hecho, el s. I-II de nuestra era fue la etapa de máximo apogeo de esa costumbre.
El director principal o entrenador era llamado lanista y era quien de hecho dirigía el ludus gladiatorum. Bajo su mando existía un cuerpo de entrenadores que preparaban a los gladiadores en los distintos tipos de combate, generalmente se trataba de antiguos gladiadores o los más experimentados. También existía un cuerpo médico que vigilaba la dieta, ejercicios, masajes y todo lo que requiriese la buena salud de los combatientes. De hecho, Galeno, el famoso médico griego, estuvo en una escuela de gladiadores en Pérgamo. Prepararse para soportar estoicamente la muerte también era parte importante de su formación.
Había dos tipos de gladiadores: por un lado los que iban obligados por una condena judicial o como prisioneros de guerra, los cuales no tenían ningún derecho, y por otro lado los que iban voluntariamente en busca de fama o para pagar sus deudas, los cuales firmaban un contrato (auctoramentum) en el que estipulaban las condiciones de su ingreso. Los condenados solían estar marcados a fuego (stigma) en el rostro u otra parte visible del cuerpo. Aparte de esa distinción, que producía una neta segregación entre ellos, no existían más rangos que los que daban la experiencia y el valor.
En el campamento vivían en pequeñas celdas individuales dispuestas en círculo alrededor del campo de entrenamiento.
En la escena central un mirmillón, que sangra abundantemente del rostro y una pierna, ha arrojado el escudo y levanta el índice en señal de rendición, mientras que el arbitro, de túnica blanca, lo separa de su oponente, un hoplomaco, que victorioso se apoya en su lanza. Mosaico de la Villa de Dar Buc Ammera en Libia.

Todos los gladiadores debían hacer un juramento (sacramentum) de fidelidad a su amo,  que quizás era parecido a éste que nos ha llegado a través de una novela satírica de Petronius (Satyricon, 117):
Y así, para que la ficción permaneciese segura entre nosotros, hicimos un juramento a las órdenes de Eumolpio: ser quemados, atados, golpeados, muertos por espada o cualquier cosa que ordenase Eumolpio. Como verdaderos gladiadores dedicamos religiosamente alma y cuerpo a nuestro señor.
Itaque ut duraret inter omnes tutum mendacium, in verba Eumolpi sacramentum iuravimus: uri, vinciri, verbari ferroque necari, et quicquid aliud Eumolpus iussisset.
Tanquam legitimi gladiatores domino corpora animasque religiosissime addicimus.


Una última cosa: si hubiese plazas libres ¿te apuntarías?

3 comentarios:

  1. Vamos, que era algo así como la Masía del Barça

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  2. Nadie lo hacia por voluntad propia, siempre fueron esclavos que compraba alguien para los circos o pequeñas arenas, ya cuando se consagraban llegaban a la arena del coliseo. En lo personal ni loco lo haría jamás.

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    1. Por el testimonio de leyes romanas, escritores de la época y epitafios de gladiadores sabemos con total certeza que existieron personas libres (ciudadanos nacidos libres) y libertos (esclavos que ya habían conseguido su libertad) que se ponían al servicio de un "lanista" y hacían el juramento de aceptar "ser quemados, atados, golpeados, muertos por espada o cualquier cosa que ordenase" el lanista. Esto era visto socialmente como una infamia y es probable que quienes lo hacían eran mayoritariamente gente joven empujada por deudas (y seguramente algunos insensatos que buscaban un camino rápido al dinero y la fama) o ex gladiadores esclavos que, aunque ya eran libres, no veían más camino que seguir luchando. También existieron los que peleaban sin "auctoramentum" con el lanista: estos solo lo hacían por demostrar su valor, gratuita y ocasionalmente, y en ese caso no era visto como infamante.

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